Vida en San José: Una visión desde la academia al rescate minero

Vida en San José: Una visión desde la academia al rescate minero
Profesionales del HCUCH.
Profesionales del HCUCH.

Cada minuto que pasa nuevas informaciones dan luces de esperanza acerca de la situación de los mineros atrapados en la mina San José. Sin embargo, se vienen tiempos complejos donde, seguramente, el conocimiento y el ingenio compartirán el espacio físico por donde saldrán los 33 trabajadores para retomar sus vidas.

Aspectos técnicos, sanitarios y emocionales fluirán durante estas semanas de espera, por eso UChile.online comparte con la comunidad universitaria y nacional un recorrido por diversas aristas para aportar al análisis de los múltiples matices que lo conforman, en las voces del ingeniero de minas Raúl Castro, el psiquiatra Luis Risco, la nutrióloga Daniela Adjemian, el emergenciólogo Paulo Granata, y los académicos expertos en Historia y Ciencias Póliticas Pablo Artaza, Kirsten Sehnbruch y Pía Lombardo.

"Altura emocional"

"Ha sido extremadamente sorprendente ver el estoicismo y la altura emocional con que ellos se han manejado. Ha sido sorprendente ver, por ejemplo, la tranquilidad que denotan en las cartas que han enviado y parece ser que lo que uno podría haber presumido -los estados confusionales, los trastornos de consciencia y los trastornos de descontrol emocional- no se han producido significativamente", manifestó el psiquiatra del Hospital Clínico Universidad de Chile (HCUCH), Dr. Luis Risco.

Según su opinión, ello habla de un grupo de personas que adoptan esto como una posibilidad en su vida, "y eso los ha preparado mucho mejor que a cualquier otro grupo. Tal parece que sabían lo que hacer y, además, lo han hecho con una tranquilidad y una presencia de ánimo verdaderamente notable".

Otro hecho que sorprende es la tranquilidad con que los afectados han recibido la noticia del hallazgo del refugio. "En una de las notas ellos decían paciencia, confortaban a la gente que estaba afuera, lo cual es muy llamativo y habla muy bien de qué tipo de personas son las que están en esta situación", comentó. 

La comunicación es fundamental, según el psiquiatra: "Las recomendaciones que habría que entregar ahora están centradas en dos aspectos: Suministrarles información espacio-temporal (día, hora, contexto nacional), y en segundo lugar, información de qué es lo que se está haciendo para rescatarlos y acerca de qué está pasando con sus familias. No creo que sea tan buena idea comunicarlos directamente con sus familiares, para impedir que ocurran reacciones emocionales que les puedan bajar el ánimo".

En la situación actual, en que los mineros se conectaron con el mundo, uno de los desafíos más importantes es "controlar la ansiedad y la expectación de ser rescatados, y por otro lado, responder a la necesidad de informarse y saber qué pasa con el mundo exterior".

Los chilenos se han involucrado, han reaccionado y han seguido el proceso que implica este rescate, lo que no es un tema menor. "En estas situaciones -sostuvo- en las cuales hay sufrimiento, se olvida todo lo que tiene que ver con el exitismo que nos ha caracterizado en el último tiempo, con el egocentrismo al que nos lleva la sociedad actual y se ve la capacidad de sufrir por el otro, de alegrarse profundamente cuando las cosas van bien, lo cual es un signo esperanzador. Ojalá que tuviésemos eso de forma más permanente, pues nos muestra la verdadera fibra que tenemos".

Retomar la alimentación como parte de un proceso

Según comentó la Dra. Daniela Adjemian, nutrióloga del HCUCH, es necesario tomar en cuenta las más de dos semanas que han estado los 33 mineros posiblemente con escaso alimento, pues el intestino pierde su capacidad absortiva con sólo una semana de carencia. Por ello, expresó la importancia de partir con aportes fraccionados de alimentos, "ojalá hidroalizados (agua y otra sustancia, como sales, que generan una reacción química), que sean, por ejemplo, nutriciones que se ocupan artificialmente, que se puedan enviar en polvo y se diluyan con agua. Se pueden otorgar en distintas concentraciones, según la capacidad de la persona y el aporte calórico que se quiera dar".

La relevancia de la hidratación con vitaminas y sales minerales -como un primer proceso- permitirá que estas personas puedan absorber los carbohidratos que se les van a enviar, lo cual es posible gracias a la presencia de vitaminas y minerales que han perdido producto de la deshidratación, dijo la experta, quien agregó que de lo contrario es posible que presenten náuseas y vómitos por intolerancia digestiva.

"Ellos pueden mantenerse con una nutrición en polvo durante el mes que viene, fácilmente, dándolo fraccionado y a distintas concentraciones. Se puede ir aumentando el aporte calórico cada tres días, por ejemplo, y mantenerlos con esa nutrición si fuera necesaria", precisa la nutrióloga.

Prevención de enfermedades como desafío fundamental

Según ha informado el Ministro de Salud, Jaime Mañalich, los protocolos de atención son claros. Van desde la hidratación, la posterior alimentación con soluciones glucosadas, posteriormente soluciones isotónicas, hasta llegar a una alimentación más normal. Así lo destacó el emergenciólogo Paulo Granata, quien añadió que producto de haber estado atrapados muchos días, con aguas estancadas, la potabilidad del elemento bebido es cuestionable y "lo más probable es que muchos de ellos estén con cuadros gastrointestinales".

De aquí en adelante, el desafío va a ser "atender o estar atentos a emergencias que se pueden dar al interior del lugar, que es húmedo y caliente, lo que altera las capacidades de la piel de termo regular". Ello podría conllevar, según el especialista, riesgo de infecciones que es necesario prevenir: "Desde algunas simples como bronquitis, que en una cavidad y respirando ese aire, puede llegar a ser neumonía".

Por ello, recalcó la importancia de tratarlas precozmente. "Hay que hacer un diagnóstico de cada uno y monitorear cada síntoma que van teniendo", dijo.

La emergencia la definen los pacientes. En este caso, los propios mineros. "Como hay comunicación, seguramente va a haber todo un sistema de alerta, y cuando alguien sienta algún síntoma lo relatará o se obtendrá un relato de otra persona que lo pueda observar y ver qué es lo que tiene. Se va a depender de la capacidad de describir, pero existen bastantes dispositivos hoy en día que permiten hacer una aproximación. Los colegas que estén ahí van a tener que practicar mucho la terapia empírica. Va a haber que partir tratamientos en forma experimental", precisó el Dr. Granata. 

El valor de una persona no tiene precio

El académico del Departamento de Ciencias Históricas de la Facultad de Filosofía y Humanidades Pablo Artaza sostuvo que uno de los aspectos que llama a la reflexión es que en dimensiones laborales marcadas por altos niveles de peligrosidad "ha primado una tendencia a ver la mano de obra como un costo de producción más". Eso, a su juicio, ha influido en consideración de "la variable de accidentabilidad como un factor económico, enmarcado en estructuras de costos que llevan a minimizar medidas de seguridad".

"Obtener un máximo de rentabilidad ha minimizado la inversión en seguridad y prevención. Parece que más vale responder a una indemnización que evitar riesgos asociados a las actividades", aseguró, enfatizando que hay una tendencia a considerar que "la salud del trabajador y en última instancia su vida, son bienes reemplazables. Ello, especialmente en un mercado laboral en que las personas deben asumir labores en lugares donde nivel de peligrosidad es mayor".

El Profesor Artaza sostuvo que si viene este caso será emblemático a la hora de analizar las condiciones de trabajo es difícil que provoque un cambio de tendencia general. "Me sorprendería gratamente que así ocurriera, a partir de una experiencia específica que mediáticamente ha tenido una cobertura impresionante", pero se necesita "un cambio de actitud" que es lento forjar. "La noticia de que los mineros están vivos nos da esperanza, pero resulta difícil pensar que el hecho genere un cambio en el despliegue de las actividades empresariales", aseveró.

El académico explicó que los operativos que vienen en los próximos meses tendrán costos sociales, pues la empresa claramente no se responsabilizará de la manera que se esperaría. "En el fondo creo que nos vamos a quedar más con la imagen del milagro y del esfuerzo de rescatarlos", dijo.

Y aunque a raíz de este situación se esperaría un cambio global respecto del ámbito laboral chileno aún no hay indicios de que el análisis de los peligros que día a día se presentan, especialmente, en las pequeñas y medianas empresas se pueda extrapolar a otros tipos de faenas. "Lo que ocurrió con los mineros es muy dramático, pero no me cabe duda de que -por ejemplo- la próxima temporada de fruta la dinámica de los temporeros será que seguirán trabajando con pesticidas de alta peligrosidad sin las adecuadas condiciones de seguridad".

Al respecto la legislación laboral es clara respecto de los accidentes. "La tenemos hace muchos años aunque para implementarla como país nos demoramos mucho. Ya para 1916 se había dictado la primera ley con respecto a accidentes del trabajo y en las leyes sociales del año 1924 tuvo que volver a discutirse el tema porque se implementaban", contó.

La fiscalización desde tal perspectiva es insuficiente y el marco regulatorio "queda a la consciencia empresarial, de cara a las condiciones de trabajo. La operatoria debería ser a la inversa, es decir, que al generar una condición empresarial se tendrían que pensar efectivamente las condiciones sociales y la prevención de accidentes. Sin embargo, funcionar así implica costos de entrada que prefieren evitarse". Prueba de esto -advirtió- es que el sector "trabaja más bien en función de compensar la denuncia. En los tribunales del trabajo el grueso de las demandas terminan en que la empresa paga, porque eso está incorporado en su estructura de costos de la empresa".

Prevenir, entonces, no está en las prioridades de la industria productiva "de un país que empresarialmente todavía está funcionando en niveles muy rústicos". En esa línea el Prof. Pablo Artaza manifestó que "se da poco valor a las personas desde la mirada empresarial, pues está más centrada en la obtención de utilidad que en la valía, el rol y la dignidad del trabajador".

"Mientras no se considere de verdad que el trabajador es un igual no habrá mayores cambios. Si alguien no nos importa como persona, menos nos importará como trabajador", concluyó, apelando a crear conciencia de que resulta imprescindible valorar la salud y la integridad humana.

Fiscalizaciones adecuadas

La Doctora en Ciencias Políticas y Sociales del Instituto de Asuntos Públicos, Kirsten Sehnbruch, analizó que el accidente es una muestra de las precarias condiciones de seguridad y de un sistema de fiscalización laboral "débil", especialmente en materia de faenas que revisten un alto riesgo.

Reflexionó sobre el dramático caso de la mina de San José, donde las fiscalizaciones no lograron prevenir el accidente ni encaminarlas acciones hacia un marco laboral más seguro y de calidad.

"En Chile se ha instalado una cierta despreocupación por las condiciones laborales", aseveró, explicando que los accidentes disminuyen a la luz de adecuadas fiscalizaciones. "En la minería, la subcontratación se ha ampliado, generando un mayor alejamiento entre empleadores y trabajadores".

Es necesario, entonces, fortalecer los controles para ir generando cambios. Eso por una parte, porque también está el tema de la sanción que reciban los responsables. Ésta tendría que ser "ejemplar" para que la sociedad -los empleadores de distintos rubros, principalmente- vea que este tipo de errores se pueden reducir. Y es que no hay un foco de fiscalización orientado a minas precarias. Si bien la mina San José fue objeto de análisis -cuyo último informe de deficiencias fue entregado el 9 de julio- ello no fue capaz de prevenir.

Capacidad de liderazgo y organización

La académica Pía Lombardo, del Instituto de Estudios Internacionales, explicó que desde el punto de vista del manejo de desastres, es necesario hacer una distinción entre "los desastres naturales (denominación de por sí cuestionada, pues hay académicos que se plantean si no se trata de la naturaleza que actúa y los seres humanos se ven afectados por las condiciones de vulnerabilidad ante las cuales se encuentran) y los desastres causados por el hombre".

"El colapso en la mina San José, correspondería a esta última categoría en mi opinión, al igual que ciertos accidentes aéreos, los incendios en plataformas petrolíferas, o las muertes por estampidas humanas como sucedió en la Love Parade de Berlín este año. Hay una larga lista de desastres que se pueden enumerar en este último sentido, sin embargo el elemento común a todos ellos es que, por separado, han sido causados directa y principalmente por uno o una serie de eventos donde ha sido posible detectar negligencia. Ésta entendida como errores humanos causados por descuido, olvido, ignorancia, estupidez o simplemente, por un criterio donde prima un cierto beneficio económico", detalló.

En esa línea aseguró que es necesario hacer un estudio de la cadena de eventos que desembocó en el desastre. "Probablemente -dijo- se encontrarán distintos momentos en los cuales se pudo anticipar o incluso evitar el mismo. Lo importante es tratar de entender en qué momentos actúo la negligencia, el descuido, el olvido o el desconocimiento, para tratar de actuar en cada uno de ellos con medidas preventivas".

Pía Lombardo apeló a la importancia de comprender las condiciones de vulnerabilidad de los afectados, y buscar abordarlas proactivamente. También "generar una cultura preventiva. Este último punto es fundamental en las actividades productivas que están relacionadas con altos riesgos para el trabajador, para que así, elementos como la búsqueda de resultados económicos no ponga en riesgo la vida de las personas. La prevención de riesgos es fundamental para comprender el diagnostico de riesgos asociados a cada actividad, y el compromiso de cada empleador para buscar evitar los accidentes laborales. Por otra parte, el Estado como fiscalizador, deberá poner énfasis en el cumplimiento de los criterios acordados ente los empleadores y empleados, para garantizar la seguridad de los trabajadores y así, garantizar la productividad de la actividad también".

"Una gran lección que es posible extraer a partir de lo que vimos el domingo, es la capacidad de liderazgo y organización, algo que es posible replicar y fortalecer como capacidad a muy bajo costo. Confluyen elementos de personalidad, con una situación límite, pero en cada uno de nosotros hay un cierto potencial para abordar una situación adversa (en este caso extrema), que debe ser educada".

Consultada sobre cómo ha visto el tratamiento que han dado los medios internacionales a este tema la académica dijo que en la prensa internacional "durante las últimas semanas, hay bastante cobertura de desastres causados por el hombre y naturales, desde el vertido de petróleo en el Golfo de México hasta las inundaciones en Pakistán. El seguimiento de este tipo de tragedias es bastante más común y globalizado hoy, de lo que era hace unos años. Sin embargo, la prensa se enfoca al lado humanitario de la crisis, desastre o accidente, dando poca cobertura a las lecciones que es posible extraer de estos eventos. En este sentido, es importante rescatar que la búsqueda y explicación de las causas, que muchas veces se da al tiempo después de haber sucedido el accidente, es tanto o más importante que el evento mismo, y se requiere el mismo grado de compromiso para dar a conocer las causas y las medidas que se han tomado para evitar este tipo de tragedias en el futuro", finalizó.

En Chile tenemos la tecnología para hacer rescate

Respecto al tiempo que tardarán las labores de rescate, el ingeniero de minas de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Raúl Castro, precisó que la velocidad de avance de la indumentaria utilizada para realizar el "pique" por el cual podrán salir los mineros, es aproximadamente de 20 metros por día, "por lo que a lo menos se requerirían de dos meses y medio para culminar esa tarea".

El Prof. Castro aseguró que la tecnología con que cuenta el país para realizar estas labores es de nivel mundial: "Nosotros tenemos la tecnología, a nivel de gran minería, para hacer rescate, lo que ha quedado demostrado con la sonda. La minería está desarrollada en Chile, quizás el desarrollo de los piques podría requerir ayuda internacional, pero es un tema particular". Añadió que precisamente las labores están lideradas por mineros chilenos porque el nivel de la minería es internacional, "no es que haya otra parte en el mundo donde lo puedan hacer mejor, lo que queda demostrado por la labor de Codelco y otras empresas afines en el rescate".

En este caso hubo una negligencia clara del administrador de la mina, dijo el experto, de no advertir los peligros que existían, previo a que hubiese este derrumbe. "La minería en Chile es segura y lo va a seguir siendo. Por supuesto que siempre hay personas que no respetan la seguridad y la vida, pero el amplio rango de administradores de minas -ni hablar de la gran minería- toma muy en cuenta la seguridad de las personas y protege su integridad". 

Sostuvo que "nuestros estándares tienen que ser de clase mundial. Esta minería tiene que ser sustentable y no podemos hacerlo de forma irresponsable". En este sentido, el ingeniero asegura que la minería sigue siendo segura.

Por lo mismo, relevó la importancia de la autorregulación. "Podemos tener un organismo que fiscalice todas las minas, pero éstas van cambiando en el tiempo, entonces habría que ir fiscalizando en cada minuto los cambios que se van haciendo. Lo mejor es la autorregulación y que nuestros administradores tengan noción de la seguridad y de la ética que hay detrás de esto, que hay vida de personas involucradas", finalizó.