Los creadores de La Escuelita han debido sortear permanentes dificultades para sostener su proyecto. Para comenzar, lo que nació como un espacio de reforzamiento escolar, requirió de una amplia convocatoria a profesores voluntarios, dispuestos a trabajar desde inicios de septiembre de 2006 y a sacar de sus propios bolsillos el dinero para los materiales que utilizaban.
Conseguir un espacio físico para funcionar en la Facultad de Ciencias Sociales tampoco fue tarea fácil, lo que se sumó a la adaptación de su particular tarea educativa al reducido espacio de las aulas universitarias. Sin embargo, ya estaban en condiciones de recibir a niños y padres, todos los sábados de 10 a 14 horas.
La Escuelita continuó perfilándose durante 2007, alejándose del reforzamiento escolar y apostando cada vez más por un trabajo de educación popular, como parte de un proyecto de la Facultad de Derecho llamado Cordón de Educación Popular, que había recibido un Premio Azul a la Creatividad Estudiantil el año anterior.
Gestionando financiamiento a través de fiestas y otras actividades, y reconocidos en 2007 con el Premio Azul, La Escuelita cuenta en la actualidad con 22 profesores, todos estudiantes universitarios de distintas carreras, y está dirigido a unos 30 niños, principalmente hijos de funcionarios de la Universidad, aunque en la práctica está abierto a la comunidad toda.
Grandes temas con gente pequeña
Enfocado a niños y jóvenes de 5° básico a 2° medio, La Escuelita estructura su trabajo en bloques temáticos, que abarcan tópicos como el concepto de cultura y todo lo que ella implica. Cada bloque se trabaja durante cuatro sábados, destinándose los tres primeros a actividades en torno al tema central, desde las 10 a las 12hrs. En la última sesión del bloque se realiza un paseo de cierre en relación al tema.
"En el tercer bloque, que trataba el tema del Universo, fuimos al planetario y desarrollamos actividades como una línea de tiempo gigante en las canchas de fútbol de la Facultad", ejemplificó el estudiante de Ciencias Sociales, Felipe Acuña, responsable del proyecto.
Además, la jornada guarda espacio a la realización de talleres de video, música, teatro y ajedrez, entre las 13 y 14 horas. Paralelamente, las Jornadas Abiertas buscan acercar La Escuelita a personas que no tienen el tiempo de participar constantemente en ella y que están interesadas en realizar alguna actividad.
"Pueden ser charlas de sexualidad o un partido de fútbol. La idea es que el espacio se abra a más personas, que participan en una actividad durante un sábado entero. Estas actividades las realizamos una vez al mes, después del paseo", explicó su responsable.
Premio Azul les dio su respaldo
"Creemos que nos ganamos el Fondo Azul porque es importante que existan iniciativas que discutan el modelo tradicional de educación y apuesten por una educación que trabaje temas y habilidades que desarrollen la reflexión, la capacidad crítica, la organización y, por cierto, la tolerancia. Sin duda La Escuelita es uno de los proyectos más interdisciplinarios que conocemos, habiendo gente de Derecho, Psicología, Periodismo, Pedagogía, Historia, Sociología, Antropología e Historia del Arte, y últimamente se han incorporado personas de otras universidades. Es decir, es un proyecto integrador de diferencias", destacó Felipe Acuña.
Aunque mejorarían la celeridad en la entrega de los Fondos del Premio Azul, haciendo de ello un trámite más ágil, los integrantes de La Escuelita reconocen en el Fondo Azul un potente estímulo a las buenas ideas estudiantiles.
"El Premio Azul da la oportunidad, a proyectos como el nuestro, de pensar sin límites económicos las actividades a desarrollar. Todo el proyecto está ahora girando en función de nuestra organización y cómo somos capaces de darle coherencia y sentido al proyecto mismo junto a los chiquillos y no en función de gestionar dineros, que si bien es entretenido, es desgastante a la vez", manifestó el estudiante de Ciencias Sociales.