Discurso Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración Nuevas Dependencias Campus Beaucheff.

Transcripción)

Desde luego que es muy satisfactorio inaugurar un edificio nuevo y, por tanto, como bien lo ha dicho el Decano, es que aumenta el patrimonio de la universidad. Creo que es muy importante destacar aquí dos cuestiones que son fundamentales al momento de inaugurar esta obra. La primera, es que en las instituciones universitarias, especialmente, los edificios no valen por sus estructuras físicas, por la inversión que representan, por su valor de liquidación ni por nada de eso, sino que valen por lo que hay dentro del edificio. Y lo que hay dentro de un edificio como éste, en primer lugar, es el potencial académico, el desarrollo académico, el trabajo académico en el cual esta facultad ha invertido por muchos años y es importante decirlo, porque muchas veces apreciamos el trabajo de instituciones de educación superior por la cantidad de edificios que representan inversiones, que representan riesgos, que representan aventuras financieras, pero que no representan necesariamente inversiones académicas. Y el privilegio, como muy bien lo ha destacado el Decano, es que éste no es un proyecto de planta física, éste es un proyecto académico y es importante reseñarlo así porque hoy día confundimos ambas cosas en este desenfreno del marketing universitario, en que cualquier cosa pasa a tener la categoría de universidad y muchas veces se mide la categoría de la universidad por la categoría de los edificios, cuando lo que efectivamente tenemos que mirar - y cuesta mirar- es lo que está dentro de los edificios y lo que vamos a ser capaces de desarrollar dentro de esos edificios. Aquí definitivamente tenemos, y yo lo digo con mucho orgullo, dentro de este edificio a los mejores académicos del país y además a los mejores estudiantes del país, y, por lo tanto, este edificio valdrá mucho más por el potencial de conocimiento y de proyección hacia el medio que cualquier otra cosa que tenga algún indicador en nuestro presupuesto, en la valoración de nuestro patrimonio.

Pero lo segundo, es reconocer que vivimos acá en una falta de definiciones como muy bien lo ha destacado el Intendente. Este edificio ha sido financiado mayoritariamente en forma privada por los aportes, por el trabajo que tan bien Diana (1) ha encabezado tras Rodolfo Saragoni (2) y muchos otros y que, en definitiva, aumentan el valor patrimonial de la facultad y el valor patrimonial del Estado de Chile. Entonces la pregunta es ¿no tenemos una definición clara respecto a la división de las responsabilidades entre el Estado y aquéllas que se originan en el incentivo privado? Yo reconozco que la universidad no puede ser 100% estatal, pero tampoco desconozco que la universidad es efectivamente hoy día una institución privada con subsidio del estado. De hecho, y basta para eso preguntar, cuántos estudiantes hoy día no tienen crédito, porque simplemente no se han tomado las decisiones apropiadas para cumplir con compromisos, no de la universidad, sino del Estado. Entonces yo recojo y hemos planteado, permanentemente, esta necesidad de establecer con claridad cuál es la combinación Estado-mercado. Nosotros no le hemos sacado el cuerpo al mercado, porque nosotros competimos abiertamente en todo lo que debemos competir: en nuestros proyectos de investigación, con los estudiantes, con los programas de postgrados, por los recursos de todo tipo y estamos allá afuera y lo hemos hecho exitosamente. Pero resulta que no hay composición Estado-mercado posible cuando la competencia tiene otras reglas, reglas que le facilitan más las cosas, reglas que le impiden cuestiones por las cuales nosotros tenemos que pasar. Entonces, dónde está la línea divisoria y quiénes son los que toman responsabilidades por eso. Por qué no hay aquí, por ejemplo, hoy día nadie del Ministerio de Educación, ¿porque ésta es una universidad privada que está inaugurando un edificio?, o es porque en realidad se desconoce de verdad que ésta es la universidad del Estado de Chile por vocación y por su vocación y su tarea nacional y pública. Pero yo lo pregunto con mucha transparencia: dónde están ellos que son supuestamente quienes deben encabezar y organizar esta discusión, este análisis, este debate respecto al diseño de las políticas de Estado en la educación superior. Y me duele decirlo y me duele reconocerlo, que nosotros nos sentimos abandonados de la mano del propietario de la institución, que es el Estado chileno, hasta que en algún minuto nos digan que cambió de dueño.

De manera que al minuto de inaugurar este edificio, yo debo aquí reconocer, como lo hice en tantas otras partes en la Universidad, en otras facultades, en el Hospital Clínico, que es el esfuerzo nuestro y el esfuerzo de quienes nos apoyan, de nuestros ex alumnos, de las instituciones con las cuales trabajamos las que permiten que la Universidad de Chile siga ejerciendo el rol importante, insustituible que ha tenido por 161 años en el país. Pero al mismo tiempo, exigimos que se tomen decisiones respecto a con qué reglas vamos a jugar, con qué reglas vamos a jugar para el financiamiento estudiantil si se prometen cosas por un lado, pero al final del día la Universidad tendría entonces que financiarlas; si por algún lado se dicen orientaciones, pero que en definitiva nunca llegan a la adopción de políticas que necesitamos para saber cómo tenemos que seguir enfrentando los próximos 10 años, los próximos 15 o los próximos 20, de los que esperamos que esta facultad y la Universidad siga haciendo el aporte que ha hecho históricamente al país en materia de conocimiento, de formación profesional y de formación de postgrado.

De manera señor Decano que yo felicito a la facultad por este esfuerzo tan bien logrado y con tal feliz término, y al mismo tiempo espero que esto sea una instancia que permita una vez más una expresión de deseo de darle partida a una reflexión sobre lo que el país quiere, lo que el país necesita y lo que el país aspira a tener como educación superior. Muchas gracias.

____________