Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de entrega distinción al egresado destacado, señor José Miguel Insulza.

Esta es una ocasión muy especial, está dentro de la celebración de los 163 años de la Universidad de Chile, y aprovechamos la visita que ha hecho José Miguel Insulza al país para rendirle este pequeño tributo. Como él bien lo ha expresado, la Universidad de Chile es mucho más que una universidad que forma profesionales que han egresado de esta institución y que son hombres de servicio para el país.

Muchas veces, en estos días de competencia y de comparaciones, en que importa cuál es la marca que distingue a la Universidad de Chile de tantas otras instituciones que tantas veces se creen similares, es justamente la marca del servicio público, esa marca que define a nuestros estudiantes de derecho, de ingeniería, de medicina, en todos los ámbitos para que salgan al mundo externo.

Mucho más allá de los obvios e innecesarios ánimos para recuperar la inversión hecha, está también eso que es mucho más importante. Tratamos de mantener como el sello de la institución lo que se orienta el trabajo académico; allí se orienta la división de las facultades y de los institutos, para poner ese sello tan importante que está en el corazón de nuestros egresados, que es servir a Chile y a las necesidades de su pueblo.

Este es un mandato fundacional, este es el mandato que hemos seguido proyectando a través de la historia, con las interrupciones que todos conocemos, pero que, en definitiva, no han logrado herir ni interponer esto que es el sentimiento fundamental de la Universidad de Chile.

Y estamos homenajeando a José Miguel Insulza, porque es quizás uno de los egresados con más brillo y con más lucimiento y que ha puesto de manifiesto ese rol, esa proyección que tiene el ser un egresado de esta universidad. Universidad pública, universidad nacional, universidad laica, que promueve en cierto sentido los sustentos de su desarrollo. De manera que reconocer esto de José Miguel Insulza es algo que es inherente a esta proyección que le estamos tratando de dar a la universidad permanentemente en el tiempo sobre la base de sus viejas convicciones. José Miguel Insulza ha sido, y a mí eso me consta personalmente, una persona que siempre ha tenido una palabra de aliento, y esa es una actitud que han logrado sacar a esta institución de momentos difíciles.

No puedo enumerar todas estas ocasiones, pero muchas veces, debo decir, que situaciones complejas que ponían bajo riesgo distintas atrocidades que enfrentaba la institución, José Miguel Insulza fue la mano que nos ayudó, fue el teléfono que siempre estuvo disponible para escuchar nuestra peticiones, fue alguien que estuvo dispuesto siempre a poner en práctica esto de ser egresado de la Universidad de Chile. Pero más allá de eso de sentir que efectivamente es una institución nacional y como tal el estado debería tener otro compromiso con ella; creo que esa es una discusión que está todavía abierta, nosotros todavía esperamos que esa discusión se reponga en el país, porque hay que volver a lo racional para poder redimensionar lo que significa un desarrollo de un sistema educacional efectivamente comprometido con la República, además de sus implicancias para el desarrollo efectivamente democrático de nuestra sociedad.

Pero por eso, fundamentalmente, por esa defensa, por esas convicciones de José Miguel Insulza, es que estamos rindiéndole este homenaje como egresado destacado este año, de 163 años de la institución. Él ha sido un estudiante de derecho bastante regular por lo demás, dirigente de la Federación de Estudiantes en aquellos tiempos; posteriormente, como tantos otros, el golpe militar suspendió su vida en la Universidad de Chile. Sin golpe militar a lo mejor José Miguel Insulza hubiera hecho una carrera académica y a lo mejor estaríamos todos nosotros en otras condiciones, pero el golpe del destino lo empujó a sufrir el exilio, como tantos otros, y luego volver al país a colaborar en lo que él también ha hecho, que es redimensionar y poner de vuelta un sistema democrático, condiciones que el país necesitaba.

José Miguel Insulza, a mí me consta, se ha sentido profundamente emocionado por este homenaje, porque así nos dijo por teléfono cuando tuvimos la oportunidad de conversar; porque él siente que la Universidad de Chile no sólo es parte de su formación como un profesional sino que es parte de su formación como hombre, como un hombre público, como un hombre que ha dedicado su vida al servicio público, que lo ha hecho evidentemente tan bien.

De manera que este homenaje modesto y sincero, José Miguel, viene de una universidad que aprecia efectivamente tu contribución, como un egresado destacado, porque has dejado muy bien puesto el nombre de la universidad permanentemente. Porque eso es lo que nosotros esperamos de aquí, siempre y para siempre, de nuestros egresados para que sigan marcando la diferencia. Esta es la primera institución del país; no sólo por lo que dicen los rankings, no sólo por lo que dicen los estándares académicos, sino fundamentalmente por ese corazón que le imprime a nuestros estudiantes, a nuestros egresados, para representarnos a la sociedad civil de la manera que esperamos, pero sobre todo representando la excelencia que todos tenemos en todos los campos.

De manera que acepta este homenaje con mucho cariño, con mucha sinceridad, de parte de la Universidad de Chile. Muchas gracias.

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