Recuerdo que ingresé a la FAU, hace ya 10 años, con una sensación de incertidumbre respecto a lo que podría encontrarme en términos de desafíos tanto académicos como personales.
Estudiar Diseño en ese minuto fue una decisión "riesgosa" en lo personal, considerando el poco conocimiento que tenía respecto a la carrera misma, como su proyección a futuro. En cierto sentido reconozco que incluso fui un poco ingenuo, ya que en ese entonces sólo tenía un estereotipo. Fue una vez adentro que comencé a comprender las dimensiones de lo que implicaba estudiar diseño.
Escapando a mis expectativas, en los primeros años pasé por clases de Economía, Marketing, Matemáticas, Antropología y Física, que fueron esenciales para complementar la formación creativa que tiene por vocación el diseñador.
Sumado a eso aún recuerdo las interminables sesiones de Taller, esas noches previas a las entregas de proyecto y la vida general en la facultad. Si bien en ese minuto fueron momentos de stress y cansancio, hoy son para mí sólo buenos recuerdos.
Creo que esta formación integral entregada por la FAU y las vivencias propias de la vida en la facultad, marcan sin dudas mi experiencia de vida
Actualmente trabajo a cargo de un área de marketing en una empresa multinacional de tecnología, quizás algo que podría considerarse poco convencional, e incluso incorrecto para el canon de un diseñador. Es aquí en donde encuentro un punto de inflexión y en donde me he dado cuenta que en un mundo que hoy plantea retos en base a competencias, el diseñador posee herramientas muy potentes que son aplicables tanto en las labores creativas "tradicionales", como en diversos contextos profesionales de manera exitosa si así lo quisiese.
El pensamiento divergente, la creatividad, la gestión y manejo de proyectos son, entre otras, algunas de las competencias claves que el diseñador puede administrar para generar nuevos ámbitos y desafíos profesionales, e incluso abrir nuevos espacios para la inserción del diseño como una actividad de relevancia en la sociedad actual.
Entiendo y respeto con profundidad el rol histórico del diseño y por ende la actividad del diseño en su forma más pura. Sin embargo, también creo que la misma coyuntura socio-cultural, hoy abre las puertas a los diseñadores para establecer nuevos rumbos, revitalizando la actividad con nuevas maneras de "diseñar" en ámbitos no convencionales en el amplio sentido de la palabra.
Con esto siempre en mente, y debo admitir también que con una cuota de fortuna, he tenido la suerte de trabajar en un contexto en donde estas virtudes son reconocidas y valoradas, permitiéndome crecer tanto en lo profesional como en lo personal.
A 5 años de haber egresado, me siento orgulloso y satisfecho de haber pasado por la FAU, de las experiencias que allí tuve, además del invaluable intercambio con diversos docentes y alumnos. Estoy seguro de que esas vivencias seguirán forjando mi persona en el futuro.