¿Qué hemos aprendido sobre los desastres en estos últimos 40 años? Esta es la pregunta transversal que será abordada en un coloquio a desarrollarse el mismo día que se cumplen las cuatro décadas del terremoto del 3 de marzo de 1985. La cita, convocada por el Programa de Riesgo Sísmico y el Centro Sismológico Nacional de la Casa de Bello, y SENAPRED, se desarrollará a contar de las 09:30 hrs. en la Casa Central de la U. de Chile; y contará con la participación de la directora de SENAPRED, Alicia Cebrían; del subdirector del Centro Sismológico Nacional, Mario Pardo; del docente Rodolfo Saragoni; de la geofísica y divulgadora científica María Constanza Flores; y del profesor Jaime Campos, director del Programa de Riesgo Sísmico.
El coloquio “A 40 años del terremoto de 1985: experiencias, aprendizajes y desafíos” es abierto y gratuito a todo público, previa inscripción. Antes de su realización, además, en el frontis de Casa Central U. de Chile estará dispuesto el simulador de sismos de SENAPRED. Esto último, detalla Alicia Cebrían, se debe a que este es “una herramienta educativa clave para que las nuevas generaciones comprendan la magnitud de estos eventos y la importancia de estar preparados como país”.
Una revisión necesaria
Como destaca Alicia Cebrían, “hemos logrado importantes avances en la reducción del riesgo de desastres, como la implementación del protocolo ante sismos y tsunamis, que integra al CSN y al SHOA, así como la promulgación de la Ley 21.364, que dio origen al Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres”. Por ello, sitúa la especialista, “esta conmemoración no solo nos invita a recordar, sino también a reflexionar sobre los aprendizajes y la importancia de la colaboración entre la academia, las instituciones y la ciudadanía”.
Este suceso, agrega el director del Centro Sismológico Nacional, profesor Sergio Barrientos, “después del terremoto del Maule ocurrido en el año 2010 (M 8.8), cuya zona de ruptura se extendió desde Pichilemu hasta la península de Arauco, el terremoto de 1985 (M 8.0) ha sido el más importante ocurrido en el último tiempo en la zona central del país”. Entre sus consecuencias “provocó alrededor de 180 personas fallecidas y daño significativo en la infraestructura”.
Este terremoto, agrega el profesor Jaime Campos, “también generó datos, información y conocimientos, todo un enorme aprendizaje para la sismología e ingeniería sismorresistente y geotecnia. Tras el sismo, grupos organizados de estudiantes de ingeniería de la Universidad de Chile, dirigidos por el entonces profesor Joaquín Monje, realizaron un exhaustivo estudio de terreno sobre el daño en viviendas en la Región Metropolitana. Todo esto en una época difícil, de mucho temor y desconfianzas respecto de las iniciativas y actividades de los estudiantes organizados”.
Terremotos en el centro del país
Puesto en una perspectiva histórica, según detalla el profesor Sergio Barrientos, en la zona central “los primeros documentos mencionan un sismo importante 34 años después de la fundación de la ciudad de Santiago”; luego ocurre el terremoto de 1647 (M ~8½), también conocido como Terremoto de Santiago o Terremoto magno; le sigue el terremoto de 1730 (M ~9¼), “el más grande de la secuencia, produciendo un tsunami que tuvo un gran impacto, afectando incluso las costas de Japón”.
La serie continúa con el terremoto de 1822 (M~8¼), “que es muy interesante porque fue el primer terremoto al que le asociaron levantamientos de la costa”. Le sigue el terremoto de 1906 (M 8.2) -catalizador de la creación del Servicio Sismológico- y finalmente ocurre el de 1985 (M 8.0).
“Todos estos terremotos están separados por intervalos de aproximadamente 80 años, por lo que se cree que los grandes sismos en esta zona obedecen a un modo de ruptura variable, es decir, presentan diferentes longitudes de ruptura -algunas veces ocurren terremotos como el de 1730, y otras veces ocurren terremotos menores, de magnitud más cercana a 8- siempre respondiendo al desplazamiento equivalente acumulado debido a la convergencia de placas. Si esta hipótesis es correcta, estaríamos ahora ingresando a la última mitad de este intervalo”, finaliza.
Cuatro décadas que unen a otras latitudes
El 3 de marzo de 1985, un terremoto sacudió la costa al sur de Valparaíso, afectando brutalmente la zona central de Chile. Ese mismo año, el 19 de septiembre, un gran terremoto ocurrió en el centro, sur y occidente de México, dañando considerablemente la ciudad de México. El 13 de noviembre, el volcán Nevado del Ruiz entró en erupción en Colombia, generando lahares que arrasaron con la ciudad de Armero.
Estos tres desastres fueron devastadores. Fueron también una fuente de aprendizaje a escala regional, una toma de conciencia de nuestra importante exposición a fenómenos geofísicos intensos y de la necesidad de crear capacidades técnicas, científicas y sociales para habitar los diferentes territorios en la región.
A 40 años de estos desastres que marcaron el continente, la U. de Chile se ha propuesto abrir una conversación para promover la reflexión en torno a los aprendizajes de las políticas de reducción de riesgo de desastres y la urgente necesidad de colaborar entre los países de América Latina y El Caribe. Para ello, señalan desde el Programa de Riesgo Sísmico del plantel, “la palabra clave de esta campaña es ‘la colaboración’ entre los países, las instituciones, la academia y las sociedades.
Por ello, al coloquio del 3 marzo se sumarán una serie de actividades, incluyendo el lanzamiento del portal mas40.uchile.cl/ y un concurso de relatos sobre la experiencia de estos sucesos. A esto se suma la realización de un coloquio internacional en agosto del 2025 para hacer un balance de aprendizajes y perspectivas a nivel de América Latina y El Caribe, sobre políticas públicas de Reducción de Riesgo de Desastres (RRD), incluyendo intercambio buenas prácticas.
Esta conmemoración abordará lo que “hemos ido aprendiendo a enfrentarlos desde la ciencia y tecnología, pero también desde nuestras propias culturas, aprendiendo que estos episodios son parte de nuestra memoria y también constituyen aprendizajes que debemos considerar”, concluyó el profesor Jaime Campos.
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