Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en el Lanzamiento del Libro "En el filo de la navaja de Occam", del Profesor Tito Ureta A.

Cuando Tito Ureta (1) me presentó este libro, en sus etapas iniciales para ser publicado, reconozco que tuve una preocupación esencial que tenía que ver con mi temprana formación, cuando el principio de Occam resultaba para los jóvenes estudiantes de economía casi como una limitante para emplear nuestra imaginación en modelos que siempre, como buenos estudiantes de economía, tratábamos de hacer los modelos más complicados posible para explicar fenómenos simples y que probablemente ya Smith y Ricardo habían clarificado adecuadamente hace varios siglos. Y este llamado a la simplicidad, a la simplificación para las buenas explicaciones, a la cual muchas veces nuestros maestros también aludían, aparecía muchas veces como un límite a esa posibilidad de emplear teorías de espacios convexos o econometría avanzada a explicar fenómenos tan simples como la oferta y la demanda de azúcar. Por lo tanto, sentí esa sensación de inseguridad cuando leí el título, inseguridad que se fue perdiendo cuando Tito Ureta me explicó de qué se trataba. Y no dejó tampoco de preocuparme, porque el filo de la navaja de Occam es también en economía una tesis que se utiliza para identificar equilibrios inestables y, por lo tanto, es también bastante cercano a las preocupaciones de política económica, cuando un economista debe tratar más con situaciones de inestabilidad que de estabilidad. Por lo tanto reconozco que después de haber visto el título y de haberlo hojeado, quedé con la preocupación de si realmente este era un libro que tenía un valor importante para el estudio, para la reflexión, pero digo que él fue capaz de explicarlo simplemente. Él me dijo que quería poner junto, allí en ese libro, lo mismo que él durante tantos años había reflexionado y que quería, como lo ha dicho hoy día, salir de ese espacio en que estamos llenos de libros escritos por otros, para también estar en ese espacio uno mismo, con sus propias ideas, sus propias reflexiones, su propia herencia intelectual. Y desde luego, que me parece a mí, extraordinariamente importante, y me parece importante por dos razones esenciales: la primera, es porque yo creo que en una Universidad se deben producir libros, porque estoy convencido de lo indispensable que es para que una Universidad sea tal, que los académicos estén publicando sus ideas, sus trabajos, sus reflexiones, sus propuestas, cuando hoy día vemos que pululan universidades que son simplemente espacios donde se hacen clases, en donde los académicos son gente que tiene algún tipo de información o experticia profesional y hacen clases. Pero yo creo que el concepto de Universidad, de Universidad compleja sobre todo, es que los académicos deben tener como obligación central su trabajo de investigación: investigación y creación; y que por lo tanto, las ideas escritas, los papers y los libros son fundamentales para la vida universitaria. Y en consecuencia, yo estimulo como puedo, como autoridad de la Universidad que los académicos estén constantemente en esta tarea de pensar, de escribir y por cierto, no es sólo la tarea de nuestros académicos jóvenes, que empujan las fronteras probablemente con mucha más energía de la que podemos hacerlo nosotros ya a estas alturas de la vida. Es ciertamente un responsabilidad la producción de papers, en los journals de punta para mantener esa capacidad de crear y empujar nuestro conocimiento, pero es también responsabilidad nuestra la de escribir la reflexión que resulta de algunos años de trabajo académico y ésa a me parece que es la segunda razón por la cual esto es importante. Yo creo que como Tito Ureta, tantos académicos en esta institución han puesto su vida en ella, han depositado en ella su tiempo, sus ansias, su trabajo, su búsqueda, su realización como personas, y como académicos o profesionales, son años dedicados a la tarea docente, son años dedicados al laboratorio, son años dedicados al diálogo con tantos y tantas sobre las materias que son de nuestro dominio, de nuestra preocupación; y por lo tanto, las memorias, la reflexión en el tiempo de esos académicos, es muy importante como un legado que permite sostener la tradición y la vida de largo plazo de la institución. Yo creo que es muy importante que todos en nuestras disciplinas seamos capaces de poner por escrito aquellas cosas que nunca escribimos probablemente en su oportunidad, o que no pusimos en un journal en la oportunidad, pero que sin embargo, presenta una elaboración útil para aquél que hoy día está comenzando, para aquél que hoy día se está desempeñando en el programa de doctorado, para aquél académico joven que quiere buscar las rutas para poder diseñar e identificar su trabajo futuro. Por lo tanto, la publicación de este libro, tanto del punto de vista de significar un sustento del concepto verdadero de Universidad, que hoy día es tan importante rescatar y reafirmar, es también importante porque el libro del académico que mira hacia atrás, que pone sus ideas en un papel para que otros también sobre esa base puedan mirar hacia delante, está contribuyendo al sustento, a la proyección de la tradición universitaria. Y otra razón más por la cual yo tenía que estar aquí esta noche, es porque tengo una deuda muy importante con Tito Ureta, quien ha sido una persona no sólo fundamental para la vida y el trabajo universitario, sino que también un apoyo muy importante, muchas veces, en decisiones difíciles en las cuales ha sido un valor insustituible su experiencia, su visión, su figura académica y su extraordinario humanismo. Cuando, créanme, las decisiones son difíciles o los momentos son complicados, siempre un Tito Ureta es alguien que uno quiere tener cerca para poder recibir de él sus ideas, sus opiniones, muchas veces sus chascarros, pero chascarros que no son tan así en el aire, sino que tienen siempre un contenido importante que uno debe saber descifrar. Yo a él le debo mucho como amigo, como hombre, como hermano, como colega, como académico y he venido también a decirle aquí que le agradezco a él, y le agradezco a nombre de la Universidad, por cierto, el que haya puesto sus ideas en ese papel que ciertamente no encontraremos en una acera por ahí en Santiago, sino que espero encontrarlo en muchas bibliotecas, en manos de jóvenes cientistas que buscarán en esas cosas la inspiración para su propio ser. Y ciertamente, estoy seguro, conociendo a Tito Ureta, él no se va a quedar tranquilo sin llegar a la meta, y es muy cierto, probablemente, que en poco tiempo tendremos una segunda producción, que tiene que ver con aquellas cosas que han quedado pendientes en esta primera, y que yo lo sé, son importantes y él quiere hacerlo. Mientras esperamos la segunda, desde luego, leamos la primera y entonces vayamos al vino de honor. Muchas gracias.

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Notas
1. Prof. Tito Ureta, académico del Departamento de Ingeniería Química de la Facultad de Ciencias Físicas y Matermáticas.
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