Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia Distinción Académica Profesor Emérito al Dr. Alfredo Jadresic.

Alfredo Jadresic ha agradecido a la Universidad de Chile, por este reconocimiento que corona su carrera académica. Es, sin embargo, la Universidad de Chile la que debe agradecer a Alfredo Jadresic su dedicación, su entrega de más de 60 años, los que han dado lugar a tantas ideas escritas o habladas; a tantos discípulos conocidos, presentes; desconocidos o ausentes; a tanto que Alfredo Jadresic en sus dos principales dimensiones ha contribuido a esta Institución: como médico y cientista, como humanista y universitario.

Como médico y cientista, demás está decirlo, y muy bien lo ha dicho el Dr. Parrochia1, sus contribuciones han tenido gran impacto en su campo disciplinario. A mí me ha llamado la atención que un hombre que vuelve después de un prolongado exilio, que regresa probablemente con muchas heridas y recuerdos es, sin embargo, un hombre que se sienta y publica un libro en su disciplina cuyo nombre soy incapaz incluso de recordar, pero que muestra que después de todo el tiempo, después de toda la historia, después de todo el sufrimiento transcurrido, él es al final del tiempo un cientista y un médico comprometido con su formación, comprometido con la formación de otros que han de seguir. Por lo tanto, Alfredo Jadresic proyecta en ese trabajo, en esa visión, en ese desarrollo, lo que es un gran académico, un académico de esta Universidad. Por tanto, nada justifica más la propuesta que hizo la Facultad de Medicina al Consejo Universitario -y que fue así acogida- para ponerlo en el sitial que corresponde a quienes se transforman en profesores eméritos, en las columnas que sostienen con fuerza esta Casa centenaria.

La otra dimensión es la del universitario y el humanista. Alfredo Jadresic es un hombre que ha contribuido a pensar universidad, es un hombre que ha ido mucho más allá del laboratorio, de su responsabilidad académica específica, y a contribuido a pensar qué debemos hacer para mirar a la universidad de hoy como lo hizo también respecto de la universidad de ayer. Y lo hemos escuchado, Profesor Emérito, piensa aún sobre la responsabilidad de hoy día para la Universidad de Chile en su compromiso social, y nos ha hablado sobre su visión en cuanto al carácter de servicio social del hacer universitario, y su postura respecto de la necesaria construcción de una sociedad más humanista. Y no podemos olvidar en este punto que Alfredo Jadresic es un símbolo de tantos que fueron perseguidos, de tantos y tantas que fueron excluidos de estas aulas por razones ideológicas y políticas, de tantos que fueron víctimas de la persecución, de la intolerancia y de la barbarie. Alfredo ha dado aquí, con su exposición, un ejemplo que es muy importante, porque siempre la inteligencia debe vencer a la imprudencia, porque siempre la vida debe triunfar sobre la muerte, y porque siempre la mirada al futuro se debe sobreponer a la mirada angustiada hacia el pasado. El no nos ha hablado del dolor del pasado, sino de la alegría de una universidad hecha para el futuro, para construir ideas y sueños, para llenar una misión siempre necesaria.

Creo que Alfredo nos da aquí una lección. Una lección que yo también aprendí trabajando con él en la Comisión Normativa Transitoria; porque fue él un factor fundamental para que esta Universidad pudiese pensar en sus nuevas estructuras, en sus nuevas formas de gobierno, retomar temas que quedaron pendientes hace tanto tiempo en medio de tanta destrucción, de tanta persecución, de tanto dolor y de tanta vergüenza. Él ayudó a construir lo que hoy día miramos hacia el futuro con esperanza, para que ésta vuelva a ser una Universidad de Chile y no una corporación privada con participación parcial del Estado.

Alfredo Jadresic es además un hombre de extrema generosidad, siempre dispuesto a escuchar y debatir sus ideas, un hombre que no esconde en recovecos, en rincones ocultos intenciones, infundadas o impensadas. Es el hombre abierto, transparente y limpio que con toda claridad establece lo que cree, defiende lo que piensa y todavía tiene la fuerza, ese vigor para defender con pasión las cosas en que cree y con las cuales se compromete. Es, por antonomasia, el hombre universitario en su manifestación más cabal, quien nunca dejará esta Casa, siempre impregnada del espíritu de sus grandes profesores.

No hay pues un homenaje más merecido que éste, que simboliza -creo yo- el homenaje al hombre de esta Universidad, al hombre que sufrió tanto tiempo por sus ideas y su actitud académica; al hombre que en el exilio o acá estuvo arrinconado en sus ideas o su pensamiento.

En pocos días más también vamos a inaugurar un nuevo Centro vacacional para nuestros funcionarios y académicos. Ese Centro lleva el nombre de Enrique Paris, y constituye también eso el homenaje a quien no pudimos hacer Profesor Emérito porque fue arrebatado de nosotros por la barbarie. Felizmente Alfredo Jadresic está con nosotros y su presencia adorna este homenaje, que se realiza con profundo compromiso por la Universidad, y para que siga con nosotros, para que nunca nos abandone. El simboliza también a tantos que no han podido estar acá, aquellos que nos fueron arrebatados, aquellos que han estado, sin embargo, siempre presentes, porque de una Universidad grande como ésta nunca nadie se va. Es tan simple, y a la vez tan profundo y significativo: Alfredo está con nosotros, y muchos otros ausentes pero presentes, se ubican, quizás, en estas graderías, mirándonos.

Muchas gracias.

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