Desde hace aproximadamente seis décadas, la Universidad de Chile resguarda una de las donaciones bibliográficas más valiosas del país. Se trata de la Colección Domingo Edwards Matte, un conjunto de acervos documentales de imponderable valor patrimonial y cultural compuesto por libros, periódicos y partituras primordialmente chilenas que abarcan desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. En la actualidad, esta colección forma parte de los acervos que preserva el Archivo Central Andrés Bello.
La donación de este importante acervo fue realizada en 1965 por los herederos de Domingo Edwards Matte. Esta entrega fue efectuada por María Isabel González de Edwards, viuda del bibliófilo, junto a sus hijos María Isabel y Domingo Edwards González, en honor a la memoria del arquitecto formado en la Universidad de Chile, fundador y presidente de la Sociedad de Bibliófilos de Chile.
Durante toda su vida, Domingo Edwards estuvo dedicado a la recolección del patrimonio bibliográfico, específicamente de impresos y ediciones chilenos. Esta búsqueda lo llevó a reunir en su biblioteca personal más de 40.000 volúmenes, destacando su preferencia por obtener impresos nacionales raros, primeras ediciones y piezas únicas, algunas de ellas autoeditadas o autopublicadas. Para el entonces director de la Biblioteca Central de la Universidad de Chile, Alamiro de Ávila Martel, Edwards fue “un bibliógrafo con un insustituible gusto por los libros raros [...] que se marcó un campo específico de afición: lo chileno, y dentro de ello, los más antiguos impresos del país”.
Dada la importancia de esta donación y en reconocimiento al esfuerzo, pasión y búsqueda realizados por este bibliófilo, en aquella época el plantel de estudios destinó un piso completo del torreón de su Biblioteca Central para albergar esta donación: la Sala Domingo Edwards, inaugurada en 1976. Con respecto a la colección a lo largo de los años se estructuró en cuatro secciones: Bibliográfica, Primeros impresos chilenos, Periódicos antiguos chilenos y Partituras.
Sección Bibliográfica: primeras ediciones y voces femeninas del siglo XIX
Esta sección está conformada por aproximadamente 4450 obras de diversos géneros de la literatura, poesía, dramaturgia, novela y cuentos. En este conjunto destacan numerosas primeras y segundas ediciones descontinuadas (muchas de ellas difíciles de ser encontradas en otras bibliotecas de acceso público del país) libros autografiados y ejemplares únicos.
En detalle, es posible encontrar la primera edición de La Camila, ó la patriota de Sudamérica: drama en cuatro actos, de Camilo Henríquez (1817) y la Relación de la inundación que hizo el río Mapocho a la ciudad de Santiago de Chile, en el monasterio de las Carmelitas de Sor Tadea de San Joaquín (1784), este último uno de los primeros impresos con autoría femenina de nuestro territorio.
De igual forma, destaca la gran cantidad de obras de autoras chilenas, tales como Mercedes Marín, Amelia Solar, Graciela Sotomayor, Rosario Orrego, Pilar Miranda, entre otras. Estos libros, muchas veces autopublicados, están enriquecidos con distintas marcas de género y dedicatorias manuscritas.
Nathaly Calderón, coordinadora del Área de Educación y Mediación Cultural del Archivo Central Andrés Bello, destacó que “la Colección Edwards tiene materiales muy interesantes, que se han ido explorando de a poco, por ejemplo, durante estos años los equipos del Archivo Bello han detectado que existen alrededor de 450 libros cuyas autorías corresponden a cerca de 240 mujeres chilenas reconocidas. Pero también es posible encontrar libros de autoras más desconocidas que fueron autoeditados o autopublicados, muchos de ellos con ediciones únicas”.
Impresos que muestran el nacimiento de la imprenta nacional
La sección de los primeros impresos es una de las más relevantes e impresionantes de esta colección. Se encuentra compuesta por ejemplares en algunos casos únicos realizados en el país con la primera imprenta introducida por José Miguel Carrera, junto con aquellos impresos producidos por las primeras imprentas locales hasta el año 1849.
En detalle, son más de 1612 piezas (libros, folletos, hojas sueltas y pliegos de periódicos) entre los que se destacan panfletos de las guerras de independencia, escritos satíricos y políticos, convocatorias a elecciones, normas de urbanidad, reglamentos y formularios que por medio de su estudio permiten identificar la estrecha relación entre la imprenta y la organización del Estado en el Chile decimonónico.
Entre los materiales, salta a la vista una Carta al editor del Monitor Araucano en 1813 y una Proclama del Supremo Director del Estado de Chile, Bernardo O’Higgins, a los naturales del Perú escrito en español y en quechua. Esta última pieza es datada por Domingo Edwards en el año 1820, quien señaló que “ es rarísima, pues no se conserva en el Museo Bibliográfico ni en ninguna otra parte por más esfuerzos que hemos practicado para verla y descifrarla”.
A nivel institucional, uno de los tesoros más relevantes que son parte de la colección es la Circular N°1 de la Universidad de Chile, de la cual se imprimieron sólo 5 ejemplares (uno para cada decano) semanas antes de la creación oficial del organismo. En ésta se puede leer una descripción de los uniformes que deberían usar en ocasiones solemnes las autoridades universitarias.
Asimismo, otro impreso de gran consideración es la Relación que hizo el Fraile Gaspar de Villarroel, durante la época en que ocurrió el terremoto de 1647 en Santiago. De esta obra solo se conserva una versión de 1863 en la Biblioteca Nacional, siendo la copia de la colección de Domingo Edwards la más antigua preservada correspondiente al año 1847. Por último, otro de los tesoros en esta sección corresponde al Proyecto de Constitución provisoria para el Estado de Chile, 1818, primera carta fundamental de Chile tras la firma de la Independencia de Chile. En la misma línea, destacan los periódicos La Aurora de Chile, La Gazeta del Rey, La Gaceta Ministerial, El Valdiviano Federal y una colección empastada de El Mercurio de Valparaíso desde el número 5 en 1847 hasta diciembre de 1922.
Primeras partituras impresas en el país
La sección de Partituras Chilenas está compuesta por 194 piezas de los siglos XIX y XX, la mayoría correspondiente a música de salón para piano solo y para piano y canto, algunas de ellas únicas en su tipo, y consideradas piezas fundamentales para la historia musical de Chile y Latinoamérica. El interés de Domingo Edwards por coleccionar estas materias se encuentra ligado a su característica del primer impreso chileno. En este sentido, en esta selección se destacan las primeras ediciones de zamacuecas chilenas y peruanas, así como piezas musicales fundamentales para la historia de Chile, como la primera edición del Himno de Yungay que corresponde al primer impreso musical chileno.
Con respecto a esta sección, Fernanda Vera, directora del Archivo Central Andrés Bello, señaló que “hay tres partituras que son verdaderos tesoros de la colección (dos importantes para Chile y una para Latinoamérica). Para nuestro país los materiales más relevantes son la existencia de la única copia de la primera edición de El Himno de Yungay, esta pieza tiene la curiosidad de que fue impresa en la imprenta del Estado con tipos móviles (...) es una pieza increíble, solo se conserva esta copia, es la única edición que conserva toda la información y el título original. Es la primera vez que se imprime música en Chile”.
Asimismo, otra pieza importante dentro de esta sección es la primera edición de la Zamacueca, edición de Niemeyer e Inghirami. “En esa época, todavía no existía la idea de música folclórica, pero esta pieza es el antecedente más remoto de lo que hoy día entendemos como cueca. Por eso también es un tesoro. Es única copia, está en excelente estado de conservación”, señaló Vera.
Con respecto a la tercera pieza, esta corresponde a la copia completa del Álbum Sudamericano de Claudio Rebagliati. “Son 22 piezas de salón basadas en bailes sudamericanos de la época, es de 1870 y su iconografía también remite a elementos que hoy en día entendemos como propias de la música peruana. Solo se conserva esta copia en donde están todos estos ritmos que hoy día nosotros consideramos como música latinoamericana de raíz”, sostuvo Vera.
Desde la llegada de la Colección Domingo Edwards a la Universidad de Chile, esta ha participado de diversas exposiciones que buscan divulgar el patrimonio impreso nacional. Estos materiales han estado presentes en destacadas actividades como “Un bibliófilo y el destino de sus libros” de primeros impresos chilenos con motivo de la inauguración de la Sala Domingo Edwards en septiembre de 1976; la presentación del libro “Memorias del tiempo viejo” de Luis Orrego Luco en octubre de 1984; la exposición “Poesía chilena. Exposición bibliográfica de la primera época, desde Pedro de Oña hasta 1849” en octubre de 1967, son algunas de estas instancias.
Puedes consultar esta colección en la Biblioteca Digital de la Universidad de Chile.