Un nuevo desastre humano, y no de la naturaleza del río Las Minas de Punta Arenas

Un nuevo desastre humano, y no de la naturaleza del río Las Minas
Dra. Arqto. Urb. M. Isabel Pavez, Responsable FONDECYT 1090199
Dra. Arqto. Urb. M. Isabel Pavez, Responsable FONDECYT 1090199


Fotos publicadas el 17 de marzo de 2012 en El Mercurio

Los ríos nunca "se desbordan", sólo ocupan su territorio de la movilidad fluvial; en este caso fue el río Las Minas en Punta Arenas, desplegando su caudal de agua y sedimentos por 97 hectáreas del centro de la ciudad, porque los muros de contención del tramo central de la costanera vehicular, ciclovía y paseo peatonal (obra inaugurada en diciembre de 2010) operaron en los hechos como un dique. Se nos informa que hubo que "romperlo" en cuatro partes para que el agua fluyera como es debido. Para colmo, se registra que 8 motobombas instaladas para evacuar aguas lluvias, no funcionaron. Luego de la destrucción, las reacciones de las autoridades se producen como si fuera primera vez que cosas así ocurren y tuviera que inventarse algo nuevo para aplicarlo en adelante... hacer que funcionen las motobombas y colocar cuatro compuertas en el muro...

Comprender primero el dinamismo del paisaje, los procesos que mantienen a los sistemas ecológicos en funcionamiento y los equilibrios transitorios a los que tienden, es indispensable, para una instalación humana sostenible. La intervención de un río no puede basarse en meras deducciones de un modelo genérico, sino en el conocimiento preciso y detallado de la situación de partida por lo que se refiere a vegetación, suelo, régimen de perturbación, etc., y en un planteamiento claro sobre los objetivos que se desea alcanzar. La dinámica de un río es la clave no sólo del funcionamiento, sino también del valor ecológico, paisajístico, bioclimático y territorial que porta el sistema fluvial en su recorrido enlazando montañas y tierras bajas transportando agua, sedimentos, nutrientes y seres vivos. Por tanto, la red fluvial constituye un elemento clave en la dinámica ambiental y en el ordenamiento territorial, lo que no puede ignorarse.

No se trata pues de diseñar un escenario estático, sino de reorganizar, según unas constricciones naturales y unos objetivos claros, un sistema complejo de tal modo que siga funcionando sin tropiezos. Ello no puede lograrse desde visiones sectoriales, es necesario plantarlo desde el ordenamiento territorial integral, considerando todos conocimientos científicos que nuestras universidades están aportando y que son pertinentes al caso. Las autoridades de una ciudad deberían velar por ello.