Sepelio del Profesor Sergio Nilo Ceballos

Sergio Nilo Ceballos ha emprendido el último viaje, y deja sumida en gran dolor a su familia y a sus amigos, y en el desconcierto ante la pérdida a sus colegas de la Universidad de Chile. Expreso a nombre de la Institución nuestro sentimiento de más profunda consternación ante su partida, con la cual se deja un vacío en nuestros espíritus, como asimismo en nuestros programas e iniciativas, que el propio Sergio impulsara con su entusiasmo y su fuerza.

Profesor en matemáticas de la Universidad Técnica del Estado, este penquista dejó con nosotros un ejemplo de dedicación y amor por la educación chilena. Estudioso de la evaluación educacional, también exploró en la literatura, en los derechos del niño, en diversidad cultural para la educación y en la cooperación internacional. Emprendió estudios en Georgetown University, Ohio State University, Indiana State University y la Universidad de California–Los �?ngeles. Se le confirió la beca fulbrigth para estudiar sistemas de evaluación en los Estados Unidos, y trabajó en múltiples actividades en su especialidad en Chile, Uruguay y Guatemala. Sus escritos abarcaron una serie de temáticas en educación, y cubrió en su investigación un sinnúmero de países y casos de estudio. La educación en el contexto democrático, las responsabilidades de la planificación educativa, la calidad de la educación, los factores explicativos del rendimiento escolar, y la incidencia del mercado en la calidad y equidad de la educación, fueron, entre muchos otros, los temas que concentraron su atención, y sobre los cuales realizó contribuciones de importancia.

Sergio Nilo fue un educador, pero más que eso fue un pensador. Un hombre comprometido con su oficio, con su inspiración profundamente humanista y democrática, que logró concitar la atención de muchos sobre su palabra y sus ideas. Nos advertía en un seminario sobre diálogos en educación que “.no es posible eludir el tema de la segmentación social de los establecimientos. Siendo pesimistas, esta situación puede ser una bomba de tiempo para la sociedad chilena. El hecho que el problema este compuesto y potenciado por el sistema de financiamiento y por las preferencias de las familias es indicativo de su gravedad”. Este concepto, que envuelve tanta profundidad como realidad, desafortunadamente en nuestros días, constituyó en sus últimos años el compromiso de trabajo de Sergio Nilo en el Ministerio de Educación y en la Universidad de Chile.

Fue un defensor inclaudicable de una educación capaz de provocar movilidad social, y una más efectiva equidad como resultado final. Alegó que el tema de calidad introducía una segmentación inaceptable, y que finalmente perjudicaba el logro de cualquier posible progreso en lo social. Sostenía que la calidad debía reflejarse en resultados más homogéneos y observables a través de las evaluaciones escolares transversales, y acusaba a la calidad del profesorado como un factor decisivo en pos de cuyo mejoramiento era necesario impulsar acciones de compromiso verdadero. Por ello se sintió siempre tan atado al programa de formación pedagógica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

Su impronta ha quedado. Como educador y como un hombre genuina y legítimamente contribuyente al análisis y la propuesta en educación. Pero más allá de eso, queda su ejemplo como hombre y como amigo. Tuve la oportunidad de conocerlo hace varios años en Washington, donde me deslumbró su sinceridad y su total claridad respecto de los desafíos que enfrenta la educación latinoamericana. Más tarde, trabajamos juntos en diversas instancias del programa de mejoramiento de calidad y equidad de la educación media, en donde sus puntos de vista complementaban de manera perfecta y enriquecedora lo que otros habíamos sido capaces de elaborar.

Siempre su sonrisa bonachona y comprensiva, la palabra expresiva y la frase destinada a rematar un dialogo con una nota genial. Su espíritu era siempre tremendamente positivo. Nunca se quejó. Encontré admirable que participara en reuniones y discusiones sobre temas de educación den la Universidad, sabiendo de su enfermedad y de su pronóstico terrible e inevitable. Fue un valiente, y nos demostró con hidalguía profunda, que los grandes hombres viven para vivir, porque nunca mueren, y viven siempre a través de su ejemplo.

Ante la pregunta inevitable sobre el destino que eligió para Sergio el Gran Hacedor, la mejor respuesta está en su recuerdo y en sus trabajos inspiradores, en sus ideas, en sus sueños y grandes aspiraciones, en el compromiso que muchos hoy tenemos que ratificar en torno a sus convicciones por mejores días para nuestra educación.

Donde esté estará sonriendo, como siempre, buscando la palabra para prodigar enseñanza y hacernos pensar, para así vivir, y así también hacer vida.

Querido Sergio; respetado profesor Sergio Nilo, con toda solemnidad y recogimiento, a nombre de la Universidad de Chile, deseo que descanses en paz.

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