Integrante de subcomisión para la acreditación institucional

Ximena Azúa: “La Chile ha tenido una larga tradición de aseguramiento de calidad”

Entrevista a profesora Ximena Azúa sobre aseguramiento de la calidad
La profesora Ximena Azúa es académica del departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales, senadora universitaria y este año ha integrado la subcomisión de aseguramiento interno de la calidad en el proceso de autoevaluación para la acreditación institucional.
La profesora Ximena Azúa es académica del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales, senadora universitaria y este año se integró a la subcomisión de aseguramiento interno de la calidad en el proceso de autoevaluación para la acreditación institucional.
"Creo que en la medida que (el proceso de autoevaluación) es masivo y que llega a más personas se establece una responsabilidad respecto del quehacer colectivo e individual”, opina la prof. Azúa
"Creo que en la medida que (el proceso de autoevaluación) es masivo y que llega a más personas se establece una responsabilidad respecto del quehacer colectivo e individual”, opina la profesora Azúa.
A juicio de la académica de Facso, "hoy día el énfasis en la inter y en la transdisciplina es una discusión que está rodeando a distintas facultades y generando grupos que antes uno no se hubiera imaginado, pero que se hacen necesarios respecto de los requerimientos de la sociedad actual".
A juicio de la académica, "hoy día el énfasis en la inter y en la transdisciplina es una discusión que está rodeando a distintas facultades y generando grupos que antes uno no se hubiera imaginado, pero que se hacen necesarios respecto de los requerimientos de la sociedad actual".

La profesora Ximena Azúa es académica del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales, senadora universitaria y este año se integró a la subcomisión de aseguramiento interno de la calidad del proceso de autoevaluación para la acreditación institucional. Estas subcomisiones se constituyeron el pasado mes de enero y han estado trabajando constantemente en analizar información para evaluar a la Universidad y situarla en los distintos niveles de logro.

La académica está convencida de que cada proceso de acreditación genera un nuevo diseño y organización que da cuenta de los avances de la Universidad y de los requerimientos de la Comisión Nacional de Acreditación. “Lo importante, a mí parecer, es la masividad, porque cada una de las subcomisiones son grandes, lo cual hace que no solamente podamos conversar y discutir desde distintas disciplinas, sino que también conocernos, porque en la Universidad muchos colegas están en sus laboratorios, en sus gabinetes de trabajo, se producen pocas conversaciones, y hoy día lo que necesitamos, a propósito de la interdisciplina, de la transdisciplina, es una mirada más global”.

Respecto al diseño en torno a este trabajo, “que establece comisiones amplias en las cuales hay responsables, pero todos podemos leer y opinar sobre la documentación que se está escribiendo, hace que sea un proceso muchísimo más participativo de lo que fueron los primeros y, en ese sentido, también asegura una cultura de la calidad. Creo que en la medida que es masivo y que llega a más personas se establece una responsabilidad respecto del quehacer colectivo e individual”. 

- ¿Cuál es el valor que le asigna a que la Universidad esté autoevaluándose este año?

Primero, hay que decir que el ejercicio de reflexionar sobre el quehacer de la Universidad es muy importante. Y eso, que hoy está institucionalizado, ha sido una práctica desde siempre. Porque antes de que existiera el sistema de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), nosotros teníamos medidas de aseguramiento de la calidad en pregrado y postgrado. Hoy nos miramos en su conjunto y en su totalidad, y eso hace estar en una mejora continua.

- ¿Podría detallar de qué manera se aseguraba la calidad antes de la CNA?

Fluía básicamente desde la Vicerrectoría Académica, tanto de la dirección de Pregrado como de Postgrado. Cuando había programas nuevos, siempre se generaban comisiones de revisión, de análisis y también se veía cómo iban avanzando y eso se hacía rutinariamente. Lo que hace el sistema de acreditación institucional es que pone a toda la institución en tensión respecto de esto y además es una mirada de afuera. En el caso del postgrado, antes de que existiera la ley de aseguramiento de la calidad, nosotros invitábamos a pares externos para que miraran los programas cuando los estábamos creando. O sea, La Chile ha tenido una larga tradición de aseguramiento de calidad. Hay que decir que hoy los procesos son mucho más robustos que los primeros.

- ¿Qué beneficios tiene esta mirada a la Universidad todos juntos y al mismo tiempo?

No solamente es conocer lo que hacen las otras, los otros, sino también mirar qué cosas pueden mejorarse de manera continua y qué puede cambiar, porque efectivamente el hoy es cada vez más dinámico. Diría que el pregrado es mucho más conservador en términos de carrera, son muy pocas las nuevas carreras que surgen, la oferta es relativamente estable, pero en el caso del postgrado y del postítulo es tremendamente dinámico. Además, nosotros tenemos un postgrado muy amplio, quizás el mayor de todo el sistema, y eso va generando también una necesidad de aseguramiento de calidad más continuo que las carreras de pregrado, salvo medicina y pedagogías. En ese sentido, creo que es muy importante poner en tensión, cada cierto periodo, a toda la institución.

- ¿Cuáles han sido los principales avances de la Universidad a través de sus acreditaciones?

Podría decir que un avance ha sido el fortalecimiento de las pedagogías. Ellas han sido una deuda desde el advenimiento de la democracia y hemos ido poco a poco reforzándolas, hemos ido creciendo, hay nuevas propuestas de carreras de pedagogía que van a surgir a la brevedad, espero. 

Otro tema tiene que ver con la consolidación de espacios de mayor participación triestamental como el Senado Universitario, que ya está consolidado, que funciona y tiene discusiones fuertes, interesantes, apasionadas, pero que también se debe a una comunidad en el sentido de establecer no solamente la reglamentación, mirar los nuevos programas, sino también respecto de las políticas que se van generando y eso también es muy importante en cuanto a una universidad viva, en la cual participan todos sus estamentos. 

Por otro lado, hoy día el énfasis en la inter y en la transdisciplina es una discusión que está rodeando a distintas facultades y generando grupos que antes uno no se hubiera imaginado, pero que se hacen necesarios respecto de los requerimientos de la sociedad actual.

- ¿La inter y la transdisciplina podrían ser nuestro gran desafío hacia el futuro? 

Creo que sí, porque efectivamente la sociedad actual pone su mirada allí. Por ejemplo, cómo la ingeniería conversa con el Instituto de Comunicación e Imagen respecto a generar alianzas con productos que surjan de ambos. Desde las ciencias sociales, cómo la sociología y las áreas de la salud piensan la manera de impactar a la sociedad. En fin, son una serie de cuestiones que tienen que ver con el modo de trabajar y de mirar sociedades que son más complejas que las de antes.

Otro desafío importante es lograr que los programas de doctorado puedan internacionalizarse, sobre todo con América Latina, porque tenemos problemas similares y capacidad de trabajar juntos. 

Creo que también un desafío mayor es avanzar en temas de racismo. Hoy en día tenemos situaciones de violencia respecto de aquello. Entonces, temas de convivencia democrática y diversa son fundamentales para tener una sociedad más abierta, inclusiva y respetuosa. También creo que tenemos que ampliar la cobertura en la formación inicial de profesores, porque todavía nosotros no impactamos a nivel de sistema. Creo que una universidad compleja como esta puede aportar mucho a la educación.