Bajo la batuta del director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, maestro Rodolfo Saglimbeni, y la dirección coral de Juan Pablo Villarroel, director artístico del Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, Carmina Burana, la obra sinfónico coral más importante del siglo XX, regresa para recorrer distintos espacios públicos del Gran Santiago. Ambos elencos darán vida nuevamente a esta grandiosa composición, con más de 150 artistas presentes en el escenario, en emblemáticos espacios de las comunas de Puente Alto, Estación Central, Maipú y Santiago junto a Providencia.
Escrita por el músico alemán Carl Orff, la obra se basa una serie de cantos medievales que contenían poemas sobre el amor, el placer, el clero y la vida social. Escritos por monjes jóvenes o empobrecidos, los textos se referían de manera sarcástica a las autoridades y la Iglesia, celebrando los goces de las tabernas y la lujuria, entre otros. Los poemas, encontrados a principios del siglo XIX, fueron musicalizados entre 1935 y 1936, dando vida a una de las obras más famosas de todos los tiempos, cuya fuerza no deja indiferente, mientras su sonoridad evoca un pasado medieval germano atractivo. Estrenada en Frankfurt el año 1937, se convirtió de inmediato en un éxito que se ha replicado hasta hoy, siendo una de las más programadas en todo el mundo.
El director del Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, Juan Pablo Villarroel, señala que “hay un montón de hechos, desde la partitura hacia el universo no musical, que hace que uno la reconozca sí o sí”. Junto con ello, la destaca también como una de las piezas favoritas de la audiencia, señalando que “atrae mucho por su ritmo, es entretenida, tiene mucha energía y es fácil de oír para el público”.
La obra corresponde a una cantata, es decir, una composición para instrumentos más coros y cantantes solitas, que en esta ocasión serán la soprano Tabita Martínez, ganadora de numerosos premios y reconocimientos tanto en Chile como en el extranjero; el contratenor Moisés Mendoza, integrante estable de la Camerata Vocal de la Universidad de Chile; y el barítono Patricio Sabaté, cantante de vasta trayectoria, premiado como “Mejor Solista Nacional” por el Círculo de Críticos de Arte de Chile en los años 2009 y 2014.
Dramática, emotiva, persuasiva y pegajosa, Carmina Burana se traduce como “Canciones de Bergen”, que corresponde al lugar de Alemania donde se consiguieron los textos. El maestro Rodolfo Saglimbeni, comenta que “lo curioso de estos poemas es que hablaban del amor libre, de la naturaleza, el placer, el vino, el engaño, pues estos monjes se habían fugado y escribían sobre estos temas que, desde luego, estaban prohibidos”.
Entre algunas de sus primeras líneas, se puede leer “Destino monstruoso y vacío, una rueda girando es lo que eres”. El director titular de la Sinfónica Nacional añade que se trata de una obra “de gran fuerza, que -por sobre todo- habla de cómo el destino de las personas está regido por los caprichos de la fortuna, donde la moraleja sería que, ante un futuro tan impredecible, lo más inteligente es disfrutar la vida mientras se pueda”.
En ella, el barítono invita a deleitarse con los placeres carnales en primavera, mientras uno de los coros alerta sobre los riesgos de los excesos y cómo al interior de un bar las personas esperan la oportunidad para robar. Por su parte, la soprano encarna a una joven que anhela el amor, mientras el tenor personifica a un cisne muerto que relata cómo solía ser hermoso, hasta que un día se lo comen.
Los poemas están escritos principalmente en latín medieval, a pesar de que también hay algunos en alemán con toques de francés antiguo. Comienzan con “Oh Fortuna, variable como la Luna, como ella creces sin cesar o desapareces”, versos que también cierran la obra y que se configuran como la parte más reconocida de ella, siendo ampliamente utilizada en el cine, televisión, publicidad y eventos, además de contar con versiones de música popular.