Destacan su formación de nuevos especialistas para la región

Dra. Verónica Mericq, Maestra de la Endocrinología Pediátrica Latinoamericana

Dra. Verónica Mericq, Maestra de la Endocrinología Pediátrica
La doctora Verónica Mericq al agradecer el nombramiento como Maestra de la Endocrinología Pediátrica Latinoamericana
La doctora Verónica Mericq al agradecer el nombramiento como Maestra de la Endocrinología Pediátrica Latinoamericana
Las doctoras Francisca Grob, presidenta del Congreso SLEP 2024; Verónica Mericq y María Isabel Hernández.
Las doctoras Francisca Grob, presidenta del Congreso SLEP 2024; Verónica Mericq y María Isabel Hernández.

De esta forma, la doctora Mericq se transformó en una de los dos especialistas del país en recibir este nombramiento, junto al doctor Fernando Cassorla, también del Idimi, quien lo obtuvo en el 2016.

“Su trabajo, particularmente en los tópicos de adrenarquia prematura, niño pequeño para la edad gestacional y riesgo de síndrome metabólico durante la vida postnatal, puso un nuevo estándar de excelencia al interior de nuestra comunidad”, dice el doctor Raúl Calzada, director de la Sociedad de Endocrinología Pediátrica Latinoamericana, respecto de esta distinción, cuyo objetivo es relevar la contribución de quienes han formado nuevas generaciones de especialistas e investigadores en el área.

Al respecto, la doctora Mericq —quien fue presentada por la doctora María Isabel Hernández, del Instituto de Neurocirugía— reflexiona que “mi carrera universitaria y académica me ha dado la oportunidad de desarrollar mi deseo de contribuir a la ciencia, formándome y formando a quienes vienen detrás, que hacen una enorme contribución con sus preguntas y con la docencia que les entregamos. Eso para mí ha sido fundamental, porque escuchar a cada uno de nuestros nuevos becados y las preguntas que van surgiendo a raíz del contacto día a día con los pacientes, me ha permitido no sólo desarrollar mi investigación, sino también hacerlo junto a ellos, por lo que ha sido un proceso compartido”.

Pese a ello, añade, tiene claro que no es una carrera para todos; en ese sentido, recuerda que “el año 2000 tuve un alumno del Programa de Doctorado en Ciencias Médicas muy destacado, cuando estaba haciendo mi primer proyecto Fondecyt Regular. Cuando terminó su formación me agradeció muchísimo y todo, pero me dijo que “la verdad es que no quiero su vida”, y no se dedicó a la endocrinología ni a la pediatría, sino que a otra especialidad y trabaja en el sector privado. Eso también muestra que este camino no es para todo el mundo, hay que tener mucha pasión, mucha vocación y ganas de enseñar, pero a su vez conciencia de las dificultades que hay en la carrera académica. Es esa pasión la que me ha permitido llegar adonde estoy, aunque probablemente he sacrificado aspectos de la vida económica o de la vida social, pero porque me entretiene mucho y yo creo que eso lo que trato de transmitir a los becados”.

Así, más de una docena de quienes han sido sus discípulos hoy se dedican a la generación de nuevo conocimiento: “A lo largo de su formación como especialistas tienen que hacer un trabajo de investigación, y ellos han hecho su contribución conmigo, a través de las líneas en las cuales los he dirigido. Y eso ha sido muy gratificante, ver cómo van descubriendo, escribiendo, cómo van creciendo en esas áreas. Si bien no todos quieren ser académicos, es importante que durante su beca adquieran esta mirada con ojos críticos de la especialidad; primero, para analizar lo que ya está publicado, y segundo, para saber cómo podemos aportar en el descubrimiento de nuevas preguntas, que siempre van surgiendo”.

¿Usted ve que en estas nuevas generaciones se mantenga la curiosidad como motor fundamental?  

Esa es parte de la labor que hacemos en el Policlínico, viendo pacientes todos los días, porque no se trata de copiar, pegar y seguir con lo mismo: es preguntarse cada vez si podemos hacer algo nuevo, si hay algo que no sepamos, si hay nuevas respuestas.  En ese sentido la docencia directa es muy interesante, porque es muy motivadora; en un policlínico de 20 pacientes salen por lo menos tres o cuatro preguntas de las cuales no tenemos la respuesta… o que quizás antes tuvimos la respuesta, que aplicábamos como una verdad absoluta, pero cuando el conocimiento avanzó, surgió nueva evidencia y hay que volver a aprender. Así es como, incluso, cuatro de nuestros becados procedentes de Colombia ya se encuentran en su país trabajando con mucho éxito en su especialidad.

¿Usted ve la formación en investigación como una herramienta básica para ejercer en el área clínica con una mirada crítica?

En ese sentido creo que fui muy afortunada, porque al terminar el segundo año de la carrera de Medicina pude ir a hacer investigación al National Institute of Health de Estados Unidos, y luego como investigadora invitada en la unidad de Endocrinología del Desarrollo del NIH, pudiendo exponerme tanto a académicos como a becados valiosísimos, que fueron verdaderos ejemplos a seguir. Además, ellos seguían un modelo en el cual científicos básicos y clínicos trabajaban paralelamente en base a las preguntas que planteaban los pacientes; todo eso dejó una huella muy grande en mi carrera. Por eso creo que hacer la beca y recién entonces exponerse a hacer investigación es un poco tardío, pienso que debiera ser mucho más temprano, para enamorar a los estudiantes de lo que significa buscar respuestas a preguntas que a veces pueden ser súper simples, pero de las cuales aún no hay solución.

¿Su carrera habría sido la misma fuera del idimi?

Claramente no habría sido la misma sin tener cerca la conversación cruzada con científicos básicos; no habría podido hacer lo que hago ni crecer como hasta ahora. Este modelo es realmente muy bueno y creo que muy valioso para la Universidad de Chile. Por eso creo que se debe estimular la carrera académica, no sólo desde los recursos económicos, sino que, por ejemplo, apoyando la generación de nuevos proyectos con diversos fondos, o la publicación de trabajos en revistas internacionales, cuyo costo es cada vez más alto, lo que coarta las posibilidades de mandar papers. Si hubiera una mejor infraestructura y mejores apoyos financieros sería al menos un aliciente.

Actualmente, la doctora Mericq sigue trabajando en adrenarquia prematura; es decir, ahondando en las causas de la aparición de las señales físicas propias de la adolescencia, como el vello púbico y axilar, o el olor corporal, antes de los ocho años en niñas y de los nueve años en varones. “Hemos ido resolviendo preguntas concretas en cada uno de los proyectos previos, viendo el impacto en la maduración gonadal y puberal de las niñas; así como un estudio genético donde vimos cuáles variantes podrían estar asociadas a este proceso. También hemos hecho investigaciones de epigenómica, viendo variantes de algunas enzimas que difieren en su expresión en las personas que tienen adrenarquia prematura, Ahora nos vamos a abocar a estudiar esta condición en varones, tanto desde el punto de vista puberal como del metabólico; y también haremos un estudio de metabolitos de que identifiquen a niños que podrían hacer adrenarquia prematura, en conjunto con la doctora Christa Fluck de la Universidad de Berna, en Suiza”.