Las denuncias por abuso sexual en contra de figuras públicas como el exsubsecretario Manuel Monsalve y el exfutbolista Jorge Valdivia, investigaciones que continúan en proceso, han reabierto el debate en torno al consentimiento y la educación sexual en el país.
Para Ximena Azúa, académica del Departamento de Educación y Senadora de la Universidad de Chile, “pareciera ser que el consentimiento es de libre elección, sin embargo, en muchas ocasiones no es así, porque en nuestra sociedad en particular hay relaciones que se establecen en desigualdad de poder”.
La profesora Azúa enfatizó que los estereotipos de género son un factor importante que hay que considerar en esta discusión, indicando que el consentimiento tiene una dimensión estructural y otra relacional. “Es estructural porque hay diferencias genérico-sexuales y priorización de la masculinidad por sobre la feminidad”, explicó
Añadió que estas posiciones desiguales operan fuertemente respecto al modelamiento de niños y niñas, por tanto, “es muy complejo que no hayamos aprobado una educación sexual integral ni que se incluya la perspectiva de género en la formación docente. “Esa es una debilidad de la sociedad chilena, ya que la educación sexual integral en nuestro país no existe, y debería ser ley”, declaró
A propósito, comentó que junto a un grupo de investigadores realizaron un estudio sobre las relaciones al interior de la sala de clases, y concluyeron que quienes más perpetuaban estereotipos de género son los/as educadores/as de párvulo. Cuando se instala que el consentimiento es algo privado hay un error, ya que los roles no son iguales, y estas relaciones desiguales están operando en términos de una masculinidad que siente que es poderosa. En ese sentido, es clave establecer un acuerdo común respecto de cómo educamos a nuestros niños y niñas”, concluyó.
En 2023 la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres registró 51 agresiones sexuales al día. El 86% de las víctimas fueron mujeres y niñas, y el 95% de los agresores, hombres.