Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Distinción Medalla Dr. Honoris Causa al Prof. François Chabas

Estamos celebrando el Sesquicentenario del Código Civil Chileno, que es la obra colosal y quizás la mayor obra del Primer Rector de esta Universidad, Don Andrés Bello.

Y se ha hablado ya bastante acerca del significado de la extensión que ya tiene, pero permítanme solamente indicar una de las características que, probablemente, es también una de las más destacadas de esta contribución. En ella se resumen dos conceptos que se interrelacionan en la obra, yen la vida de Andrés Bello. Es el concepto de institucionalidad y el concepto de construcción de Estado. Para Bello sólo había independencia en un sentido real, en la medida en que se construía una institucionalidad que permitiese dar forma a esa vida real.

Por ello también, el Código Civil y el proceso de institucionalización que vivió Chile, en esos años, en que también crecía nuestra universidad, como heredera directa y verdadera de las universidades coloniales, es inseparable de la figura de Don Andrés Bello, de su intelecto, de su capacidad creadora, de su visión humanista que Chile tuvo la suerte de acoger. Esta obra se inserta en la llamada etapa integracionista de la vida de Don Andrés Bello, a partir del año 1829, en que su obra se permea fuertemente por este sentido americanista. Pero, se trata también del Bello que busca la consolidación de la América independizada, y se trata también del Bello político, quien se constituye en motor cultural y hombre de Estado desde su propia posición de Rector de la Universidad de Chile.

En su obra, en su vida, en las innumerables responsabilidades que él cumplió, trascendió la coyuntura política chilena sin ninguna duda, y se ofrecieron como apoyo al desarrollo de una Iberoamérica que se consolidaba y que emergía y que Bello siempre llamó con gran respeto América, en la inspiración principal que alimentaba su espíritu y en la superación de lo que el consideraba ya el desgastado concepto de Iberoamérica.

Por ello, Bello abrigaba la convicción de que la frágil institucionalidad política de las colonias recientemente independizadas se convertía en una debilidad de enormes proporciones que ponían en riesgo la supervivencia como naciones y objetaba entonces, seriamente, su evolución como proyecto, posiblemente exitoso, económico, social y político. Su Código Civil, es un paso más en la línea jurídica que siempre constituyó su obra y sobre todo en la inspiración política global, que la misma envolvió en toda su dimensión y expresiones americanistas.

Este Código Civil, y bien lo ha destacado el Decano, ha sido alabado en gran cantidad de oportunidades y ha sido tomado y considerado por muchas repúblicas latinoamericanas, pero es más que un puro ordenamiento legal. Es una visión de la consolidación de una nación, y la consolidación de un continente independiente.

Por eso, la celebración de los 150 años del Código Civil, que tiene lugar en esta ceremonia, no podría ocurrir sin aludir de modo específico y central a su autor, Don Andrés Bello. No puede tampoco considerarse el Código Civil, como una obra aislada de su intelecto, de su empeño por consolidar el tránsito político de Chile, post independencia y luego de las profundas rupturas que como Lircay, reseñaron la dramática realidad de una difícil transición. No puede, además, pensarse en el Código Civil como una simple buena recopilación, ya que su elaboración envolvió un trabajo original de gigantescas proporciones, basados principalmente, aunque no exclusivamente, en la inspiración de su autor y su capacidad de observación de la realidad.

Es un orgullo dar cabida a un homenaje que ciertamente ensalza en forma abierta, a nuestra Escuela de Derecho, la cuna verdadera y fundamental de la investigación y de la formación en el Derecho en Chile. Es también motivo de nuestra satisfacción en este acto, la presentación de esta obra, que ha demandado tanto esfuerzo de académicos chilenos, de nuestros académicos y también de otras partes del mundo, junto con el trabajo empeñoso y decidido de Mauricio Tapia, en su rol de conspirador y editor, y ciertamente de nuestra Escuela de Derecho, como principal auspiciadora de una obra que creo modestamente ha de marcar un hito de importancia en los estudios civilistas.

Finalmente, quiero expresar nuestra enorme satisfacción y orgullo por haber conferido al profesor Chabas el Doctorado Honoris Causa, que otorga la institución. En nuestra Universidad dedicamos esta distinción a quienes han destacado en forma sobresaliente en su labor académica, o en el servicio de índole superior, para promover valores universitarios.

El profesor Chabas constituye una de las autoridades académicas más importantes del mundo, y ciertamente la más destacada del ámbito civilista, por ello, para nuestra Casa de Estudios, este homenaje hace justicia a los 150 años del Código Civil, y a la figura de nuestro primer Rector. Pero, también, como un homenaje a la dedicación, al trabajo académico, a las convicciones, que siempre se insertan en la creación y en la obra, como en el caso del profesor Chabas. Quiero, además, agregar que su mensaje no sólo ha llegado a nuestro cerebro, sino que también ha llegado profundamente a nuestros corazones.

Muchas gracias a todos ustedes.

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