El 3 de mayo es el Día Mundial de la Libertad de Prensa, fecha declarada por la Unesco para reflexionar en torno al valor de este principio como motor impulsor de la democracia y los derechos humanos. Este año, Chile será la sede oficial de la conferencia académica de la UNESCO, “Salvaguardar la libertad de prensa en medio de la inseguridad periodística: Perspectivas desde el mundo académico", que se realizará en las casas centrales de la Universidad de Chile y de la Pontificia Universidad Católica el próximo 4 de mayo, un evento organizado también junto a OsloMet University, la Universidad de Liverpool y la Universidad de Sheffield.
Ante este hito, y mirando atentamente nuestra realidad local, académicos y profesionales de las comunicaciones abordan la importancia de la libertad de prensa para una sociedad democrática, respondiendo a preguntas como ¿qué entendemos por información de calidad y qué podemos hacer como ciudadanos y ciudadanas frente a la desinformación y garantizar el derecho a la comunicación?
Claudia Lagos Lira, académica de la Facultad de la Comunicación e Imagen de la U. de Chile e investigadora del Núcleo Milenio para el Estudio de la Política, Opinión Pública y Medios en Chile (MEPOP), explica que “la libertad de prensa ha tenido una discusión de qué es lo que entendemos por libertad de expresión primero, que es más amplio. Tiene que ver con los derechos individuales que se consagran desde las revoluciones europeas del siglo XVIII en adelante y nos hablan de la posibilidad y el reconocimiento de los seres humanos y de los individuos a ser capaces de expresar, de configurar nuestras propias opiniones y poder expresarlas sin temor a tener represiones o represalias por lo que opinamos o decimos”, extendiendo el terreno de la discusión más allá del trabajo de la prensa.
No obstante, Lagos indica que el trabajo de quienes se dedican al periodismo es fundamental porque “son profesionales que permiten filtrar en el mejor sentido de la palabra. Permiten jerarquizar, en el mejor sentido de la acción del oficio, cuáles son los temas de relevancia, cuáles son los enfoques a los que necesitamos poner atención para proveer información de calidad a la ciudadanía, para que tomen decisiones”.
Incluso la Declaración Universal de Derechos Humanos es explícita al destacar que el derecho a la libertad de expresión es un requisito previo y considerado “la fuerza impulsora” para el disfrute de todos los derechos humanos. Por ello, Mirna Schindler Alcoholado, periodista U. de Chile y conductora y panelista de "Descabelladas" en UCHILETV, apunta al respeto de la libertad de expresión como un elemento que debe defenderse, y que ante dichos irresponsables o información falsa “la institucionalidad tiene que estar lo suficientemente robusta para regular las acciones que se cometen. Ya sea por una postura anti ética o por una razón política, la razón que sea por la que no es cierto, y que permita la difusión de informaciones falsas que dañan profundamente la democracia”.
Fidelidad en la información
Pero muchas personas confunden opiniones con datos, razón por la que es importante la definición de parámetros para asegurar que la información sea de calidad y fidedigna. Patricia Díaz Rubio, periodista U. de Chile y directora ejecutiva de Wikimedia Chile1, detalla que esta debe ser “verificable, o sea, que se pueda identificar de dónde viene esa información, quién la produjo, en qué contexto se produjo, incluso las condiciones técnicas o materiales para que puedas ir a la fuente primaria y consultar de dónde viene esa información”. De esta forma, el objetivo es asegurar que cada dato pueda tener respaldo de su origen y de su proceso de generación.
Pero son esos procesos los que Lionel Brossi Garavaglia, periodista, académico de la Facultad de la Comunicación e Imagen de la U. de Chile y director del Núcleo Inteligencia Artificial y Sociedad (IA+SIC), indica que están hoy en riesgo. El investigador advierte cómo “ahora estamos en una época donde la inteligencia artificial generativa está produciendo muchísimas posibilidades. Por ejemplo, los periodistas pueden traducir un artículo a cualquier idioma de manera automática, entre otras numerosas posibilidades. Son herramientas que están ayudando al periodismo por un lado, pero -por el otro- también están reconfigurando procesos tradicionales de la prensa que ahora no tienen quizás cabida”.
Brossi indica que estas lógicas de negocio, “donde se busca captar la atención de los usuarios, de las audiencias, ha hecho que muchas veces las noticias se produzcan de manera muy rápida para poder también competir con otros medios y poder competir con las propias redes sociales. Eso hace que se eviten procesos sumamente necesarios para el periodismo, como de verificación, de contextualización del trabajo en profundidad”. Al respecto, Mirna Schindler complementa que “la mayor parte de los medios lo que terminan haciendo es caer en la tiranía del algoritmo, de las redes sociales”.
Buenas prácticas periodísticas para una mejor democracia
Schindler explica que el desafío más grande para los medios actualmente es generar “contenido que permita luchar contra las fake news, que permita entregar información de alta calidad, que logre establecer un estándar mínimo de capacidad de entregar una información que sea creíble y que sea una contribución precisamente a la sociedad y a la democracia”.
Este trabajo no siempre se hace en condiciones seguras o sencillas. Claudia Lagos apunta que existe “violencia en varios países contra la prensa, contra los periodistas, cuyo origen es tanto estatal como paraestatal, así como de organizaciones criminales, y en algunos casos también por parte de la ciudadanía”. A esto se suman amenazas legales con las que se “han sofisticado y agudizado los mecanismos indirectos de persecución y sanción a la libertad de expresión, a la libertad de prensa, y al ejercicio del periodismo”. La protección de esta libertad es clave, agrega, porque “es fundamental garantizar, promover, difundir el derecho a la libertad de expresión y a la libertad de prensa porque son derechos humanos fundamentales que nos ha costado mucho como humanidad reconocer, cuidar y proteger”.
Patricia Díaz, quien también es activista y defensora del acceso abierto a la información y al conocimiento en los entornos digitales, sostiene que debemos “recordar que la libertad de expresión es un derecho humano. Siento que estamos en un contexto donde se ponen en cuestión muchas cosas que consideramos que eran inamovibles, incuestionables. La democracia, por ejemplo, los modelos democráticos. Otra cosa que me llama mucho la atención es una cierta lectura contextual de la libertad de expresión tipo ‘está bien la libertad de expresión, siempre y cuando me caiga bien la persona que lo está diciendo’. La libertad de expresión es para todos, por eso es un derecho humano”.
1: Wikimedia Chile es el capítulo local de Wikimedia Foundation. Fundada en 2011, se constituye como una asociación civil chilena sin fines de lucro cuyo objetivo es promover el acceso abierto al conocimiento, a través de iniciativas, colaboraciones y alianzas que incentiven la participación ciudadana en Wikipedia y los demás proyectos digitales hospedados por Wikimedia Foundation.