La Universidad de Chile cuenta con un prestigio consolidado, dada su trayectoria, a nivel nacional e internacional. Sus programas académicos, tanto en su oferta de pregrado, como postgrado buscan cumplir con los estándares y criterios necesarios para ser acreditados por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA-Chile).
Cecilia Dooner Sepúlveda, subdirectora de Aseguramiento de la Calidad del Departamento de Pregrado de la Universidad de Chile sostiene que el aseguramiento de la calidad de los programas es un fenómeno de alcance global y que tiene directa relación con la masificación de la Educación Superior. “El primer valor de un proceso de acreditación y de aseguramiento de la calidad es el sello público de calidad que entregan estos procesos acerca de las universidades y programas de formación que imparten”, dice.
Tres ventajas importantes de este proceso son la transparencia, el cumplimiento de estándares que han sido consensuados por la comunidad académica y la obtención de información actualizada y objetiva, aspectos claves para la toma de decisiones. “Lo importante es que la comunidad académica puede encontrar un momento para de manera sistemática y colectiva mirarse a sí misma y ver donde lo está haciendo bien y donde puede mejorar”, resalta Dooner.
Para Gonzalo Zapata Larraín, sociólogo, doctor en Administración Educacional y académico en la Universidad de Talca, la acreditación es un concepto técnico que involucra una serie de instrumentos de evaluación. Por otra parte, también es un concepto político y sistémico, ya que considera dar gobernanza y autorregular un sistema que ha evolucionado de manera rápida.
“El concepto de quality assurance (aseguramiento de la calidad, en inglés) es particular, porque considera la idea de evaluar y promover la calidad, además de asegurar un mínimo y de dar garantía pública de la misma”, puntualiza Zapata.
U. de Chile comprometida con la calidad
La Universidad de Chile es una de las primeras instituciones de Educación Superior con procesos de autoevaluación para la acreditación, siendo pionera, ya que se anticipó a la primera evaluación y acreditación institucional que fue en 2004. Esto se originó a fines de los noventa con los primeros doctorados de la Casa de Bello. Paulatinamente se fueron incorporando los programas de pregrado.
“Cada vez son más las universidades y programas que incorporan mecanismos internos y externos de aseguramiento de la calidad. Actualmente en nuestra universidad está establecido que las escuelas son responsables de velar por la calidad de sus programas, por ende, deben realizar procesos de autoevaluación de sus programas”, afirma Cecilia Dooner.
Los procesos de autoevaluación que anteceden a una acreditación o certificación de programas consideran distintos tipos de fuentes: documental, por ejemplo, el análisis de la información relativa al programa; informes de gestión, reglamento, decretos de creación, recopilación de documentos que caracterizan y relatan la historia del programa (atributos, perfil de egreso, objetivos de formación, características y modificaciones). Asimismo, información de indicadores duros, por ejemplo, indicadores de deserción/retención, titulación/graduación, empleabilidad, cuerpo académico, entre otros.
También es fundamental la percepción de la comunidad educativa. Algunas herramientas son la realización de encuestas, grupos focales, entrevistas que permitan recoger la impresión de actores internos y externos para levantar una apreciación que describa dónde están los nudos críticos y fortalezas del programa. Finalmente, se debe triangular la información para llegar a un diagnóstico completo y compartido.
Es interesante recalcar que se han ido incorporando en años recientes criterios y estándares nuevos que involucran temas relevantes para las políticas públicas, como equidad de género y convivencia universitaria, entre otros.
Además de estas herramientas enmarcadas en procesos de autoevaluación, la Universidad también aplica instrumentos de percepción de manera sistemática. El Departamento de Pregrado, por ejemplo, cuenta con encuestas de egresados y la encuesta única de admisión. “La Universidad de Chile ha desarrollado herramientas de percepción que van más allá de la autoevaluación y acreditación. El objetivo es conseguir información clave para la toma de decisiones. Esto también es aseguramiento de la calidad”, reflexiona Dooner.
La experiencia en la Facultad
El Prof. Alejandro Álvarez Lueje, director de la Escuela de Postgrado, sostiene que “en la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas nos encontramos en un proceso prácticamente continuo, que involucra tanto las reacreditaciones como las autoevaluaciones correspondientes de los 10 programas de postgrado que impartimos: 5 magísteres y 5 doctorados”.
Lo anterior, persiguiendo como meta siempre alcanzar los más altos estándares de excelencia. Específicamente, las autoevaluaciones son claves en el proceso de mejora continua y el aseguramiento de la calidad de los programas. “En este sentido, los procesos de autoevaluación no solo son relevantes por el análisis propio de la información relativa a cada programa; sino que también porque permiten tener la claridad suficiente de la percepción de los actores relevantes, tanto internos como externos, que contribuyen al desarrollo o son receptores de los/as graduados/as”, complementa el académico.
La directora de la Escuela de Pregrado, Prof. Lorena García Nannig, señala que los programas de pregrado se verán enfrentados a un próximo proceso de acreditación, en el contexto de la nueva Ley de Educación Superior (Núm. 21.091). “Sin embargo, no sabemos cuál de nuestras carreras será elegida como muestra intencionada para continuar hacia su acreditación, por lo que ya hemos asumido el desafío de trabajar en la autoevaluación de las cuatro carreras de forma simultánea en comunidad y de forma integrada para lograr completar las dimensiones, criterios y estándares de calidad necesarios para dicha acreditación dentro de los plazos establecidos, independiente de si alguna de ellas es elegida como muestra intencionada. Además, toda la información sistematizada y analizada será de utilidad para dar continuidad a la gestión interna y cumplimiento a los propósitos declarados en nuestro PDE”, enfatizó.