El registro fósil data la aparición de los primeros organismos hace aproximadamente 3.700 millones de años y la evidencia sugiere que la vida en la Tierra apareció en un ambiente con agua, altas temperaturas y condiciones químicas favorables. Pero eso es solo una hipótesis, dado que el momento y las condiciones exactas de su surgimiento continúan en el misterio.
Para intentar dilucidar esta incógnita, la comunidad científica ha centrado sus estudios en aquellos lugares que reúnen las condiciones de esa eventual Tierra primigenia, como los sistemas hidrotermales ubicados tanto en el fondo marino como en tierra firme (o bien, en la superficie del planeta Marte, por ejemplo). Dichos estudios se enfocan en las rocas y minerales que se forman actualmente en dichos ambientes, particularmente en un tipo de roca muy especial: la geiserita.
Esta roca, compuesta principalmente por sílice y otros elementos químicos en menores cantidades, se deposita como una costra cristalina blanca, o bien marrón y amarillenta, por acción de los flujos eruptivos de fuentes de agua termal y géiseres (de ahí su nombre). En esas condiciones adversas, e incrustadas en la roca, sobreviven enormes comunidades de bacterias extremófilas, las cuales podrían estar involucradas en el proceso de formación de este mineral.
"Los géiseres de El Tatio ofrecen un importante análogo planetario para estudiar las condiciones de la vida temprana en la Tierra y Marte", señala en esta línea el estudio "Environmental and Hydrogeochemical Controls of Spicular Geyserite in Opaline Hot Spring Deposits", publicado este mes de marzo en la revista Earth and Space Science, una investigación que podría contribuir al trabajo científico de las futuras misiones espaciales.
"Eso es muy importante, porque los orbitadores y rovers enviados a Marte han encontrado estructuras muy parecidas a las geiseritas en su superficie", afirma Alida Pérez-Fodich, académica e investigadora del Departamento de Geología de la Universidad de Chile, y una de las autoras del paper.
¿Es la geiserita una formación mineral creada por bacterias?
Con esa pregunta en mente, el equipo de científicos, compuesto por Alida Pérez-Fodich, Carolina Munoz-Saez (U. de Nevada en Reno), Jian Gong (U. de Wyoming) y Mark van Zuilen (U. de Brest), viajó hasta los géiseres del Tatio con el objetivo de proporcionar una comprensión cuantitativa del rol de la hidrodinámica, la concentración de sílice en los fluidos hidrotermales y las condiciones ambientales en la formación de geiserita espicular.
En concreto, el grupo investigador analizó el ciclo completo de erupción del flujo hidrotermal y la composición química del depósito para conocer el mecanismo de formación de la geiserita. "Nuestras investigaciones determinaron que las geiseritas del Tatio se forman gracias a las dinámicas ambientales y que las bacterias extremófilas podrían tener un rol secundario en su formación", dice la investigadora de la Universidad de Chile.
Los géiseres del Tatio son un sistema hidrotermal de importancia para la comunidad científica. Su ubicación en el desierto de Atacama, la variación térmica entre el día y la noche, la altitud, bajas precipitaciones y baja presión atmosférica lo convierten en un emplazamiento ideal para realizar estudios relacionados al planeta rojo. "Los géiseres del Tatio son una especie de análogo marciano", dice la académica del Departamento de Geología de la Casa de Bello.
Este trabajo es importante porque nos permite "no solo saber si la geiserita se forma solo por las condiciones de ambiente o por influencia de alguna forma de vida, sino porque nos permitiría contribuir a refinar los instrumentos a bordo de futuras misiones al planeta Marte", añade la profesora Pérez-Fodich.
Un ejemplo de ello es el sensor PIXL, ubicado en uno de los brazos robóticos del rover Perseverance de la Nasa, dispositivo encargado de buscar signos de vida microbiana en la superficie de Marte mediante el análisis químico de muestras rocosas.