Durante casi tres años no hubo ratos libres, tiempo de ocio ni fines de semana de relajo para José Luengo, Nancy Coromer, Jacqueline Sanhueza, Yolanda Galaz y Eleodoro Campos, personal de colaboración de la Facultad de Artes. Ello porque este grupo de funcionarios decidió saldar una deuda personal pendiente y finalizar sus estudios secundarios.
Desde la unidad de Bienestar de la Facultad de Artes les llegó la información de que existía esa posibilidad. Sólo debían poner el tiempo, las ganas y la perseverancia, pues la Dirección de Recursos Humanos de la Universidad tenía un convenio con un Organismo Técnico de Capacitación (OTEC) por lo que este proyecto no tendría costo económico para ninguno de ellos.
"Se sumaron muy entusiasmados" comenta Dolores Osorio, Asistente Social de la sede Alfonso Letelier Llona de la Facultad de Artes, quien acotó además que "nos dedicamos a ayudar y preparar a jóvenes estudiantes, mientras que al interior de nuestra comunidad existen personas que por diversos motivos no habían podido concluir esa etapa. Por ello me pareció interesante el proyecto, el que no habría llegado a buen puerto sin su compromiso y esfuerzo".
Padres y madres de familia y también trabajadores a tiempo completo en distintas unidades de la Facultad, los funcionarios debieron retrasar el regreso diario a sus hogares para volver a una sala de clases y con ello enfrentarse nuevamente a tareas, pruebas, trabajos y jornadas de estudios.
"Pensamos tirar la toalla varias veces", reconoce Jacqueline Sanhueza, auxiliar de la sede Alfonso Letelier Llona de la Facultad de Artes. Sus compañeros asienten con una sonrisa, pues lo difícil no sólo fue compatibilizar las actividades laborales con las estudiantiles, sino también retomar los hábitos y rutinas que no realizaban hace varios años.
El ansiado diploma
Vestidos con sus mejores trajes y acompañados de sus orgullosos familiares y de autoridades de la Facultad de Artes, como el Vicedecano, profesor Jorge Gaete, y el Director Económico, Hugo Águila, los funcionarios llegaron a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, lugar en el que la mayoría de ellos tuvo clases, para concluir formalmente este ciclo.
Ahí se reencontraron con funcionarios de dicha Facultad, con quienes compartieron aula y conocimientos. También se encontraron con quienes fueron sus profesores, a quienes agradecieron pública y personalmente.
Fue precisamente el profesor José Luis Rodríguez, quien los instruía en las áreas de matemáticas e inglés, quien les dirigió unas emotivas palabras valorando ante todos la importancia del logro alcanzado. "Creo que cuando una persona se educa no sólo es esa persona la que se transforma, creo que se transforma también su familia y por extensión su comunidad y desde luego que es todo el país el que se beneficia de este proceso. Como profesor quiero decirles que me siento tremendamente orgulloso y quiero agradecer a la Universidad que ha dado las instancias para que esto sea posible".
"Fui testigo de un proceso alquímico, donde antes no había nada y ahora hay algo extraordinario y eso es motivo de orgullo para todos nosotros. La semilla creció, el árbol se hizo fuerte, el fruto nació y ahora es tiempo de disfrutarlo y como decía anteriormente es el momento de pensar en el futuro de una manera diferente. El ser dueños de un nuevo conocimiento nos hace dueños de nuestro propio destino y por lo tanto creo que eso es algo de lo que pueden sentirse orgullosos y contárselo a otras personas. Ustedes pueden decir ahora yo pude, tú también puedes. Así que háganse ustedes portadores de ese mensaje", concluyó Rodríguez.
Representando a todos los estudiantes de la Facultad de Artes, la funcionaria Nancy Coromer, compartió sus impresiones con los asistentes a la ceremonia. Emocionada destacó que la oportunidad les permitió "conocer compañeros, compartir con ellos, lo que fue muy enriquecedor". También valoró el apoyo de "las autoridades de la Universidad de Chile, del cuerpo docente, que nos motivaron, ayudaron y acompañaron en este proceso de hacer realidad nuestros sueños. Confirmamos que no podemos separar el aprendizaje del trabajo, eso significa que no hay ninguna etapa en nuestras vidas que podemos decir que el aprendizaje ha dejado de ser necesario", concluyó.
Por su parte, Dolores Osorio, Asistente Social de la Facultad, añade a modo de conclusión que "logros como este ayuda a las personas a sentirse en paridad con el resto del mundo porque confirma que son capaces de lograr metas y por ende, el futuro está abierto para ellos. Para el área de Bienestar es un orgullo porque significa que contribuimos a sus logros facilitándoles procesos, que es la orientación que tiene esta unidad".