Escritor prolífico de estilo memorialista, novelista y cronista literario, actual Embajador en Francia, tercer secretario de la Embajada de Chile en el país galo durante el periodo de Pablo Neruda en dicha legación, Premio Nacional de Literatura, Premio Cervantes, y recientemente galardonado con el Premio González Ruano de Periodismo (2011), Jorge Edwards recibió un reconocimiento de parte escritores, intelectuales y políticos durante un seminario en el que se analizó el legado y la proyección de su obra. El autor de Persona Non Grata y el Inútil de la Familia, fue testigo de una exégesis de su obra a cargo de los panelistas invitados: el poeta Oscar Hahn, el crítico literario mexicano Christopher Domínguez, los académicos, David Gallagher, Roberto Hozven y Bernardo Toro, el columnista Pedro Gandolfo, la escritora Sonia Montecino y, por cierto, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, cuyo testimonio estuvo salpicado de humor y anécdotas de vida compartida con el homenajeado:
"Nos hicimos muy amigos. Jorge Edwards era un joven tímido, educadísimo y tan futre, un pije como dicen los chilenos, que daba la impresión de conservar el saco y la corbata hasta en el excusado y en la cama. Había que intimar mucho con él para tirarle la lengua y descubrir lo mucho que había leído, su buen humor, la sutileza de su inteligencia y su inconmensurable pasión literaria. Sin embargo de pronto, en el lugar menos aparente, y dos whiskys mediante; se trepaba a una mesa e interpretaba una danza hindú de su invención, elaboradísima y frenética en la que movía a la vez orejas, ojos, nariz, manos, pies y estoy seguro qué otras cosas más. Después no se acordaba de nada. Pablo Neruda, que le tenía mucho apreció y le pronosticaba un gran provenir literario, juraba que una vez él y Matilde habían entrado a una sala de fiestas mal afamada en Valparaíso, y que petrificados de sorpresa, descubrieron al ex alumno jesuita, el joven modelo, ¿haciendo qué?: trepado en un balcón y arengando así a la concurrencia: 'Basta de hipocresía, empelotémonos todos!'. ¡Y el lo niega, pero yo meto mis manos al fuego que en su juventud Jorge fue capaz de eso y de espectáculos aún más excesivos!"
Pliegues y repliegues culurales
Por su parte, la profesora Sonia Montecino, ofreció una relectura en clave política y de tradición literaria en torno a un libro de ensayos de Jorge Edwards titulado "La otra casa. Ensayos sobre escritores chilenos" (Descargar texto completo en "Documentos Adjuntos"), en el cual se encontrarían "las claves para comprender los pliegues y repliegues culturales nuestros", agregando que se aproximaba a la obra "como si se tratara de la lectura de un cuaderno de terreno que hace posible escudriñar nuestros imaginarios a través de una mirada singular, que a su vez lee y relee a algunos escritores chilenos. La propia apuesta de Edwards, tributario de ese género de 'ensayos familiares' (...) permite esta aproximación, toda vez que en su libro -su cuaderno- hay un cruce permanente entre testigo, obras y autores", manifestó la académica.
Al presentar la conferencia de la profesora Montecino, Arturo Fontaine, Director de la Revista de Estudios Públicos, ya había adelantado que de ella se esperaba más de alguna espina entre tantos laureles...y la autora de "Madres y Huachos" no defraudó, aludiendo a los sostenidos silencios con los que la mujer y lo femenino eran tratados en la obra citada de Edwards apuntó: "En muchas de las páginas de La Otra Casa se silencian los nombres de las mujeres, incluso de aquellas con las cuales se ha compartido espacios intelectuales, a modo de ejemplo en "Sombras y Apariciones", un artículo dedicado a Bolaño, leemos: " (en Paris)...presentábamos novelas en "miniatura", en compañía de una escritora mexicana, Bolaño dijo que le costaba mucho hablar de una obra suya y ofreció en cambio presentar la novela mía. Nuestra colega mexicana, no se sabe exactamente por qué, entró en estado de súbita indignación. Uno de los personajes de la historia de Bolaño era una mexicana y nuestra compañera de mesa lo acusó en público, con inusitada furia de toda clase de deformaciones y traiciones. La mesa naufragó en una confusión muy divertida..." Más allá de las consideraciones respecto de la imagen de la mujer desbordada (un tanto "loca"), ella nunca tuvo nombre: borrada su identidad, pasa a formar parte del espectral genérico una 'escritora'".
Mario Vargas Llosa saludó las palabras de la Vicerrectora Montecino, señalando "Ya me habían dicho que la exposición de Sonia Mortecino sería una castración simbólica de mi amigo Jorge Edwards. Yo, francamente preocupado, había preparado una reivindicación viril de Jorge Edwards, pero no ha sido el caso: ha sido una castración cariñosa y sobre todo simbólica". Por su parte, David Gallagher agregó: "me encantó su enfoque antropológico y categorización de los distintos discursos de Edwards. Encontré interesante la metáfora con que usa el título de la obra de Edwards, "la Otra Casa". Pienso que quedó muy clara la observación de un machismo profundo que hay probablemente en toda la cultura chilena hasta hace muy poco".
Al finalizar el encuentro, agradecido y emocionado, Edwards replicó: "Hemos vivido momentos de conversación y reflexión, de literatura. Ha habido aquí en la mesa y en la sala, críticos y escritores, profesores y gente lectora, que es lo que más necesitamos, sin interés ninguno. Yo soy muy critico de la idea generalizada de que hay que llevar a todo el mundo a escribir, ser músico o autores. Yo creo que la idea es que todos tengamos acceso, pero a la hora que todos seamos artistas, es un infierno en la tierra". Y luego, continúo compartiendo pasajes de su vida como embajador, literato, embajador ante UNESCO, su vida con otros escritores y reflexionando con los asistentes significados y simbologías de su obra literaria.