En noviembre del año pasado, se dio a conocer la noticia de que Australia prohibiría a los menores de 16 años usar las redes sociales, tras la aprobación en el Parlamento de la ley de Internet más estricta del mundo. Medida que insta a preguntarnos cuán efectivo o positivo es que nuestros niños, niñas y adolescentes tengan acceso a pantallas y redes sociales en una sociedad completamente digitalizada.
El profesor del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Mauricio López, plantea que efectivamente es amplio el debate que genera una decisión como la tomada por dicho país, dado que hay análisis e investigaciones relativamente nuevas en torno a su impacto.
Sin embargo, plantea que “hay cierto acuerdo en que el uso –sobre todo de redes sociales– puede ser problemático y, por lo tanto, en general la recomendación seria retrasar al máximo la utilización de este tipo de plataformas, en particular en niños, niñas y adolescentes”.
Agrega que por una parte están expuestos a contenidos que muchas veces no son apropiados para ellos, y, en segundo lugar, “sabemos que los algoritmos que utilizan esas aplicaciones están diseñados para producir un efecto adictivo, o un efecto de atención permanente”.
El también psicólogo de la Universidad de Chile y Doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, dice que “interfiere de alguna manera con actividades que son muy importantes para el desarrollo, ahí está el punto clave de lo que estamos hablando de niños y niñas, estamos hablando de sujetos que están en desarrollo por lo tanto es importante que participen de actividades que son fundamentales para su desarrollo, como la interacción con otras personas, la realización de actividades deportivas, actividades sociales, actividades recreativas".
Por su parte, Patricio Cabello, investigador del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile, apunta al uso desregulado de las redes y pantallas. “Está comprobado que el uso sin regulación de medios digitales, incluidos los medios masivos como la televisión, en hogares con niños y adolescentes tiene efectos negativos".
El académico explica que esto se da por varias razones, una de ellas “tiene que ver con la intensidad de la exposición o del uso, que no es exactamente lo mismo”.
Y suma que “es perjudicial el uso no regulado (…) “una cosa es la cantidad de tiempo que tú utilizas un medio y otra para qué o cuáles son los contenidos que tú utilizas de ese medio. El uso desregulado en contenido y en intensidad o frecuencia de utilización efectivamente tiene algunos efectos perjudiciales”, dice el académico.
“Que los niños usen redes sociales en sí mismo no es algo que produzca un daño, esto significa que un niño por entrar a Instagram o TikTok o cualquier otra red social, no sufrirá perjuicio. Lo que sí son riesgos importantes, son las burbujas informacionales, es decir estar sometido a contenidos específicos y persistente sobre algún tema con alguna sola temática o tipo de estética”, aborda.
¿En lo práctico qué significa esto? El Doctor en Psicología Social y Máster en Métodos de Investigación Social de la U. Complutense de Madrid, Patricio Cabello, da el siguiente ejemplo: "Por ejemplo, si un niño ve videos de baile con personas que cumplen con ciertos estándares de belleza, puede sentirse presionado a ajustarse a esos ideales. Además, el algoritmo refuerza esta exposición al repetir continuamente este tipo de contenido".
Y, complementa diciendo que “las redes funcionan con un algoritmo que te entrega contenidos no de toda la cantidad posible que existe, sino que de aquello qué con tú comportamiento digital previo, tú has ido dejando una huella sobre qué contenido es más atractivo para ti”.
Lo importante dice el profesor "es que si ese contenido es tóxico genera más dificultades cuando es un contenido no supervisado, cuando no hay procesos de mediación parental y en la escuela para darle sentido a esos contenidos”.
El académico agrega que "si un niño va a dar con imágenes que pueden ser muy violentas o muy chocantes o que pueden ser sexualmente inapropiadas, confusas o perturbadoras el efecto es mucho más potente si no existe alguna forma de que el niño pueda descargar y verlo con un adulto”.
Por su parte, el profesor Mauricio López, dice que “más que prohibir es importante educar y eso implica que hay un desafío importante porque es perentorio que en las escuelas los profesores tengan un conocimiento, estén capacitados para discutir sobre estas cuestiones, que conozcan el funcionamiento, que conozcan los avances, la investigación sobre el impacto de redes sociales”. Asimismo, enfatiza que los profesores deben desempeñar un rol activo en la alfabetización digital, tanto con los niños como con sus familias.