¿Los trabajadores y trabajadoras tienen algún margen de autonomía para opinar o decidir sobre las tareas a desempeñar, los tiempos y ritmos a seguir, las metas a conseguir? ¿Qué implicancias tiene esta situación para su salud?, estas fueron las principales interrogantes que se buscó abordar en este intercambio entre la academia y el sindicalismo, que reflexionó sobre cómo estas prácticas funcionan concretamente, develando así aspectos positivos, limitantes y ambigüedades que pueden impactar en la salud de los y las trabajadoras.
En el marco de esas interrogantes se desarrolló el conversatorio “Participación directa de trabajadores y trabajadoras y riesgos laborales psicosociales”, encuentro moderado por Patrizio Tonelli, académico del programa de Salud Ocupacional de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, quien destacó la necesidad de integrar la participación laboral como un elemento fundamental en la gestión de riesgos psicosociales. “Cuando hablamos de participación, debemos considerar tanto las dinámicas horizontales como los compromisos de liderazgo desde las direcciones, asegurando que las decisiones beneficien a los trabajadores y sus entornos laborales”, señaló. Tonelli subrayó la importancia de generar espacios de reflexión y acción que combinen perspectivas científicas y sindicales para abordar los desafíos del mundo laboral actual.
Desde España, Clara Llorens Serrano, del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS-CCOO), presentó su trabajo sobre las prácticas de participación directa como herramientas para mitigar los riesgos laborales. Llorens explicó que estas prácticas permiten enriquecer tareas simples, promover la colaboración y reducir la exposición a modelos obsoletos como el taylorismo, aún presentes en sectores como la industria y los servicios. Subrayó que una representación sindical activa es esencial para garantizar que estas prácticas se implementen de manera efectiva y se eviten efectos adversos, como el aumento de la carga laboral. “La negociación de las condiciones de participación y su seguimiento son clave para construir entornos laborales más saludables”, concluyó.
Finalmente, Llorens reflexionó sobre la naturaleza de la participación directa, subrayando que, si bien "no cambia la estructura básica de poder ni cuestiona la prerrogativa empresarial", puede tener un impacto significativo en las condiciones laborales de aquellos más expuestos a riesgos psicosociales. En su opinión, las formas participativas de organización del trabajo tienen un gran potencial para mejorar las condiciones laborales, contribuyendo a una organización más saludable desde el punto de vista de la prevención de riesgos laborales psicosociales.
Por su parte Albert Navarro-Giné, también de la Universitat Autónoma de Barcelona, amplió la discusión sobre los riesgos psicosociales y su impacto en la salud mental, añadiendo un enfoque sobre cómo la participación directa de los trabajadores puede influir en la salud laboral. En primer lugar, destacó que la relación entre los riesgos psicosociales y la salud está ampliamente documentada en la literatura científica, señalando que "la exposición a riesgos psicosociales es dañina para la salud del trabajador y la trabajadora", con evidencia sólida que demuestra un aumento en el riesgo de enfermedades como problemas cardiovasculares y trastornos mentales. Sin embargo, Albert subrayó que la relación entre las prácticas empresariales, como la participación directa, y los riesgos psicosociales aún no ha sido suficientemente explorada, a pesar de que estudios previos, como los realizados por Clara, han demostrado cómo la participación directa puede reducir la exposición a ciertos riesgos, como el control y el reconocimiento en el trabajo.
Finalmente, Navarro presentó los resultados preliminares del estudio, que incluyó a casi 2,000 trabajadores en España. Los datos sugieren que, si bien no existe una relación directa entre ser consultado o delegar decisiones y una mejora inmediata en la salud mental, la participación directa mejora las exposiciones a riesgos psicosociales, lo que tiene un impacto positivo en la salud mental de los trabajadores. Como mencionó Albert, "la participación directa mejora la salud de las personas trabajadoras de forma indirecta, mediada por la mejora que produce sobre las exposiciones a riesgos psicosociales", con un aumento significativo de los trabajadores sanos cuando se permite a los empleados decidir cómo realizar sus tareas.
Realidades nacionales y regionales
Luego de la presentación de los expertos, se desarrolló una mesa de conversación, donde en el ámbito chileno, Guillermo Enríquez, dirigente nacional de la Confederación Nacional de Profesionales Universitarios de los Serivicios de Salud (FENPRUSS), abordó la precarización laboral y los desafíos que enfrentan los trabajadores de la salud pública en Chile. Denunció la sobrecarga laboral, el déficit de personal y la violencia en los espacios de trabajo como problemáticas urgentes que requieren medidas estructurales. Enríquez propuso fortalecer las políticas públicas con contrataciones justas, mayor apoyo institucional y protocolos de seguridad que garanticen entornos laborales dignos. También destacó la importancia de fomentar una participación activa de los trabajadores en la toma de decisiones, promoviendo una cultura más inclusiva y comprometida.
Por su parte, Edwin Soto Arias, representante de la Comisión de Seguridad y Salud en el Trabajo de CONFUSAM, presentó un análisis sobre la violencia en la Macrozona Sur, particularmente en la Provincia de Malleco, Región de la Araucanía. Soto describió cómo las agresiones afectan tanto a pacientes como al personal de salud, especialmente en zonas rurales donde las interrupciones en la atención pueden impactar hasta al 80% de la población. Destacó avances como la implementación de equipos de respuesta psicológica, sistemas de comunicación satelital y capacitaciones de seguridad, enfatizando que estas medidas son esenciales para mitigar la violencia y garantizar la continuidad de los servicios sanitarios.
Finalmente, Nicolás Avendaño, secretario de la Asociación Democrática de Profesionales Universitarios de la Salud (ADEPRUS), cerró las intervenciones destacando la experiencia de Chillán en la gestión de riesgos psicosociales. Avendaño compartió cómo áreas como esterilización y farmacia han implementado modelos participativos que promueven la confianza organizacional y abordan las asimetrías de poder. “La participación activa no solo mejora las condiciones laborales, sino que fortalece el compromiso de los trabajadores y la calidad de los servicios que entregamos”, afirmó.
El cierre estuvo a cargo de Patrizio Tonelli, quien reflexionó sobre los aprendizajes del encuentro y los desafíos pendientes. Agradeció la participación de los asistentes, destacando el rol de la Facultad de Medicina, y en particular de la Escuela de Salud Pública, en la promoción de estos espacios de diálogo, también agradeció la colaboración de todos quienes contribuyeron al desarrollo del encuentro: proyecto INCASI 2 - International Network for Comparative Analysis of Social Inequalities, la Secretaría de Salud de la CUT y el Departamento de enfermería de la Facultad de Medicina. “Nuestro compromiso es continuar impulsando este tipo de iniciativas para construir entornos laborales más saludables y equitativos”, concluyó.
Revisa aquí el registro audiovisual del encuentro
/p>