No cabe duda que el cambio climático es una realidad que impacta no solo en el medioambiente, sino también en la salud y seguridad de los trabajadores (SST). Fenómenos como el aumento de las temperaturas, la exposición a la radiación ultravioleta y los eventos climáticos extremos representan riesgos adicionales a los que se enfrentan los trabajadores en distintos sectores económicos. Es fundamental implementar estrategias de mitigación de riesgos adaptadas a cada lugar de trabajo y comprender a fondo las amenazas medioambientales para evaluar y gestionar adecuadamente los riesgos en materia de seguridad y salud laboral.
El cambio climático afecta la seguridad y la salud de los trabajadores, asociado al aumento de las temperaturas, la exposición a la radiación ultravioleta, el contacto con patógenos, la contaminación del aire y el clima extremo, ya que pueden incrementar los riesgos existentes o generar otros nuevos, como trastornos relacionados con el calor, enfermedades transmitidas por vectores y agua, accidentes, alergias y cáncer (ANSES, 2018). En nuestro país, en los últimos años, adquiere mayor relevancia en trabajadores que realizan actividades en la agricultura, minería, silvicultura, construcción, entre otras. Por lo tanto, las estrategias de mitigación de riesgos deben adaptarse a la diversidad de la población activa y a los peligros de cada sector económico. Es necesario comprender a fondo las amenazas del cambio climático para la SST para evaluar y gestionar adecuadamente los riesgos (SST wiki, 2023).
Respecto al aumento de las temperaturas, este es un tema que en los últimos años ha adquirido mayor importancia para la SST. El calor extremo puede afectar la concentración y causar fatiga mental, deshidratación, agotamiento, alterar el ritmo cardíaco, enfermedades respiratorias y renales, y potencialmente golpe de calor, agotamiento y síncope, si el cuerpo no puede mantener su temperatura habitual (Parsons, 2014; Varghese et al., 2018; EEE, 2022; EU-OSHA, 2023b; OSH wiki, 2023;). Por otra parte, una mayor exposición al calor fuera de las horas de trabajo puede impedir que los trabajadores se recuperen adecuadamente del estrés térmico entre turnos de trabajo, especialmente si no cuentan con sistemas que le permitan controlar dicha exposición (Hansen et al., 2013). En ciertas regiones de nuestro país, es posible que sea necesario modificar los patrones de trabajo para evitar las horas más cálidas y soleadas y el trabajo nocturno podría aumentar a modo de compensación.
Por otro lado, las personas que trabajan con carga solar también corren el riesgo de una mayor exposición a la radiación Ultra Violeta bajo un clima cambiante, lo que aumenta el riesgo de quemaduras solares y, en última instancia, cáncer de piel. En Europa, se ha visto que estos corren más riesgo de cáncer de piel que los trabajadores que ejecutan sus labores al interior de una empresa, con un tipo de piel similar (Trakatelli et al., 2016). La exposición directa a la radiación solar también puede afectar el rendimiento moto-cognitivo (Piil et al., 2020) y aumentar el riesgo de lesiones.
Se prevé que los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones e incendios forestales, aumenten en número, severidad e intensidad a nivel mundial y puedan causar lesiones y muertes. Las condiciones climáticas severas pueden aumentar el riesgo de asfixia, quemaduras, congelación y, en el caso de los trabajadores de emergencia de primera línea (bomberos, socorristas, rescatistas, etc.), los riesgos de gases tóxicos, explosiones, calor extremo y lucha contra incendios. No cabe duda entonces que los impactos físicos, los peligros climáticos, también afectan la salud mental de los trabajadores (Schulte et al., 2016; Dasgupta et al., 2021; OMS, 2022).