Historia

En enero de 1931, la Universidad de Chile crea la Secretaría de Bienestar Estudiantil. Las profundas transformaciones institucionales, sociales y culturales que vivía el país eran parte de nuestra Casa de Estudios, la que motivada por la necesidad de cambios decide innovar, redactando el Estatuto Orgánico del 20 de mayo de 1931. Éste refleja el interés por encarar el creciente desasosiego social y económico de entonces, centrando su apoyo en los estudiantes, incorporando a sus principios fundamentales la asistencia social de éstos: “La Universidad ‘debe’ protección a los estudiantes [...] y procurará su bienestar y perfeccionamiento. La Universidad ha dejado de ser una Institución exclusivamente ‘docente’, para convertirse en una entidad que resguarda el patrimonio humano que la sociedad deposita en sus manos durante un período de preparación para la vida plena de sus miembros más destacados [...]".[1]

Primer servicio estudiantil y la creación de departamentos de apoyo estudiantil

Como resultado de esta nueva política, el 3 de junio de 1932, se crea la Secretaría de Estadística e Informaciones y Bienestar Estudiantil, pionera en América Latina. El Departamento Técnico de Estadística e Informaciones (DTEI), exponía las problemáticas de los alumnos con el objeto de que los organismos universitarios pertinentes -especialmente el Departamento de Bienestar-, procuraran soluciones efectivas. El DTEI elaboraba estadísticas y bases de datos de las actividades estudiantiles y profesionales de los egresados, junto a publicaciones informativas de interés para el alumnado. Destacable es la Guía del Estudiante, que orientaba al alumno en sus trámites universitarios. Además, se estableció una Bolsa de Trabajo, permitiendo a los estudiantes desempeñar empleos compatibles con sus obligaciones académicas.

En 1941 la Secretaría se descentraliza a través de los departamentos de: Asistencia Económica, Médica, Estadística e Informaciones, y Deportes, los que constituyeron el Servicio de Bienestar Estudiantil, dependiente directamente del Rector.

Una Universidad Nacional y la Reforma Universitaria

Durante los rectorados de Juvenal Hernández y de Juan Gómez Millas, la Universidad de Chile se consolida como una Universidad Nacional en permanente desarrollo, en el cual la FECH "[...] posee una honrosa tradición de lucha a favor de los ideales juveniles, prestando una cooperación efectiva y práctica al Servicio de Bienestar Estudiantil, ayudando a conseguir y afianzar ciertos beneficios generales que, sin el dinamismo de sus campañas sostenidas y bien inspiradas, habrían quedado en el terreno de las expectativas."[2]

De esta manera, la participación estudiantil va creciendo: "[...] el art. 38 del Estatuto Orgánico establece que los alumnos de cada Escuela tendrán derecho a hacer oír su voz en el seno de las Facultades, cuando se trate de asuntos de interés especial para el bienestar del alumnado"[3], constituyéndose así las Juntas Locales de Bienestar, formadas por representantes del Decano, de los académicos y de los Centros de Estudiantes.

Entre 1968 y 1970 se comienzan a democratizar las antiguas estructuras universitarias, implantándose con fuerza conceptos como "participación activa de la comunidad universitaria" y "autonomía universitaria". Así, se desarrolla la autocrítica y la reflexión sobre la relación Sociedad-Universidad, permitiendo que el estamento estudiantil adquiera una participación real en la elaboración de las nuevas políticas universitarias.

El nuevo Estatuto Orgánico de 1971 da cuenta de estas orientaciones: "[...] la Universidad debe protección y atenderá en forma preferente al bienestar y perfeccionamiento cultural, físico, intelectual y moral de sus alumnos, para lo cual creará los organismos pertinentes [...] y propenderá al desarrollo de un sistema de seguridad integral del estudiante."[4]

Intervención en la Universidad

Con la violenta fractura nacional de 1973, el espíritu democrático de la Universidad sufre profundos cambios. Las autoridades son designadas y ajenas a la institución, auspiciando muchas veces una política autoritaria. La expresión máxima de esta política se tradujo en el Estatuto de 1981 -aún vigente-, que establece los mecanismos para conformar una Universidad alejada del Estado y de escaso compromiso con el desarrollo nacional, promoviendo un régimen de autofinanciamiento en un escenario de competencia regulado por el mercado. Junto a esto, la Universidad se reestructura, perdiendo sus sedes provinciales y la Facultad de Educación. Los avances en materia de participación estudiantil fueron derogados.

Las políticas universitarias son orientadas desde Juntas Directivas. Nace el Crédito Fiscal, representante del nuevo sentido de bienestar estudiantil, y se suprime el Arancel Diferenciado. Se suspenden los estudios e investigaciones acerca de temas del alumnado y se crea el Departamento de Servicios Estudiantiles, cuya principal misión es administrar y "racionalizar". Según definición propia, "[...] los Servicios Estudiantiles de la Universidad de Chile tienen por propósito apoyar a los alumnos en la continuación de sus estudios y brindar atención al estudiante en sus múltiples necesidades, favoreciendo un mayor bienestar y desarrollo personal y social."[5]No obstante los Servicios de Bienestar disminuyeron su presupuesto, revelando una visión clínica y asistencialista en los programas y acciones que desarrollan estos Servicios, quedando todas las orientaciones respectivas en manos de asistentes sociales ubicadas por Facultad, que mantenian muchas veces el servicio por vocación.

Por otra parte, las manifestaciones culturales no representativas de las políticas oficiales, fueron reprimidas.

Desafíos para el siglo XXI

En 1990 la Universidad de Chile elige democráticamente a sus autoridades, recobrando así, parcialmente su autonomía, pues de todos modos la Institución se presenta disminuida, con una deuda creada desde el Estado, y limitada para ofrecer un proyecto crítico y de desarrollo nacional.

Sólo gracias al aporte, esfuerzo y compromiso de académicos, estudiantes y funcionarios, es que se logra sostener una Casa de Estudios profundamente dañada.

En este proceso reconstructivo se crea, durante el rectorado del Dr. Jaime Lavados, el Departamento de Asuntos Estudiantiles (1994).

Durante la rectoría del Prof. Luis Riveros se impulsan, desde el seno de la Comunidad Universitaria, una serie de iniciativas que intentan replantear el rol y compromiso de la Universidad con la sociedad chilena y el desarrollo nacional, a la vez que se genera un nuevo Estatuto de la Universidad de Chile, considerando la participación de académicos, estudiantes y funcionarios. Actualmente funciona el Senado Académico, que está conformado por los tres estamentos de la comunidad, y se encarga de revisar la reglamentación y las políticas institucionales a mediano y largo plazo.

Junto con desarrollar y reforzar sus capacidades de generación de conocimiento, se hace hincapié en el cumplimiento de su rol de universidad pública, lo que requiere el respeto irrestricto a la libertad individual y colectiva, a la participación de sus miembros según sus responsabilidades y jerarquías; propendiendo a labrar la unidad valórica de la Institución, manteniendo su diversidad sin desatender la necesidad de cultivar lazos solidarios para paliar la segmentación social, o discriminaciones de cualquier especie que provengan del exterior.

La Dirección de Bienestar Estudiantil debe colaborar para que las discriminaciones socioeconómicas no afecten la excelencia y el potencial académico de los estudiantes. Para tal fin, la Dirección genera políticas basadas en un componente profesional, paralelo a una significativa, amplia y directa participación de los estudiantes y funcionarios.

Cabe destacar que, en esta etapa, la Universidad ha incrementado sostenidamente los recursos destinados al Programa de Atención Económica.


Notas

 

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