Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de lanzamiento del libro "Biodiversidad Marina: Valoración, Usos y Perspectivas. ¿Hacia dónde va Chile?"

Me corresponde, por cierto, manifestar la alegría de la institución por la aparición de este libro, esta obra, que en lo importante, resume un largo trabajo, una significativa investigación. Una contribución, esperamos, al debate nacional sobre estas materias. Me caben tres comentarios, que quiero hacer, no siendo yo un especialista en temas de biodiversidad.

Me parece, en primer lugar, que este libro representa lo que está ocurriendo en Chile en el siglo XXI, que es la mirada hacia el océano. Como historiador debo reflexionar que nuestro país, durante dos siglos de su vida independiente, ha mirado hacia la montaña, mientras que nuestra mirada hacia el mar ha sido ocasional, ha sido en oportunidades, especialmente con algunos pequeños balbuceos de desarrollos comerciales, pero sobre todo, con aquellos que tenían que ver con la guerra y la defensa nacional. Pero la mirada al mar como un recurso, evidentemente, es una cosa que está presente en nuestras discusiones de política sólo desde hace algunos años y creo que eso marca y ha de marcar el devenir de Chile en el siglo XXI, en donde el mar proporciona no sólo un recurso para nuestro desarrollo interno, sino también poderosamente para nuestro desarrollo externo. Por lo tanto, creo que este libro se ubica en una perspectiva de futuro que es muy importante para el país.

El segundo comentario es referente a lo que ha expresado el profesor Figueroa y también mencionó el Ministro. Chile es un país que tiene un crecimiento cuya sustentabilidad tiene mucho que ver con el mar, y tiene que ver con los recursos naturales, en general. Esta perspectiva económica de mirar a Chile para los próximos veinte años, con una tasa de crecimiento significativa, nos permite elevar nuestro ingreso per capita de los 5 mil ó 6 mil dólares, a los 12 mil o 15 mil dólares y, por lo tanto, nos pone en las puertas de lo que se ha llamado desarrollo económico. Creo que merece también mayor reflexión respecto de qué es lo que importa, eso del punto de vista de la composición de nuestra producción.

Ciertamente, nuestra producción ha estado orientada a las exportaciones fundamentalmente. Eso ha sido un pilar, junto con la inversión, muy importante para el crecimiento económico que hemos tenido en la última docena de años o algo así. Sin embargo, nuestras exportaciones son todavía altamente intensivas en recursos naturales y en mano de obra barata; es evidente que no es posible pensar para un país pequeño como éste, sobre todo en la localización en que estamos en el escenario mundial, no es posible pensar que el desarrollo económico y la sustentabilidad de esta alta tasa de crecimiento que hemos tenido y esperamos tener, se siga sustentando sólo en recursos naturales y en mano de obra barata. Eso no nos provee, como país, la competitividad que necesitamos a nivel internacional y eso, por lo tanto, llama a reflexionar sobre las maneras en las cuales podemos y debemos inducir mayor valor agregado a nuestras exportaciones, a las exportaciones basadas en el mar y a aquellas que están basadas en la tierra.

Y sin ninguna duda, entonces, estos son dos temas en los cuales hay una enorme falencia para enfrentar este dilema. El primero de ellos tiene que ver con el recurso humano y su productividad y, ciertamente, allí el tema de la educación aparece como el primer titular importante. Este es un país que ha descuidado su educación; tenemos una educación de mala calidad, mal distribuida, con pocas perspectivas de futuro, en donde ni siquiera estos contenidos llegan a los niños. Es sorprendente mirar las cifras de titulación de profesores del año 2003, en el país, en el cual se titulan un poco más de 400 profesores de educación física, algo así como 180 profesores de religión, pero sólo 10 profesores de química, 12 profesores de física. Eso es absurdo, para un país que dice que tiene un futuro económico, que tiene que empujar el desarrollo y que tiene que meter esto en la cabeza de los futuros ciudadanos para pensar obviamente en opciones económicas y sociales distintas.

Entonces ahí hay una falencia enorme y la segunda es, evidentemente, la falencia que tenemos en materia de investigación, de innovación y de tecnología. El país está sub-invirtiendo en esa materia, y eso se ha destacado insistentemente. Todos esperamos que este nuevo fondo de innovación y tecnología dé la oportunidad, precisamente, para poder poner más inteligencia en el desarrollo económico del país y que precisamente sean las universidades, con una visión y una mirada distinta, en asociación con el sector productivo, probablemente, y con una mirada nacional, las que puedan hacer una contribución importante para que efectivamente la investigación se convierta en un insumo para el proyecto económico y social del país, que ahora todavía no lo es. No lo es porque el país ha descuidado lo que se ha llamado el gasto, y que debemos llamar mejor la inversión en conocimiento, en investigación y que este país, necesariamente, debe poner junto con una mejor educación, para que entonces la sustentabilidad del crecimiento se base en inteligencia, y valor agregado y no solamente en recursos naturales y mano de obra de baja calidad y de baja remuneración.

Y el tercer comentario es que realmente es una satisfacción ver que la Universidad de Chile ha liderado este trabajo; lo ha hecho nuestro Programa de Estudios Interdisciplinarios en Biodiversidad, lo ha hecho la universidad en su conjunto. Me alegra mucho ver que aquí hay interacción efectivamente disciplinaria, no es solamente un buen titular; veo que hay antropólogos, veo que hay economistas y evidentemente cientistas y eso es, evidentemente, también una buena señal hacia dentro de la universidad y hacia fuera. Hemos aprendido y estamos aprendiendo a hacer efectivamente trabajo interdisciplinario; esa es la nueva mirada que necesitamos para poder tener éxito también como universidad en estos nuevos fondos competitivos, en estos recursos que provee la opción para que el país efectivamente haga investigación en innovación y tecnología.

Es muy satisfactorio ver que del total de autores que hemos convocado, hay una buena cantidad de universidades y de talentos de muchas otras partes del país y del extranjero. Hay 11 trabajos publicados por profesores de la Universidad de Chile, y eso es tremendamente satisfactorio cuando uno lo ve desde arriba, porque uno ve la enorme influencia que tiene esta institución y que no se debe perder en materia de investigación. Esos porcentajes que salen de esa contribución al libro son muy similares al 32 % que tenemos de los proyectos FONDECYT, al 18 % que tenemos de proyectos FONDEF, al 44 % que hemos tenido recientemente en el proyecto Anillos de investigación de CONYCIT y esperamos que ese porcentaje sea más del 50% del nuevo fondo tecnológico que se pondrá en funcionamiento el próximo año.

De manera que quería hacer estos comentarios, porque a mí me parece que es tremendamente pertinente la presentación del libro en este minuto, obviamente, para la discusión que tiene que ver con políticas económicas, con políticas sociales, con políticas de diseño de desarrollo, pero también tiene mucho que ver con los retos que el país enfrenta en el campo de la formación de sus recursos humanos y en el campo del desarrollo de la investigación básica y aplicada.

Yo quiero agradecerle al profesor Figueroa, por su conducción, su trabajo en esto. Quiero llamarlos a que de este libro se publique también algo que sea digerible por el mundo escolar chileno. Yo creo que es muy importante llevar el conocimiento de ciencia a los niños, porque esos son los futuros ciudadanos. Hoy es francamente un poco angustiante, cuando uno conversa con los actores políticos, darse cuenta de que los actores políticos no entienden el problema de la ciencia, ni el problema de la tecnología; lo ven como una cosa todavía lejana, como una cosa todavía prescindible, como una cosa que todavía no es aplicable realmente y eso se deriva de la pobre formación que nuestra generación han tenido hasta ahora en materia científica.

Eso hay que cambiarlo; tenemos que hacer un esfuerzo en esa dirección y a mí me parece que estas obras que publica la Universidad de Chile desde muchas de sus Facultades e Institutos, que son actividades y programas, deben ser llevadas a los niños, para que los niños entiendan el mensaje fundamental que hay, porque esos van a ser los futuros directivos, los futuros políticos, los futuros tomadoras de decisiones, sobre materias que son tan importantes en esta perspectiva de 20 ó 30 años para el país.

Yo quiero agradecerle a los que contribuyeron a este trabajo. Yo sé lo difícil, complicado, muchas veces, lo intensivo en tiempo que es, contribuir a este tipo de obra, pero es muy importante no sólo para la institución, es también importante para el país. Desde luego, es una contribución que quedará también en la historia del siglo XXI, con la Universidad de Chile, como aquella que sembró con fuerza la idea de que mirar hacia el mar hoy no sólo es algo que hace sentido, sino que de verdad el mar es lo que nos va a dar el pan hacia el futuro. Muchas gracias a todos ustedes por estar acá.

Compartir:
https://uchile.cl/u11004
Copiar