Literatura

Revolución: una crónica de no ficción

Revolución: una crónica de no ficción

El monumento del Che Guevara, diseñado por el artista Praxíteles Vásquez Urzúa, fue inaugurado en 1970 durante el gobierno de la Unidad Popular en la comuna de San Miguel en el paradero 6 de Gran Avenida, bajo el mandato de su alcalde Tito Palestro. En 1973 la estatua sufrió un atentado explosivo que desprendió la cabeza de la figura del líder cubano, acción ejecutada por el Frente Nacionalista Patria y Libertad y la Juventud del Partido Nacional. Posterior al golpe militar, el 16 de septiembre del mismo año, la obra fue sustraída por una patrulla de uniformados que la trasladó a un lugar desconocido, sin saber sobre su paradero hasta la actualidad.  

El periodista y escritor Juan Pablo Meneses –quien imparte los cursos de Electivo de Especialización de Ensayo Periodístico y el Electivo de Especialización de No Ficción en FCEI– se enteró del hecho a través de las publicaciones de la noticia en los medios de la época, como El Mercurio. Al notar que la historia de la estatua del guerrillero estaba en el olvido decidió investigar. Cuando se cumplieron 50 años de la inauguración de la obra, en 2020, le presentó la idea a BBC, pero tuvo que detener su realización producto de problemas de salud que le afectaron a causa del Covid. En 2022, luego de la publicación de su novela Una historia perdida, recibió un interés de los lectores por conocer los hechos descritos en el libro, uno de ellos hablaba de la desaparición del monumento en San Miguel. 

Una denuncia que traspasó la ficción

La historia es protagonizada por Juan y Celia, dos guionistas que están escribiendo una serie documental sobre la construcción de la estatua de el Che Guevara en Chile, por consecuencia descubren el hecho de su sustracción y su misteriosa desaparición que se encuentra sin respuesta. A partir de este relato, el escritor Meneses cuenta que siguió el caso y realizó una denuncia formal por la falta de información respecto al paradero de dicha obra, lo que considera el punto más radical de su carrera como periodista. 

-¿Cuál es su relación con los personajes del libro?

-Es raro porque en general muchos autores de novela dicen “el personaje está inspirado en mí” y  en este caso es al revés, yo me inspiré del personaje. Hice la denuncia que se le ocurrió a un personaje de ficción, sin saber que yo iba a terminar haciendo la primera en más de 50 años por la desaparición de una obra que tenía un valor artístico y político muy importante. 

-¿Cómo fue el proceso de tramitación de la acusación?

-Fue a finales del año pasado. Fui al Consejo de Monumentos Nacionales ubicado en el Palacio Pereira. Lo que ocurre es que cuando uno denuncia una desaparición de un monumento, te preguntan quién es el culpable de la desaparición y yo puse que a partir de artículos de prensa publicado en esa época, mencionando la fecha, el lugar y el medio, el culpable sería el Ejército de Chile. Pongo la dirección del Ejército, pongo todo para que se haga una investigación y la primera respuesta que tengo del Consejo de Monumentos, después de que tuve una reunión y que me llamaron, era que había pasado mucho tiempo para hacer esa denuncia, sin embargo, la ley de robo de estatua o desaparición no vence nunca. Monumentos Nacionales no quiso y no ha querido hasta ahora preguntar a quienes yo denuncié, siendo que hay un funcionario del Ejército dentro del Consejo. 

Una figura popular 

Ernesto Guevara, más conocido como el Che Guevara, fue un médico, político, guerrillero, escritor, periodista y revolucionario comunista argentino nacionalizado cubano; uno de los principales ideólogos y comandantes de la Revolución cubana. Juan Pablo Meneses aborda su representación desde el fetichismo existente sobre su trascendencia, en que a lo largo de los años se ha configurado como una imagen popularizada en diversos contextos globalizados.

-¿Por qué escribir sobre una figura como el Che en la actualidad?

-Me interesa el Che Guevara chileno, me interesa el de San Miguel, porque termina siendo el primer Che Guevara materializado del mundo. Durante bastante tiempo fue el latinoamericano más importante, aún es una figura conocida a nivel global y descubrir que parte de esa mitología, parte de ese fetichismo a su figura, de ese endiosamiento a su persona, de esa literatura que se ha hecho en torno a él, a favor y en contra, nació en el paradero 6 de la Gran Avenida y mucha gente no lo sabe. Eso me llamaba la atención, un interés Guevarista en el nuevo sentido de la palabra y que en el libro lo hablo, que es un sistema de este ícono pop mundial. Por ejemplo, explico lo que le ocurrió a Gary Medel con el primer tatuaje que se hizo cuando jugaba en Universidad Católica, que fue del Che Guevara. En entrenamiento le dijeron: “Gary te hiciste el tatuaje de el  Che y él respondió ‘¿de quién?’”. Él se lo había hecho porque era el mismo tatuaje que tenía Maradona, sin saber ningún significado político. Finalmente en eso se ha convertido la figura de el Che a lo largo de los tiempos, su imagen se proyecta tanto y se multiplica tanto que pierde su valor incluso ideológico para transformarse en una figura que cada uno le dará su propio significado.

- ¿Cómo proyecta la llegada de su libro a los lectores?

-¿Cómo pasó esto y cómo nunca supimos?” Esto es lo primero que me comentan. Cómo en plena Gran Avenida había un monumento de 10 metros de alto de el Che y una gruta con la idea de transformarlo en una especie de mesías. Había todo un debate en esa época entre los movimientos de izquierda católicos que querían decir que Jesús era latinoamericano y los grupos más radicales decían que el verdadero Jesucristo era el Che Guevara, había un cruce ahí. Entonces me interesa que los lectores se enfrenten a esa historia, que ahora parece tan lejana, que parece realmente de otro mundo o de otro planeta y que de repente la puede estar leyendo gente que vivió toda su vida ahí, que su papá vivió cerca o que su abuelo es de ahí y se dan cuenta que esa historia tan insólita tuvo mucho más que ver con ellos, que lo que se espera.