La historia del recuerdo señala que este personaje, una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, era un aventurero francés que estableció una relación de amistad con los estudiantes de Medicina de la U. de Chile en los años '20, integrándose con bastante prontitud a las actividades "extraprogramáticas" de los jóvenes.
En el barrio Independencia se consolidó como el organizador oficial de las parrandas universitarias. Sin embargo -y tal como lo relata el doctor Raúl Etcheverry en el libro Huella y Presencia de la Facultad de Medicina, como uno de los primeros que registró esta historia oral-, con el paso del tiempo los alumnos le perdieron el rastro hasta que un día lo encontraron descansando para siempre en una mesa del pabellón de Anatomía. Como no tenía familiares y su destino final sería la fosa común, los médicos decidieron embalsamar el cadáver colocándole una copa en la mano; con una roldana que accionaba su brazo, los amigos de Martel siguieron integrándolo a sus eventos sociales, haciendo que brindara junto con ellos. Sin embargo, la cofradía fue desapareciendo y cuando el último de sus miembros falleció, su viuda decidió deshacerse de Martel, quien estaba alojado en una bodega de su fundo. Lo entregó al Museo de Historia Natural y su director en esa época, Humberto Fuenzalida, aceptó creyendo que se trataba de una pieza preincaica; pero cuando se dio cuenta de que era un cadáver embalsamado insepulto y sin certificado de defunción, decidió dejarlo -mientras tanto- a un costado de la momia del Cerro El Plomo para trasladarlo, años después, a la sección de zoología, al lado de unas tortugas de las Islas Galápagos, bajo el rótulo de Homo Sapiens.
La verdadera historia
Sin embargo, uno de los docentes de la Facultad de Medicina que encontró esta momia en el Museo Nacional de Historia Natural, doctor Julio Cárdenas, cuenta su verdadero pasado: "En los años '30 se realizaban fiestas de la primavera y para ganar puntaje, los universitarios podían hacer obras de teatro que se montaban en el Teatro Municipal. Un grupo organizó una presentación que se llamaba "La clínica" y, para ambientar, se robaron un cuerpo conservado del Instituto de Anatomía y lo llevaron en tranvía hasta el recinto cultural. Cuando el director del teatro se dio cuenta de que era un cadáver real lo rechazó y los mandaron de vuelta; ellos quisieron devolver el cuerpo, pero no lo hicieron porque quedarían en evidencia de su robo, por lo que lo guardaron y, cada vez que hacían una reunión, lo sacaban para brindar con él".
- ¿La roldana en el codo era para que pudiera levantar la copa?
- No, era para que pudiera doblar el brazo y se pudiera guardar en el armario en que lo tenían.
El relato continúa no menos sabroso: "El grupo de médicos implicados en este robo creó una cofradía que se llamaba "Sífilis"; su jefe se denominaba "Treponema" -como el bacilo que provoca la enfermedad- y el "Chancro" era el lugar donde se juntaban. El último de los médicos del grupo, al morir, dejó la momia al cuidado de su madre y ésta, a su vez, se la entregó a su nieto, también médico, quien por deferencia a la que sería su esposa devolvió el cadáver a su madre y ésta lo donó al Museo Nacional de Historia Natural; en este punto las historias coinciden", añade el doctor Cárdenas.
- ¿Y de dónde sale el nombre de Carlos Martel?
- El nombre se lo dio el doctor Juan Vásquez, que fue el último doctor que la tuvo, luego de un cuadro de delirio que tuvo durante un episodio de neumonía. Él la tenía en su dormitorio y cuando comenzó a delirar, se imaginó que el cuerpo le decía que era Juan Martel, un pintor de origen francés que llegó a Chile después de que su musa inspiradora se fue con otro artista y, por los celos, llegó a Valparaíso y luego a Santiago. Encontré la familia del doctor Vásquez en Viña del Mar, vi los manuscritos que hizo luego del episodio de sicosis y ellos señalan que sabían que la momia había salido del Instituto de Anatomía y que lo donaron al Museo Nacional de Historia Natural.
- ¿Y quién era, realmente, Carlos Martel?
- No se sabe, no hay registros de esa época referidos a los cuerpos que se conservaban para la docencia; generalmente eran personas que habían fallecido en calidad de no identificados. De hecho, tenemos otra momia en nuestro museo al que le decimos "el primo de Martel" y que debe haber sido otro de los cadáveres sobre los que se probaban las técnicas de embalsamamiento, pues antiguamente se conservaban en alcohol.
Para celebrar toda esta historia y para conmemorar los 90 años de la creación del Instituto de Anatomía -pues se fundó el 4 de mayo de 1922- el viernes 25 de mayo de 2012, a las 11 horas, se realizará una ceremonia oficial en la cual el Museo Nacional de Historia Natural hará entrega, en comodato al Museo de Anatomía de la Facultad de Medicina, del cuerpo de la momia de Carlos Martel, luego de lo cual se hará un especial brindis en su honor.