Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia del sexagésimo Aniversario del Coro Sinfónico.

El nuestro es un país donde cuesta tanto hacer arte y cultura. Cuesta, porque muchas veces nuestros incentivos, cada vez más, desafortunadamente, están colocados en los aspectos más materiales e inmediatos. Cuesta, porque por lo mismo, muchos entienden al arte y la cultura como cosas que deben ser estimuladas de manera solo muy marginal en el contexto de las prioridades nacionales. Cuesta, porque tradicionalmente fueron las universidades y ésta la primera en dónde se debían canalizar las acciones de arte y cultura para llevarlas a la gente.

Pero estas universidades son hoy día concebidas esencialmente como instrumentos de mercado, donde se debe hacer aquello que se puede financiar y se puede financiar sólo aquello que se puede vender. Y, por lo tanto, este criterio de nuestra sociedad es que vamos avanzando, que todo tiene un precio, aunque no sepamos el valor que tiene, y esto ha ido arrinconando de una manera muy singular, pero también muy preocupante, al arte y la cultura. Creo, por lo tanto, que quienes como nuestro Coro dedican su tiempo, su esfuerzo, su vida, muchos años a llevar el arte a la gente, a llevar el arte a los jóvenes, a los pobres y a los ricos, a los viejos y a los jóvenes, hacen un esfuerzo que está mucho más allá de lo que a veces es permitible en base a las reglas, a los incentivos, a las condiciones que prevalecen en una sociedad que se materializa crecientemente y en la cual se promueve lo chabacano para poder atraer y en que se estimula lo vergonzoso para poder entonces comunicar y vender.

Por lo tanto, yo creo que cuando una institución como el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile cumple 60 años, es un minuto para reflexionar respecto de lo que hoy somos capaces de hacer. ¿Cuántas universidades hoy día generarán un Coro Sinfónico que tenga una vida de 60 años, o podrán ser capaces de sostener una Orquesta Sinfónica o un Ballet Nacional o un Teatro Nacional no porque produzca ningún tipo de ingreso, sino porque produce bienestar y hace trabajo universitario para la gente y para el país?

La Universidad de Chile, lo hizo a partir de la década del 40 con ese esfuerzo formidable que encabezó el Rector Juvenal Hernández, secundado, por cierto, por don Domingo Santa Cruz, Decano de nuestra Facultad de Artes. Un esfuerzo que fue dominado no por la carencia de grandes recursos. El Teatro Nacional Chileno partió aquí en esta sala, guardando sus instrumentos allá atrás en el cuarto de las escobas, así llamado, y así empezó aquí lo que hoy día constituye uno de los teatros más emblemáticos del mundo de habla hispana. Nuestra Orquesta Sinfónica partió también con ese mismo esfuerzo, una Orquesta que es capaz de llegar a sitios como Alemania, el año pasado y fue aplaudida, ovacionada, por un público culto que sabe de música, que sabe escuchar y que abunda en una sala inmensa. Es decir, esta es una universidad que ha logrado sustentar y proyectar una acción cultural y artística de verdad sin esperar más que aquella recompensa que corresponde a una universidad nacional y pública que es el apoyo de la gente, el apoyo ciudadano.

La Universidad de Chile es una institución republicana, desde su fundación y su esfuerzo siempre ha estado orientada a servir al país como prioridad número uno y lo ha servido con la extensión artística y cultural, pero también lo ha servido con la investigación científica y tecnológica, que también se hace en esta institución, no porque se reciba un peso más o un peso menos, sino porque tenemos un criterio que va mucho más allá, que tiene que ver con el servicio a la nación. En esa cultura formamos a nuestros estudiantes y en esa cultura trabajamos los académicos y los funcionarios de esta institución, con esa cultura fuerte y grande de saber que ésta es una institución que no está para generar superávit, ni está para repartir utilidades, sino que está para llevar el conocimiento al país y a sus necesidades.

Creo que es importante recordar, cuando se cumplen 60 años del Coro Sinfónico, que no han sido, ciertamente, 60 años de recursos abiertos, disponibles para hacer todo el trabajo que brillantemente ha llevado a cabo el Coro durante tantas décadas. Por el contrario, ha sido un trabajo difícil, un trabajo que ha ido encontrando permanentemente barreras, pero que las ha sabido sortear exitosamente y eso representa lo que es y lo que ha sido la Universidad de Chile a lo largo de su existencia, una institución que ha sabido sortear barreras. Hoy esas barreras son fuertes, esas barreras son más importantes e imponentes y quizás más injustas, pero la universidad las está sorteando bien y las seguirá sorteando para seguir siendo la primera universidad del país y una de las primeras también de Latinoamérica.

Por esto nos enorgullece este cumpleaños del Coro, porque son 60 años que no miran hacia atrás, sino que 60 años, que como muy bien se ha dicho aquí, miran hacia el futuro, dónde hay amenazas, dónde hay fortalezas, dónde hay desafíos, y frente a esas amenazas, fortalezas y desafíos el Coro y nuestra actividad de extensión artística y cultural en general saldrán triunfantes, como han salido triunfantes en todas estas décadas las cuales admiramos, a las cuales tenemos que rendirles tributo, como un ejemplo para la universidad de lo que se puede hacer estando aquí adentro, porque existe un corazón fuerte y azul para dedicarlo al trabajo de la universidad.

Yo tengo que agradecerle al Coro a nombre de la Universidad de Chile. Lo que hemos hecho es entregarle al Coro, por primera vez, a una institución dentro de la universidad, la Medalla Pedro de la Barra. Es un premio a una historia, a un esfuerzo, a lo que se ha realizado durante tantos años por y para nosotros. Eso tenemos que agradecer y lo agradecemos como sabemos y como podemos hacerlo, haciendo este gesto al Coro justamente con una distinción por ser una institución emblemática de la Universidad de Chile. Una institución que ha rendido un servicio importantísimo a la Universidad de Chile y al país, pero lo más importante, una institución que por los próximos 60 años también seguirá rindiendo a esta universidad, y al país, los servicios que en forma brillante, que en forma, yo diría, combativa, decidida y comprometida le ha rendido históricamente. Gracias a los miembros del Coro, gracias por su trabajo, gracias por dedicar su pasión, su tiempo, su vida, a algo tan hermoso, como es llevar sentimiento a la gente. Gracias por lo que han hecho, pero, por sobre todo, gracias por lo que van a seguir haciendo ustedes y los que vengan después de ustedes. Gracias por acompañarnos en este feliz cumpleaños.

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