Lo denominan el “oro azul” debido a su característico color azul y por ser un metal ferromagnético muy apetecido por sus propiedades. “El cobalto -químicamente hablando- es un elemento de transición en la tabla periódica. Es un metal, tiene propiedades parecidas al níquel y al hierro”, detalla el profesor Fernando Valenzuela Lozano, académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, quien destaca que, “actualmente, la tonelada de cobalto está entre 25 mil a 30 mil dólares”.
En Chile no existen minas de cobalto, a diferencia del Congo, que es el primer productor de este elemento a nivel global. Sin embargo, afirma el profesor Valenzuela, Chile podría llegar a ser el segundo o tercer productor de cobalto en el mundo debido al potencial del recurso disponible en los relaves mineros. El académico indica que existe una gran cantidad de cobalto diseminado en los relaves mineros, que son pasivos ambientales que deja la industria minera. “Por cada kilo de cobre, hay 99% que se van a los relaves, convirtiéndose en un residuo, en un problema ambiental”, señala Valenzuela. Y en los relaves no solo hay cobalto, también hay presencia de oro, plata, antimonio, molibdeno, renio, cobre y wolframio.
¿Por qué hoy se está hablando tanto del cobalto? La principal razón tiene que ver con el desarrollo de la electromovilidad, es decir, el uso de vehículos eléctricos, los cuales requieren para su funcionamiento baterías de ion litio. Un componente fundamental de estas es el cobalto, mineral que se característica por su resistencia a las altas temperaturas. Esta propiedad, en definitiva, es la que permite a las baterías de ion litio ser mucho más durables y pequeñas.
“El cobalto se usa también para fabricar motores de avión, acero de buena calidad y bolas de molienda. Sin embargo, su demanda se disparó con la electromovilidad”, explica el académico del Departamento de Ciencia de los Alimentos y Tecnología Química de la Universidad de Chile. Valenzuela, además, actualmente trabaja en el Laboratorio de Operaciones Unitarias e Hidrometalurgia, donde desarrolla metodologías para recuperar tierras raras, lantánidos y también cobalto de los relaves mineros.
Vías de extracción
Extraer cobalto de relaves mineros es una forma de recuperación amigable con el medioambiente, ya que se está haciendo uso de un residuo que se acumula. Al interior de los relaves no es necesario moler, lo que evita incurrir en un gasto que es costoso. “Un tercio de producir una libra de cobre es por gasto de molienda”, detalla el profesor Fernando Valenzuela para dar cuenta del beneficio económico que representa la explotación de estos desechos de la minería tradicional.
En Chile, existen pequeños depósitos de cobalto en las regiones de Coquimbo y Atacama, pero el profesor Valenzuela destaca que es más eficiente y económico aprovechar los relaves mineros que abundan a lo largo de nuestro país. Este es el objetivo también de un proyecto en el que participa Brian Townley, investigador del Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC) de la Universidad de Chile, que busca recuperar el cobalto desde los relaves mediante la biotecnología.
“El cobalto es el elemento del futuro. En Chile tenemos la tríada: cobre, litio y cobalto, los tres indispensables para la electromovilidad”, destaca el profesor Valenzuela, quien detalla que el “oro azul” se puede someter a dos procesos: la biohidrometalurgia, que usa microorganismos para disolver la perita de hierro, y otra es la hidrometalurgia, donde se ponen en solución todos los metales del relave utilizando ácido sulfúrico. Este último proceso es una operación unitaria de lixiviación de un relave. En el caso de la hidrometalurgia se somete a un segundo proceso, también de operación unitaria, denominado extracción por solventes, en el que se usa un extractante específico para el cobalto.