El Modelo de Inclusión en Educación Superior (MIES) intenta cambiar la perspectiva del acompañamiento a estudiantes prioritarios de nuestra institución, proponiendo, por medio de un “nuevo marco teórico-metodológico”, una mirada que disminuya o elimine las diferentes barreras existentes en la Universidad de Chile.
Bajo ese prisma, la Oficina de Equidad e Inclusión, unidad a cargo del proyecto, ha recorrido los distintos territorios de nuestra casa de estudios para dar a conocer este nuevo camino, culminando la etapa de presentación por campus con la reciente muestra en el Campus Andrés Bello, espacio que reunió a autoridades, funcionaries y equipos del área a dialogar sobre el tema.
La actividad estuvo encabezada por la vicerrectora de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Josiane Bonnefoy, quien agradeció la relevancia que le han otorgado los equipos a esta materia, ya que “el MIES nace de una reflexión profunda sobre cómo podemos, como institución, responder a los desafíos de nuestra sociedad contemporánea. En una era caracterizada por la diversidad y la pluralidad, la inclusión se presenta no solo como una necesidad, sino como una obligación ética y moral”.
La académica, recordó, a su vez, que la implementación del MIES propone la creación de Mesas Locales de Equidad e Inclusión y la sistematización de experiencias en prácticas inclusivas, “asegurando que nuestras acciones no solo sean efectivas, sino también evaluables y mejorables. En la Universidad de Chile, estamos convencidos de que la inclusión es el camino hacia la excelencia, la innovación y la justicia social, pues como universidad con un marcado rol público, debemos fomentar modelos como este, que contribuyan a que cualquier estudiante, sin importar su origen, condición o identidad, tenga las mismas oportunidades de aprender, de crecer y de contribuir a la construcción de un mejor Chile”.
El vicedecano de la Facultad de Economía y Negocios, Enrique Manzur, lugar que acogió la actividad, secundó las palabras de la vicerrectora e invitó que se sigan realizando este tipo de instancias: “Me parece muy importante el hacer este tipo de actividades más transversales porque a veces estamos muy encerrados cada uno en su propia facultad y con eso nos perdemos ser una universidad más cohesionada. Y el hecho que las vicerrectorías lideren acciones como éstas es muy relevante. Por eso nos parece fundamental que nos esforcemos por conocernos más como facultades y promover estas acciones que le dan más posibilidades a les estudiantes en su vida universitaria”.
Desde la Facultad de Derecho, el director de Asuntos Estudiantiles Rubén Burgos, destacó el trabajo realizado y recordó el rol que tienen las áreas que trabajan en esta materia: “La tarea de las unidades de equidad e inclusión es que estudiantes con discapacidad realicen y asistan de manera independiente a las clases y actividades que deseen, desarrolladas en cualquier espacio de nuestra universidad, sin que los escalones físicos o de otra naturaleza sean un obstáculo para ejercer su libertad”.
Su par, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Lorna Lares, hizo a una llamado romper ciertos esquemas y a vincularse de manera más transversal con el resto de la universidad y también con organizaciones externas: “Creo que el trabajar por la equidad en inclusión no pasa solamente por las acciones que hacemos desde las distintas unidades que estamos mandatadas para estos temas, sino que tenemos que trabajar con otras áreas, por ejemplo Pregrado, ya que nosotros por ejemplo podemos tener muchos avances y proyectos, pero sabemos que la equidad e inclusión se debe construir y realizar en conjunto, ya que las políticas se deben implementar en cada uno de los rincones de nuestra Universidad”.
La presentación del Modelo de Inclusión en Educación Superior estuvo a cargo de Maribel Mora Curriao, directora de la Oficina de Equidad e Inclusión, quien explicó los alcances del mismo, el que se basa en tres pilares fundamentales: acceso efectivo, participación con identidad, e Incidencia en los distintos ámbitos derivados del paso por la universidad.
La directora destacó el papel de este último punto, señalando que “no somos inclusivos mientras las personas de los grupos prioritarios no tengan una incidencia real en la toma de decisiones y para esto, también es la educación de calidad es primordial, ya que no sólo la educación nos permite ser inclusivos, sino que tiene que ser una educación con excelencia, ya que eso permite tener una incidencia real en los espacios de poder, sean temas políticos, sociales o económicos”.
En la instancia, además, los y las encargadas de equidad de las cinco facultades que componen el campus presentaron una breve síntesis del trabajo clave que realizan en pos de los apoyos a los estudiantes de los grupos prioritarios.
Para el cierre, les asistentes fueron parte de un taller que buscó sensibilizar en torno al compromiso del Campus Andrés Bello con la inclusión, reflexionando sobre las barreras y potenciadores existentes en los territorios, contemplando las dimensiones de enseñanza, aprendizaje y calidad de vida universitaria.