El Prof. Igor Lemus Gutiérrez nació en la ciudad de Valparaíso el 1º de febrero de 1937 en una familia que siempre tuvo una gran curiosidad por la ciencia, el arte y la educación.
Hijo de Roberto Lemus Zamora, un hombre que dejó una huella significativa en Igor como escritor. También fue miembro de Carabineros de Chile. “Siempre fue una figura de gran disciplina y dedicación, lo que influyó mucho en mi forma de ver el trabajo y el compromiso con la sociedad”, sostiene el Prof. Lemus.
Su madre, María Gutiérrez, oriunda de Antofagasta, fue cantante de ópera. “Su amor por el arte y la música llenó mi hogar de creatividad y pasión por la cultura. Tengo dos hermanos, Natacha e Iván, con quienes compartimos una infancia llena de estímulos tanto intelectuales como artísticos”, agrega.
“Desde muy pequeño estuve rodeado de libros y discusiones sobre temas filosóficos, lo que despertó en mí una gran fascinación por aprender. El hecho de haber crecido en una ciudad donde la investigación científica es valorada, como Santiago, me impulsó a seguir una carrera en el área de la salud”, narra.
El Prof. Igor Lemus estudió la carrera de Química y Farmacia en la Universidad de Chile, titulándose en 1966. “Fue una experiencia muy enriquecedora que no solo me proporcionó una sólida formación en ciencias, sino que también me permitió desarrollar una pasión por la investigación farmacológica. La Universidad de Chile es una institución de gran prestigio en nuestro país, y tuve la oportunidad de aprender de destacados profesores que alimentaron mi interés por el estudio de los medicamentos y su impacto en la salud pública”, relata.
De su matrimonio con Mónica Ruiz, nació su hija Francesca Lemus.
Llegada a la Facultad
“Guardo muy buenos recuerdos de mi tiempo en la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile. Fueron años intensos de dedicación y estudio, pero también de grandes aprendizajes y experiencias personales”, detalla.
“Recuerdo las largas jornadas, donde aprendí a apreciar el rigor científico y el valor del trabajo en equipo. Además, formé amistades muy valiosas con compañeros y alumnos que hoy son profesionales destacados en diversas áreas. Los alumnos que tuve han sido y son en la actualidad una fuente constante de inspiración, y hoy en día son destacados profesionales que brillan no solo por su conocimiento, sino por su dedicación al avance de la ciencia y otros campos en nuestro país”, afirma.
“Durante mis años de estudio en la Universidad, comencé a hacer clases de Química y Física en el Colegio Santa Teresita. Siempre sentí una afinidad especial por la pedagogía, y enseñar en el colegio me dio la oportunidad de descubrir cuánto disfrutaba compartiendo conocimientos y motivando a otros”, dice.
“Tiempo después, me ofrecieron hacer clases en la Facultad, una oportunidad que acepté con entusiasmo y que se transformó en un compromiso de vida. Me quedé allí durante 53 años, disfrutando cada momento de poder formar a nuevas generaciones y transmitirles la pasión por la ciencia”, añade.
“La enseñanza, para mí, ha sido una vocación tan importante como la propia investigación, y ser parte de la Facultad hasta mis últimos días laborales es un recuerdo y una satisfacción que atesoro profundamente”, manifiesta.
Algunas de las asignaturas que tuvo a su cargo son: Farmacología, Farmacodinamia, Farmacodependencia, Fitoterapia, Psicofarmacología y Marketing Farmacéutico. Hasta el momento de su retiro voluntario en el año 2022, el académico estuvo adscrito al Departamento de Química Farmacológica y Toxicológica.
“Para muchos en la Universidad, soy conocido como "El Maestro" y una parte fundamental de mi vida en la Facultad fueron mis perritos. Hasta mis últimos momentos en la Escuela, me preocupé por ellos y de concientizar sobre el amor y la preocupación que siempre he tenido a los animales. Sin duda, esos años en la Facultad fueron fundamentales en mi vida. Fue Mi VIDA...”, complementa.