Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Entrega de la Condecoración al Mérito "Amanda Labarca" 2003, a la Prof. Dra. Colomba Norero V.

Solamente el día de ayer se presentaba aquí, en la Casa Central, un libro que examinaba los temas del desarrollo de la educación técnica durante el siglo XIX, comienzos del siglo XX, y relataba ese libro, en uno de sus últimos capítulos, un seminario que se realizó en este lugar, organizado por la Universidad de Chile, para debatir sobre la problemática de la enseñanza de las tecnologías en la educación humanista: un gran debate. Un debate que suponía sacar la formación tecnológica de los liceos, o más bien incluirla como una parte fundamental en el desarrollo integral de los educandos. Y una de las ponencias presentadas fue la de una joven profesora del Instituto Pedagógico de esta Universidad, doña Amanda Labarca, que, con fuerza, sostenía que la educación era un fenómeno integral y que no podía relegarse el conocimiento de las tecnologías de aquél que tenía que ver con la formación humanista. Y esta mujer, en un ambiente de hombres, una profesora joven, era capaz de pararse aquí y lanzar con fuerza y con convencimiento sus ideas. Fue la misma mujer que más tarde impulsó con bríos las Escuelas de Temporada de la Universidad de Chile y también llevó a cabo múltiples tareas relacionadas con la instalación de las sedes y los colegios regionales de la Universidad de Chile.

Por lo tanto, esa mujer, Amanda Labarca, significa mucho para la institución, sobre todo para destacar el rol innegable e importante que ha tenido y tiene la mujer en esta institución. Un rol innegablemente creciente, en la medida en que han cambiado las tendencias en nuestra sociedad. Entonces, en este día del cumpleaños de doña Amanda, cuando nuestro Coro precisamente ha interpretado "Te Recuerdo Amanda", justamente recordamos a Amanda Labarca, la recordamos como la educadora insigne de esta institución, la luchadora combatiente, convencida de los derechos de la mujer, pero sobre todo como aquella mujer que siempre fue capaz de defender las ideas del humanismo más pleno, de la realización académica más plena en la formación de nuestros profesionales y en las tareas del diseño y del trabajo educacional. Recordamos a Amanda Labarca como la defensora de la educación pública, una y tantas veces decidida, motivada con argumentos fuertes, y qué tan bueno es recordarla hoy día, cuando la educación pública casi siempre pierde, como que nunca gana.

Por consiguiente, darle esta condecoración que recuerda a Amanda Labarca a una académica de la talla de Colomba Norero (1), me parece que refleja muy bien no sólo el sentido de justicia, el sentido de reconocimiento del trabajo académico y de la trascendencia de las personas, sino el rol que tiene la mujer en la Universidad de Chile.

Desde luego su currículum refleja muy bien lo brillante de su tarea académica, sus palabras han dado a conocer sus provocativas ideas respecto a los temas en los que ella ha trabajado, trabaja y le preocupan. Es la mujer que porfía a nombre de esta institución, es la mujer que convence a nombre de ella. Pocos saben, además, que su padre era un radioaficionado, y esta mujer vivió en contacto permanente y desde niña con un hombre que estaba preocupado del mundo, y que también distinguía su casa con una antena ubicada en el techo que la hacía una cosa excepcional en todo el barrio. Ella se acostumbró, entonces, desde pequeña a la diversidad y a entender las ideas de otro con el ejemplo de un padre que era capaz de echar abajo muchas ideas con su fuerza, su convencimiento, su espíritu italiano. Creo que Colomba conserva mucho de eso, de esa fuerza, de ese empuje, de ese convencimiento y de lo que también ha mencionado María Isabel Flisfisch (2 ), ella siempre está dispuesta a trabajar, siempre está dispuesta a colaborar, nunca he escuchado una excusa de ella para decir: "en eso yo no quiero estar", ella está donde le pidan, porque ella trabaja para la Universidad no sólo de las 9 a las 6 de la tarde, trabaja las 24 horas para la Universidad: piensa, siente y vive por la Universidad, está entregada en cuerpo y alma a esta Casa. Es la misma niña que aquí se graduó como médico y recibió el premio a la mejor egresada, es la misma niña, ahora, abuela joven, con su corazón teñido de azul profundamente, porque es una mujer de la Universidad de Chile.

Creo que ha sido acertada la elección de este año, creo que entregarle esta condecoración a Colomba Norero es también el homenaje más oportuno y más debido probablemente a doña Amanda Labarca, que, en el lugar que se encuentre, nos estará mirando y estará contenta, porque su ejemplo ha seguido replicándose en la Universidad, se ha multiplicado en la Universidad y es expresado con este homenaje a Colomba que no tiene nada que agradecernos, somos nosotros los que con este homenaje queremos decirle gracias por todo lo que ha hecho y por todo lo que seguirá haciendo por su Universidad de Chile.

Felicidades, hemos hecho justicia.

 

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Notas
1. Prof. Dra. Colomba Norero, Vicedecana de la Facultad de Medicina.
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2. Prof. María Isabel Flisfisch, Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
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