En 2019, según datos de la OMS, casi mil millones de personas estaban afectadas por un trastorno mental. Los suicidios representaban más de 1 de cada 10 muertes y el 58% de ellos ocurrían antes de los 50 años de edad. La ansiedad y la depresión se mantienen como los principales malestares psicológicos en nuestro país, escenario que durante la pandemia se agudizó a nivel mundial.
Llegado marzo y con el retorno a las rutinas se vuelve aún más pertinente preguntarnos, ¿cuál es el panorama de la salud mental en Chile?
“En Chile tenemos un estudio muy relevante que se hizo el año 2006 que es el Estudio Chileno de Prevalencia Psiquiátrica, y se estimó que el 22.2% de las personas tendrían un problema de salud mental en los últimos 12 meses, y que 33% lo tendrían alguna vez en la vida. Luego se hizo otro estudio muy importante desarrollado por el equipo de la Universidad de Concepción pero para población infanto-juvenil, y se estimó una cifra más o menos similar: 22.5% se estimaba que iba a ser la prevalencia de problemas de salud mental en esa población en los últimos años”.
Así detalla Esteban Encina, Jefe del Programa de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, y académico del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales Uchile. El profesor explica que muchas de las brechas de acceso a programas y terapias de salud mental se deben por la escasa disponibilidad de centros y profesionales, o por dificultades económicas. A esto se suman barreras como el estigma y los prejuicios sociales. Si bien durante los últimos años esto ha mejorado, distintos informes señalan que todavía hay un porcentaje de personas que no busca tratamiento porque tienen miedo al diagnóstico o a ser discriminados.
Un punto particular se presenta en el caso de niños, niñas y adolescentes. ¿Cuáles son las principales situaciones que gatillan problemas en la salud mental en este grupo de la población?
“En estudios que hicimos desde el Núcleo para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay) encontramos que entre adolescentes y particularmente universitarias, 1 de cada 3 e incluso 1 de cada 2 tienen síntomas preocupantes de ansiedad y de depresión. En el caso de los hombres, entre 1 de cada 4 o 1 de cada 5 también tienen este tipo de problemas”, señala Vania Martínez, profesora del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente (CEMERA) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Según la especialista, los trastornos de salud mental en este grupo etario se encuentran entre las principales causas de discapacidad y muerte, y se acompañan de altos costos sociales y económicos que pueden extenderse hasta la adultez. En la adolescencia y juventud se experimentan grandes cambios a nivel biológico, psicológico y social, que ocurren en un contexto global que se transforma rápidamente. Si bien esto ofrece múltiples oportunidades, también se asocia a estresores que pueden incidir en la aparición de problemas de salud mental. ¿Qué ocurre con el comienzo de año?
“Generalmente los meses más complejos en síntomas de ansiedad y también de depresión son los meses del segundo semestre. Pero también hay que recordar que hay personas que los desafíos de marzo también producen síntomas de ansiedad, por ejemplo ingresar a un nuevo colegio, un nuevo curso, conocer nuevos compañeros, profesores o profesoras, también puede ser un mes desafiante para algunos niños/as y adolescentes”, explica la académica.
Asimismo, la profesora Martínez también explica que las familias se pueden ver afectadas por el retorno a la rutina tras el cierre de año o las vacaciones: “Existe ese dicho ‘Se viene marzo’. Sobre todo en términos económicos puede ser desafiante para algunas familias, porque está el tema de ciertos compromisos económicos que tienen que cumplirse. Entonces también el estrés financiero es algo que hemos visto que impacta negativamente en la salud mental”.
Y enfatiza: “Por eso es importante que cuando pensemos en salud mental y cómo cuidarla, no la atribuyamos únicamente al área de la salud, ni siquiera solo de salud mental, sino que está a cargo de todas las personas que podemos hacer algo para contribuir. Por ejemplo, personas que se pueden educar mejor en cómo manejar sus finanzas puede ser una ayuda, también puede ser una ayuda el tema de incorporarse a ciertos grupos de apoyo, de actividades de tiempo libre, para poder tener una red de apoyo y a la vez también poder disfrutar de los espacios más de ocio”.
Pero la salud mental afecta a otros grupos etarios, no solo a niños, niñas y adolescentes. Como en otros planos, en relación a este tema, sigue estando muy olvidada la salud mental durante la vejez. ¿Por qué ocurre este fenómeno? Daniela Thumala, académica del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales Uchile, e investigadora de la Red Transdisciplinaria de Envejecimiento de la Universidad de Chile profundiza en esta situación:
“Como especie la vejez es muy joven, es decir, nunca antes en la historia de la humanidad hubo tal cantidad de personas envejecidas y que podían vivir la cantidad de años que se vive ahora. Con todo lo que eso implica: cómo es la vejez, qué caracteriza a las personas mayores, cuánto de lo que creemos son prejuicios y cuántas cosas tienen que ver con evidencia. Entonces, tiene todavía una carga de estereotipo negativo el envejecimiento tremenda y tiene que ver con que biológicamente envejecer implica un deterioro del organismo, pero nosotros somos más que pura biología”.
Estudios mencionan que las afecciones de salud mental en las personas mayores suelen estar infravaloradas e infratratadas, explica la psicóloga de nuestro plantel. Para la profesora Thumala, esto se acompaña de una idea socialmente instalada sobre lo “útil” de la vejez.
“Es como una suerte de muerte social. O sea, hay como una etapa donde ya se acabó, dejé de trabajar, dejé de criar, dejé de estar a cargo de otras cosas. Entonces, ¿qué? Por una parte se deja de valorar a esa persona. Y por otro lado, la misma persona muchas veces lo pasa muy mal. Yo también lo escucho: ‘para qué sigo acá Daniela, soy un cacho. ¿Cuál es el sentido?’. Porque una cosa es vivir más y otra cosa es para qué vivir más. Y ahí todavía no hemos podido dar una respuesta como sociedad de cuáles son los nuevos roles, las nuevas instancias de participación para las personas mayores”, explica la académica de nuestro plantel.
¿Cómo sería esta bajada hacia las comunidades? ¿Qué rol podrían tomar las ciudadanas y ciudadanos para también acompañar a quienes pueden estar pasando por alguna situación?
“Existe un concepto hoy día que ha tenido bastante protagonismo, que es la alfabetización en salud mental. Básicamente es poner a disposición conocimientos y actitudes que favorezcan el cuidado, la búsqueda de ayuda, una conversación no estigmatizante en salud mental. Se ha estudiado que el estigma es más perjudicial para las personas que viven con salud mental que los propios síntomas, y para el acceso también. Entonces las comunidades pueden conocer de salud mental y ya en un nivel más intensivo las personas se pueden formar en diferentes programas que les convierten en agentes comunitarios”, señala el profesor Encina.
Este enfoque es el que promueve Tiare Pavez, estudiante de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y fundadora de Manitos de Confianza, agrupación estudiantil de la facultad, quienes trabajan temáticas de salud mental desde la misma comunidad, acentuando la preocupación por garantizar condiciones externas que cuiden la salud mental de las y los estudiantes.
“Dentro de la Facultad lo que más vemos es la carga académica, que en ocasiones es excesiva y lamentablemente no deja tiempo para recuperarnos de las solemnes u otras evaluaciones que requirieron un gran esfuerzo. Frente a esto, desde Manitos de Confianza buscamos que no solo nos sintamos mucho mejor, sino que nuestro entorno también ayude a que podamos seguir sintiéndonos bien y continuar esa etapa. ¿Por qué no hacer un poquito más sencillo este proceso que se supone que es mejor que vas a tener en tu vida? Para eso, buscamos que se concientice sobre el tema, que deje de ser un tema tabú para promover el bienestar estudiantil”.
Si quieres saber más al respecto, te invitamos a revisar el capítulo 156 de Universidad de Chile Podcast, ya disponible en Spotify, Tantaku y Apple Podcast.