Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de distinción como Profesor Emérito a los doctores René Artigas, Francisco Beas, Raúl Etcheverry y Carmen Velasco.

Éste no es un acto de despedida, éste es un acto de homenaje. Es un homenaje a quienes han cumplido una tarea ejemplar en la Universidad de Chile. Debo decir que la concesión de la Medalla Profesor Emérito a estos cuatro profesores fue, ciertamente, debatida en el Consejo Universitario y el volumen de sus currículos sorprendió e impactó, pero ciertamente, constituyó solamente la evidencia de lo que ya sabemos respecto a la contribución enorme que ellos, cuatro en sus distintas especialidades, en sus distintas carreras, han hecho al desarrollo de la medicina en Chile y particularmente a nuestra Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Ciertamente cuando entregamos el grado de Profesor Emérito, hay una mirada hacia atrás, y esa es, de manera indispensable, la mirada hacia la contribución que, ciertamente está condensada en tantos artículos, en tantas publicaciones, en tantas conferencias, en el tránsito a través de la carrera académica, en tantas responsabilidades distintas que han tenido que ejercer. Carmen Velasco ha sido hasta Decana de la Facultad y esa es una historia que se reconoce y se premia, porque constituye, ciertamente, un fundamento de lo que es, lo que ha sido y lo que seguirá siendo la Universidad de Chile.

Es, ciertamente, esa contribución importante, porque ha marcado lo que esta universidad ha logrado consolidar como institución de educación superior e investigación. Pero también está la mirada hacia el futuro. Por eso, éste, he dicho, no es un acto de despedida, sino que un acto de homenaje y de reconocimiento. Un Profesor Emérito no se va de la Universidad de Chile, porque el principio consiste en dejar a lo mejor de lo nuestro permanentemente en la Universidad de Chile, y queremos primero que todo utilizar su ejemplo. Ellos han sido, como tantos otros en nuestra historia, quienes han logrado vencer resistencias, quienes han logrado, con su fuerza, con su capacidad, con su competencia, empujar tantas fronteras para ir posicionando mejor su trabajo y el trabajo de la universidad.

Ellos nos dan un ejemplo que hay que replicar hoy cuando muchos de nuestros académicos jóvenes esperan que se les traiga todo para poder desarrollar su trabajo; ellos son un ejemplo que muestra que aquí hay que pelear por las cosas, aquí hay que luchar por las cosas, porque aquí en Chile hay un medio que nunca ha sido propicio en Chile para la creación, para la inteligencia, para la inversión, en el largo plazo. Ellos nos han dado un ejemplo de cómo construir trabajo académico, e institucionalidad académica, en tiempos difíciles y la universidad siempre, siempre, ha enfrentado esto. Esta misma Casa Central se demoró 15 años más de lo presupuestado en su construcción, porque a mitad de camino faltaron también los compromisos públicos; desde sus orígenes, esta institución ha enfrentado situaciones difíciles y hoy día también las enfrentamos y es importante entonces mirar con perspectivas de futuro a ese pasado que tantos nos ayudaron a construir esta universidad. Y es por eso tan importante que ellos sigan con nosotros. Yo creo que es tan importante escucharlos ahora, es tan importante que nuestros estudiantes del pregrado escuchen lo que Carmen Velasco nos acaba de decir, escuchen lo que ellos tienen que decir, porque esa lección que viene de la historia y de la experiencia es insustituible y es lo que hace la diferencia, como muy bien lo ha dicho el Decano, entre esta universidad y algunas instituciones de formación profesional. Es la diferencia que hace la tradición, que hace la excelencia, que hace la inversión, que hace la maduración, no solo el tiempo, sino que el esfuerzo premeditado para hacernos mejores.

¿Cuántos académicos jóvenes, médicos titulados este año o el año pasado en nuestra universidad, seguirán acá con nosotros, el año 2050, o el año 2070? Aquí hay un titulado, del año 1933, que ha estado toda su vida al servicio de esta institución. ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a hacer eso, cuántos de nosotros estamos comprometidos con esta universidad que siempre ha llevado adelante la ciencia, el arte, las humanidades, con compromiso y con sacrificio? Yo creo que ese ejemplo es el legado del futuro y es el que hay que mirar en nuestros profesores eméritos. A nuestros profesores eméritos hay que llevarlos a las generaciones jóvenes para enseñarles cómo se combate, para defender los principios, para defender el trabajo académico, para defender las convicciones propias.

Esta es una gran universidad, estamos todos los días trabajando para que sea una gran universidad y la mejor universidad de Chile. Estamos permanentemente en el empeño de hacer la mejor docencia, el mejor postgrado, la mejor investigación con compromiso por el país, por el futuro del país, por la inteligencia del país, pero nada de esto podría ser posible si ellos no hubiesen estado con nosotros en nuestras aulas, en nuestros laboratorios, brindándonos ejemplo, brindándonos competencia, brindándonos compromiso.

Por todo esto este acto es un alto en el camino, para decirles gracias, por lo que ustedes han hecho por esta institución, por nuestra Facultad, por tantas generaciones de médicos, de cientistas; por lo que ustedes han sido capaces de construir como ejemplo, que aquí en esta Casa no se olvida. Porque aquí se mantiene la buena tradición de la buena contribución, de la buena inteligencia, de la buena academia y ustedes son un ejemplo de eso, y como Rector les digo gracias, gracias por siempre. Naturalmente, sigan con nosotros, porque hay muchos jóvenes que se hacen preguntas sobre el futuro y ustedes con la mirada en el tiempo y de la experiencia en esta institución tienen muchas respuestas que dar todavía. Muchas gracias a todos por acompañarnos esta mañana.

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