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Primer capítulo de zUm: El trabajo, la relevancia y lo social de los cuidados en nuestra sociedad

Capítulo 1 de zUm: cómo pensar y avanzar a una sociedad de cuidados
madres, cuidadoras y profesionales de un jardín infantil en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas U. de Chile
Los cuidados se atribuyen socialmente a las mujeres, desde el resguardo de niñas y niños, generando brechas de género en lo laboral y lo social.
imagen de la profesora Catalina Arteaga
La académica FACSO Catalina Arteaga explica cómo aquellas labores asumidas mayoritariamente por las mujeres son menos valoradas, lo que deriva en menos oportunidades en lo relacionado al trabajo.
El profesor Camilo Morales, coordinador del Núcleo de Infancias Facso U. de Chile
El profesor Camilo Morales, coordinador del Núcleo de Infancias FACSO U. de Chile, indica que es fundamental que cualquier avance en los cuidados también debe considerar como sujetos de derecho a niñas, niños y adolescentes.
cuidados a adultos mayores
El rol de cuidados no sólo se atribuye a las infancias, sino que se espera que la sociedad cuide a las personas mayores también, en especial si se observa el progresivo envejecimiento demográfico de la población.
Nataly Jarpa, estudiante de Enfermería y parte de MAPAU
Nataly Jarpa, estudiante de Enfermería y parte de MAPAU, explica que pese a que existen avances a nivel de sociedad y en la propia Universidad, es importante seguir impulsando medidas que permitan la compatibilización de los cuidados con otras esferas de la vida, porque el cuidado es un rol de todas y todos.

La pandemia ahondó las brechas de género en materia laboral. Así lo demuestran estudios como “Radiografía al Hombre Cero”, que en el 2020 cifró en un 38% los hombres que dedicaban cero horas a los trabajos domésticos. El cierre de centros de cuidado y educación como salas cuna y jardines infantiles, así como la rotulación de la población de mayor edad como parte de las personas con mayor riesgo por el COVID-19, fueron algunos de los factores que hicieron que las cifras de integración al trabajo de la mujer retrocedieran décadas en menos de un año, según datos del INE.

En este contexto, y ante las medidas que el país ha impulsado para cambiar esta situación, ha surgido la urgencia por preguntarnos por los cuidados como sociedad. En un país donde la población envejece a pasos agigantados, y donde una emergencia demostró la fragilidad del sistema respecto a la protección del trabajo de las mujeres, vale ahondar en las dimensiones de los cuidados, la manifestación más tangible de esta realidad.

Una actividad fundamental de la vida

La socióloga y académica de la Facultad de Ciencias Sociales Catalina Arteaga indica que es relevante considerar “a las perspectivas que incorporan el cuidado dentro de la discusión sobre los trabajos, en la medida que implica una serie de actividades de distintas dimensiones: material, afectiva, cognitiva, relacional, simbólica. Y que tiene que ver con las actividades y tareas que hacen los seres humanos, principalmente las mujeres, para el cuidado de la vida y lo que se ha llamado la sostenibilidad de la vida en el tiempo”. En esta línea, Camilo Morales, profesor de la misma unidad académica, observa como “una actividad fundamental de la vida humana que sostiene la vida, y -en ese sentido- la manera en como se relaciona el cuidado con el ejercicio de niñas, niños y adolescentes”.

Según el también coordinador del Programa de Estudios Interdisciplinarios en Infancias de la Facultad de Ciencias Sociales, “cuando pensamos el cuidado desde el enfoque de derechos, es la idea de un ejercicio que reconoce a niños y niñas como sujetos de derecho, y que -por lo tanto- desde el punto de vista de las relaciones afectivas que se pueden dar en la intimidad del espacio familiar, o en espacios como la escuela o desde el punto de vista de las políticas públicas, es una mirada que entiende la importancia de reconocer las necesidades específicas de esta población que son NNA (niños, niñas y adolescentes)”.

No es labor solo de las mujeres

Pero existe una feminización de esos cuidados, considerando que más de un tercio (34,3% según datos de la Encuesta Nacional de Empleo 2022) de las mujeres señala no poder conciliar una actividad remunerada con responsabilidades familiares permanentes, mientras que entre los hombres este porcentaje apenas alcanza al 2,8%.

Para la estudiante de Enfermería, Nataly Jarpa, “los cuidados son una labor esencial en la vida. Nadie sobrevive sin ser cuidado. Creo que desde mi rol como mamá, estudiante, trabajadora, cuidar es una labor de tiempo completo. Entonces, cuando te dedicas a otros roles como ser estudiante hay una incompatibilidad de horario, de recursos”. Por ello, es desde su participación en MAPAU (Madres y Padres Universitarios) considera que es importante visibilizar a quienes son estudiantes y tienen hijos o quienes tienen personas a su cuidado, adultos mayores o con alguna enfermedad, “ya que el cuidado está muy relegado a quienes somos mujeres y quienes somos mujeres de una familia”, agrega.

Un elemento que agrega Catalina Arteaga es que la división sexual del trabajo “tiene que ver con el sistema de género, que a partir de una diferencia biológica sexual asigna a mujeres y a hombres o a lo femenino ciertas tareas y a lo masculino otras tareas. En general, todas las tareas que son asignadas a lo femenino y a las mujeres están devaluadas, invisibilizadas, feminizadas y desvalorizadas. Y eso implica no solo desvalorización en términos monetarios o económicos, sino también simbólicos, materiales”, lo que tiene implicancias asociadas a las brechas salariales, las dificultades para que haya más mujeres en cargos directivos en diferentes tipos de instituciones, organizaciones y/o empresas, y en particular con el desnivel en los trabajos domésticos, donde está anclada la dimensión de los cuidados.

El rol de la corresponsabilidad 

Aquí es donde entra el concepto de corresponsabilidad, entendida como el reparto equitativo o responsabilidad compartida y asumida por igual entre dos o más personas en las distintas esferas de su vida personal, en el trabajo y en el espacio público. ¿Qué implica la corresponsabilidad en el hogar? “El cuidado claramente no puede estar relegado a la mujer ni a la familia. Hay que sacarlo de esa esfera privada y llevarlo a un nivel social, por eso hablamos de corresponsabilidad social”, indica Nataly Jarpa, quien también se pregunta por lo que hacen los distintos actores sociales, el Estado, las universidades, los empleadores, entre otros.

“Creo firmemente en que hay que avanzar, y al menos en la Universidad de Chile se ha dado un gran paso hace unos años atrás sobre la corresponsabilidad social en el cuidado, donde se entiende que el cuidado salga de esta esfera privada que es la familia y se lleve al Estado, las instituciones y las comunidades”, agrega Nataly Jarpa. No obstante, también expresa preocupación con lo multidimensional del apoyo a quienes son madres, padres, o cuidadores porque cuando “rompemos esa barrera del acceso, lo logramos, dijimos ‘ya, llegué a la universidad’. ¿Pero y ahora, ahora qué? ¿Dónde dejo a mi hijo, quién me apoya? Si el Estado no me apoya y no tengo redes, no tengo dinero, no tengo una buena situación económica, ¿cómo lo hago? Entonces, así de grave y profundo es el debate de la corresponsabilidad y del cuidado”.

Otro modelo de cuidados es posible

“Yo creo que uno de los grandes problemas que forman parte de la discusión en torno al estudio y al desarrollo de políticas públicas dirigidas a la niñez es cómo transitamos de una visión que entiende que el lugar de niñas y niños se circunscribe a la vida privada, particularmente al espacio de la vida familiar, y no pensarlos como actores vinculados al mundo social y también al mundo político”, indica Camilo Morales, advirtiendo que los NNA  “no son actores secundarios y es precisamente en ese espacio donde podemos avanzar en entender la relevancia que tiene su voz, su opinión y su capacidad de agencia para poder participar más activamente en sus propias vidas y también incidir en la vida de otro”.

La profesora Arteaga participó del inicio de los Diálogos Ciudadanos para avanzar hacia un Sistema Nacional de Cuidados, impulsados por el Ministerio de Desarrollo Social y la Familia, y en esta línea es que asegura que es relevante que “no se sigan estableciendo estas políticas focalizadas y que no se piense sólo en los cuidados como dar dinero a las personas cuidadoras”. A su juicio, “tenemos que avanzar hacia una sociedad cuidadora, a un Estado cuidador, a un país cuidador. No solo que el Estado se ponga con recursos, que es relevante, pero sí pensar en una redistribución de relaciones de poder respecto al tema de los cuidados”.

“Hacia allá hay que avanzar”, puntualiza Nataly Jarpa. En un país donde se cimentaron ciertos retrocesos en tiempos de pandemia, y donde incluso los cuidados a personas mayores también han tenido mayor visibilidad por el paulatino envejecimiento de la población, ella asevera que es fundamental que “haya una red fortalecida, donde si en algún momento yo tengo que tomar el desafío de estudiar una carrera, de tener un trabajo que yo quiero, de cumplir mis metas como mujer, haya una estructura o un sostén comunitario estatal que pueda cuidar cuando yo no puedo, porque yo no siempre tengo que estar cuidando. Es un rol que tenemos todos los seres humanos”.

La Universidad de Chile tiene una Política de Corresponsabilidad Social en la Conciliación de las Responsabilidades Familiares y las Actividades Universitarias que tiene como objetivos garantizar la igualdad de oportunidades de hombres y mujeres en su participación en el quehacer universitario, superando las barreras que impiden su pleno despliegue en la universidad; favorecer la corresponsabilidad social en el cuidado de niños y niñas; y desarrollar un marco normativo pertinente, que tiene líneas de acción en implementación.

Parte de las acciones que ha tomado la Universidad de Chile para entregar mejores condiciones para los cuidados es el convenio que mantiene con la JUNJI para construir jardines infantiles y salas cunas en terrenos universitarios. Así, en 2018 se inauguró  “Nietos de Bello”, cercano al Campus Beauchef, y en septiembre de 2022 “Ayün Karü” vecino al Campus Juan Gómez Millas".