Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia Distinción Académica de Profesor Emérito al Profesor Doctor Mario Sapag-Hagar.

Creo que en la cultura universitaria, el grado de Profesor Emérito, más allá de la definición que nos ha leído Mario Sapag-Hagar, corresponde al concepto de profesor por siempre. El grado de Profesor Emérito se asocia a aquellos que han ejercido una carrera distinguida al servicio de la institución, y que son entonces reconocidos por ésta, como un académico que no queremos que deje de ser tal, independiente de sus condiciones contractuales, independiente de su relación formal contractual. La cuestión fundamental para el grado de Profesor Emérito es el reconocimiento, y en segundo lugar, la ligazón es permanente con la institución. Y por tanto, este acto simboliza que Mario Sapag seguirá con nosotros, seguirá trabajando con nosotros y seguirá perteneciendo a la Universidad de Chile, porque esta es su vocación, porque esa es su decisión y también la nuestra.

Y es que Mario Sapag presenta más de 50 años de servicio a la institución, y 50 años de servicio extraordinariamente significativos, desde luego, porque él ha cumplido a nivel de su facultad, prácticamente con todos los cargos posibles y los ha desempeñado y aquí ha existido testimonio de su tremendo trabajo; en la conducción, en la organización del trabajo académico, sobre todo en la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas. También, por su trabajo académico, él ha sido el formador, el maestro, el conductor de generaciones de investigadores. Muchos de los cuales a quienes conocemos, no tienen sino agradecimiento, para con el ejemplo y el trabajo perseverante que aprendieron de su maestro, Mario Sapag.

Pero también, a nivel de la institución como un todo, Mario Sapag fue un arquitecto de fundamental importancia en la Comisión Superior de Evaluación, y gracias a él, se condujeron cambios, acomodos a circunstancias cambiantes, que él condujo, que organizó, que proyectó y que han tenido y tienen todavía enorme significancia en el trabajo de la Universidad de Chile, cuya espina dorsal es la carrera académica y uno de cuyos fundamentales defensores y constructores, fue precisamente nuestro homenajeado de hoy.

Pero también su aporte fue como Vicerrector Académico, porque él continuo con las buenas cosas de su antecesor, el doctor Lolas, pero proyectó otras que fueron de gran importancia para el trabajo institucional y que han sido mencionadas, como la reforma del Pregrado. La reforma del Pregrado se inició con la conducción de Mario Sapag, una tarea de grandes proporciones en la cual todavía estamos comprometidos, pero que ha experimentado avances y esos avances en gran medida se pueden asociar a los orígenes que tuvo bajo la conducción de su Vicerrector Académico. Pero asimismo el crecimiento de los posgrados y la redefinición de una política de posgrado en la universidad también se originó en Vicerrectoría de Mario Sapag y se ha proyectado bajo quien es hoy día, la sucesora en esas responsabilidades, con el éxito que todos sabemos que ha tenido en el tiempo nuestro programa de crecimiento y de profundización en los doctorados de la universidad.

Pero así también, le debemos una serie de otras iniciativas, como lo que tiene que ver con los programas de investigación que empezaron a financiarse bajo la Vicerrectoría de Mario Sapag, para dar estímulos a investigadores jóvenes, a proyectos que quedaban pendientes por falta de financiamiento público, a una serie de iniciativas que no constituyeron, una masa monumental de recursos, pero si políticas bien focalizadas, bien orientadas y que hoy día son muy bien reconocidas, sobretodo por los investigadores más jóvenes y que están comprometidos en la preparación de proyectos de mayor envergadura.

De manera que Mario Sapag, tiene méritos de más para ser homenajeado hoy día, y para ser considerado como profesor por siempre de la Universidad de Chile. Pero, yo quisiera reseñar el aspecto que, sin embargo, es más fundamental en esta nueva relación y que tiene que ver con el ámbito personal, el ámbito humano, que es tan importante en una institución, precisamente, en una institución humanista, una institución formadora, una institución conductora, no solo de nuevos profesionales, sino también de sentimientos.

Mario Sapag es un hombre de extraordinarias condiciones humanas, es un hombre generoso, es un hombre comprometido, porque nunca dejó de estar en la oficina cuando se le necesitaba o cuando él necesitaba discutir un tema, sea las 7.30 de la mañana o a las 09:00 de la noche, con su alto grado de compromiso. Además, contribuía con esa dosis de fuerza que muchas veces se necesita para salir adelante; con los compromisos, con las tareas, con las dificultades que siempre representa la conducción de una institución.Mario Sapag siempre estuvo ahí y siempre estuvo ahí además, con su prudencia, esa prudencia que sumada a su experiencia, aconsejaba muchas veces modificar rumbos o muchas veces poner un freno en aquello que iba a velocidades inapropiadas.

Mario Sapag es el amigo que además tiene dosis de transparencia que hace que uno deba seguir sus consejos sin meditarlos mucho más y siempre con la certeza de que los consejos están en la dirección correcta. Mario Sapag es el amigo que siempre tiene una nota de humor para reseñar un punto, para hacer claro alguna materia que no está todavía para nosotros suficientemente diáfana en nuestras mentes. Mario Sapag es la persona con la cual yo tuve la oportunidad de convivir en la universidad como un amigo, como un verdadero hermano, una persona que además fue capaz de entregarle a la institución todo lo que se le pidió y mucho más. No puedo dejar de recordar esos días en que Mario Sapag llegaba con esos papelitos pequeños, con una letra imposible de descifrar, sin por lo menos un lente de aumento pero que él leía pausadamente, punto a punto con esa organización que le caracteriza, y hacia anotaciones aún más pequeñas en el margen del papel y uno veía después maravillado, como esas cosas empezaban a funcionar en la realidad, lo cual significaba que esas notas efectivamente tenían algún significado, probablemente mucho más allá de lo que significaban en el papel, algún significado mágico que probablemente eran la inspiración que él ponía ahí en esos jeroglíficos, tan notables y que nunca he dejado de comentar con humor y con cariño.

Mario ha sido un gran amigo, un gran colaborador. Eres un gran académico, eres un gran profesor, con razón eres hoy día Profesor Emérito de la Universidad de Chile y te recibimos en esa condición, como lo hizo el Consejo Universitario, con un aplauso y con gran unanimidad, te recibimos con cariño, porque sigues con nosotros, sigues perteneciendo a la Universidad de Chile y seguirás llevando siempre, como siempre lo haces, en la solapa el escudo internacional, que significa que nosotros estamos aquí contigo y tú seguirás aquí de la mano con nosotros. Mucha suerte y muchas gracias a todos ustedes.

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