Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de entrega de Medalla al Mérito Académico Valentín Letelier.

Don Enrique Silva Cimma me ha dicho, y espero no sea una infidencia, cuando ha recibido esta medalla, que es esta la medalla que él más aprecia, y que entre tanta distinción que probablemente ha recibido a lo largo de su dilatada carrera de servicio académico y público, la Medalla Valentín Letelier es la que él dice, que más lo destaca, más lo identifica.

Valentín Letelier fue un gran rector, un rector en años difíciles. Yo he llegado a convencerme que siempre los rectores de la Universidad son de años difíciles. Pero fue rector en esa primera década del siglo que ya pasamos, cuando el país sufría fuertes marasmos sociales, las protestas de 1905 en Santiago, la tragedia de Santa María, un par de años más tarde en el norte, un país que empezaba un proceso de congestión social, de tensiones sociales muy fuertes, y ahí estuvo Don Valentín Letelier.

Cuando se pensó, hace años atrás, en crear una distinción que reconociera el trabajo académico puesto en la perspectiva amplia, el trabajo académico hacia fuera y también hacia nuestros estudiantes, el nombre de don Valentín Letelier surgió en forma instantánea, puesto que Valentín Letelier fue probablemente, después de Andrés Bello, y quizás de Barros Arana, uno de los rectores más prolíficos, intelectualmente, de la Universidad de Chile. Todavía sus escritos tienen vigencia; fue un productor y un educador al mismo tiempo, fue un hombre de teoría y de acción, y hemos querido destacar en ustedes eso, personas que han desarrollado una carrera académica, que está bien reconocida en nuestra evaluación, en nuestros sistemas internos, pero al mismo tiempo con esa vocación de hacer cosas distintas, de empujar proyectos innovativos, de dirigir facultades que tampoco es un trabajo muy liviano. Por ello, ustedes reproducen el alma, la esencia de Valentín Letelier, para esta institución.

Valentín Letelier además fue un gran educador él mismo, y pocos saben que fue en este mismo salón donde Valentín Letelier pronunció el discurso que concluía con que "gobernar es educar" y que posteriormente utilizará Aguirre Cerda como el lema político de su gobierno. Porque él creía sinceramente que la educación era una obligación de la sociedad y del estado para con los demás, y es bueno recordar eso, en los días en que la educación se pasa a una responsabilidad privada, y que en definitiva es alcanzable por los que tienen recursos, y cada cual compra en este supermercado, de acuerdo al potencial de las mercaderías y del ingreso. Él pensaba en la educación desde un punto de vista social, de un punto de vista comprometido realmente. Con Valentín Letelier se fundó la Federación de Estudiantes de Chile en la calle Alameda. Y aquí, entre ustedes, hay incluso ex decanos, que todavía participan en las salidas a terreno con sus estudiantes. Y creemos que eso es muy importante destacarlo, porque nuestra labor no está solamente en hablar de espaldas a los estudiantes, o en dirigirles discursos interminables para dar por terminada la clase; nuestro deber es dialogar con los estudiantes, escucharlos, formarlos integralmente, darle valores, conducirlos en la vida. Como dice nuestro Himno, somos maestros y ustedes están destacados aquí también por eso, porque son maestros, a los cuales debemos reconocer como tales, mucho más allá de los méritos de la evaluación académica de la carrera y de las distinciones que nos dan nuestros colegas.

Valentín Letelier fue un hombre de vocación pública, un hombre que desempeñó el cargo de Rector de la Universidad de Chile. Pero también muchos otros cargos dentro de la administración del Estado, incluyendo al equivalente del Contralor General de la República; no es una mala idea que el Rector sea también el Contralor General de la República, solucionaría mucho de los problemas que tenemos en esta Casa. Pero él cumplió esas funciones y mostró vocación de servicio público, una cosa que se nos ha ido olvidando entre tanto intento por maximizar los ingresos, por hacer cuadrar los presupuestos y por tener que responder por cuestiones cuantitativas.

Esa vocación de servicio público que todavía hoy es fundamental que inspiremos en nuestros estudiantes, porque esa es la marca de fábrica indeleble de la Universidad de Chile, es algo que ha estado siempre en todos ustedes, en lo que hacen, en lo que predican, en lo que enseñan y, en lo que practican en sus respectivas unidades académicas.

De manera que esta distinción desde luego tiene mucho que ver con la Universidad de Chile, pero esto no ha sido una elección al azar, no es Valentín Letelier , como pudo haber sido cualquier otro Rector para ponerle el nombre de una medalla, es porque el nombre de Valentín Letelier significa mucho por lo que es esta institución en su vocación de servicio público, en su compromiso con la educación nacional, en su sentimiento social y también en la responsabilidad de ser siempre mejores académicos en nuestras tareas de creación y de investigación.

De manera que, lo digo ahora, lo que le dije a cada uno de ustedes, este es un gracias de la Universidad de Chile, por lo que ustedes han aportado a ella, por lo que han traído a ella muchos desde muy jóvenes. Han entregado una vida a la institución, una vida áspera, una vida de sacrificio, una vida con ciertas recompensas; como la sonrisa de nuestros estudiantes cuando se van con su título debajo del brazo, o cuando a otros le hemos resuelto una duda o a otro que lo hemos encaminado en alguna solución a su dilema. Pero ustedes han hecho esa contribución, una contribución que nosotros queremos agradecer y yo lo hago como Rector, con mucho cariño, con mucho aprecio, porque ustedes han construido institución, ustedes nos han permitido dar pasos importantes para que la Universidad esté donde esté. La Universidad, y repito lo que dije en una premiación en la mañana a los funcionarios y académicos con más años de servicio, no es simplemente un conjunto de estadísticas y de cosas que funcionan, son seres humanos, son personas, que se hacen y hacen a la institución día a día, de manera que gracias por eso, porque sin ustedes probablemente no habría hoy Universidad de Chile, al menos con el orgullo que describimos. Sin ustedes probablemente tampoco habríamos podido defender a la Universidad de Chile en días tan difíciles, sin ustedes las cosas probablemente no serían como están ahora, que pueden estar mejor, pero están bien. Estamos satisfechos y contentos con la marcha de la institución, estamos satisfechos y contentos empujándola hacia el futuro y ustedes han permitido eso. Por eso a nombre de la institución nuevamente le digo con un estrecho y cordial abrazo, gracias, ustedes han hecho una Universidad de Chile para Chile.

Muchas gracias.

Compartir:
https://uchile.cl/u12489
Copiar