Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración de la Exposición "Tiwanacu y Las Islas del Lago Titicaca".

Discurso en el marco del 51º Congreso Internacional de Americanistas "Repensando las Américas en el umbral del siglo XXI".

(Transcripción)

El día de ayer inauguramos un multitudinario Congreso de Americanistas con cerca de 3 mil participantes, el cual constituye una de las instancias mundiales más importantes en términos del trabajo de los cientistas sociales, los humanistas, los artistas, a partir de la premisa: pensar en nuestra América Latina. Un Congreso que nos llena de orgullo porque ha convocado a las más importantes autoridades en materia académica del mundo sobre los temas que corresponden a estas áreas disciplinarias. Y el día de ayer, esa inauguración, puso de manifiesto un enorme entusiasmo, que hoy, desde las 8:30 de la mañana, ya estamos viendo en distintas actividades del Congreso: ponencias, discusiones, seminarios, exposiciones como ésta u otras.

Pero la verdad es que eso no constituye para nosotros el indicador primordial de éxito de esta reunión, y lo decíamos anoche en la inauguración de este Congreso, el grado de éxito dependerá de la capacidad que tenga la deliberación académica para producir ideas, propuestas e iniciativas que contribuyan al éxito de América Latina en los días de la globalización. De ahí el término "repensar a las Américas en el umbral del siglo XXI", porque repensarlas significa reflexionar sobre aquellas cosas que tenemos que privilegiar para poder hacer exitosamente nuestro ingreso al nuevo siglo y nuestra participación en el proceso de globalización que representa oportunidades pero también amenazas.

Por lo tanto, la mirada de las Ciencias Sociales y de las Humanidades al hombre latinoamericano, a nuestra cultura, a nuestra organización política y social, constituye una mirada fundamental para poder comprender la magnitud de los retos, así como también poder buscar aquello que es común y que permita fortalecer nuestra presencia en el mundo.

Hoy día las amenazas que se ciernen en este proceso de integración de América Latina hacia el resto del mundo, son amenazas de enorme importancia que tienen que ver con nuestras debilidades estructurales, pero quizás la más importante de esas debilidades, y tal vez la más incidente en la capacidad que habremos de construir para poder enfrentar al mundo globalizado con éxito, está relacionada con nuestra capacidad para conocernos, y conocernos no sólo tiene una implicancia en el sentido horizontal. Es evidente que tenemos mucho que aprender de eso, porque los latinoamericanos hemos sido grandes campeones de privilegiar nuestras diferencias, pero poco exitosos y tenaces en reconocer aquellas cosas que nos unen y que deben convertirse en una fortaleza y finalmente en una ventaja comparativa frente a los retos que hoy día nos pone el mundo. Conocernos en un sentido horizontal supone conocer nuestra realidad social, nuestra realidad política, las cosas que explican aquellas diferencias que tanto privilegiamos y los pasos que evidentemente deben ser cruciales para poder acercarnos y poder trabajar con un sentido y norte común; pero también, para entender esa comparación, en ese sentido horizontal, es necesario mirar hacia la historia. Creo que hemos probablemente fallado sobre todo con las generaciones jóvenes en mirar a nuestras raíces y en buscar allí las vertientes comunes que son tan importantes para construir el futuro.

El éxito de este Congreso de Americanistas tendrá mucho que ver con este diagnóstico de esta mirada horizontal y de esta mirada hacia la historia que permita construir una visión común de la América Latina en los días de la globalización. Y es cierto, es posible que muchas cosas nos diferencien, que muchas cosas pongan a nuestros países lejos unos de otros, y que muchos de ellos también se sientan más cerca de otras realidades que de aquellas que tienen que ver con nuestro ancestro y nuestro lugar geográfico común. Pero es cierto también, que la única manera de poder esperar algún éxito en esta aventura nueva e inevitable que ha emprendido la humanidad, es construir una sociedad globalizada, construirla como participantes en el proceso de globalización y no solamente como agentes globalizados en un proceso encabezado por otros. Es justamente el poder privilegiar aquellas cosas que son los elementos comunes en nuestro desarrollo histórico, intelectual y cultural.

De manera que esta Exposición que hoy inauguramos tiene mucho que ver con ese ánimo de lograr que este Congreso se constituya efectivamente en un punto de inflexión para poder repensar a las Américas. Esta Exposición, como ya muy bien se ha dicho, está ligada con nuestro ascendiente cultural y con sus grandes fortalezas. El señor Embajador (1) se ha referido a la importancia de los desarrollos tecnológicos en la cultura del Tiwanacu, y caramba que hoy nuestros jóvenes debieran saber mucho más de lo que hemos sido capaces de comunicarles. Caramba que es importante para nuestros jóvenes el aprender que muchos de los dilemas y de los temas que hoy aparecen como nuevos, probablemente fueron ya abordados por nuestras culturas históricas, originarias.

Por eso esta Exposición es tan importante, porque constituye una pieza para poder mirar parte de nuestras raíces, parte de nuestra historia y provocar esa reflexión que nos lleve a levantar una visión de la América constructiva, positiva y exitosa hacia los días que vienen. Es tan importante que esta Exposición siga girando y sobre todo atrayendo a la gente joven para ver que el mundo, la realidad, el principio, no fue ayer, sino mucho más que antes de ayer y que de eso tenemos, todavía, tanto que aprender y, también, tanto que proteger.

Yo quiero agradecerle a la República de Bolivia, particularmente al señor Embajador, por el esfuerzo, por el empeño, por la generosidad de traer esta muestra que tiene un enorme valor desde el punto de vista de la difusión y del conocimiento de nuestros ancestros, de nuestras raíces, de nuestras culturas originarias. Quiero agradecerles también a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos y al Archivo Nacional por la generosidad de habernos dado todas las facilidades para poder instalar aquí esta muestra que, como digo, es tan importante y está precisamente en este lugar que es tan visible, es tan trascendente y tanto significa para la cultura, para la investigación, para el conocimiento científico en nuestro país.

Agradecerles, finalmente, a todos ustedes que nos hayan acompañado aquí esta mañana, porque este es un acto que tiene, a pesar de su simpleza y su brevedad, un enorme significado: el dejar una constancia de que este Congreso, de que los cientistas sociales y los humanistas de América Latina y el mundo, están mirando hacia el futuro, pero siempre con la mirada del aprendizaje puesto en el pasado. Creo que esa es una gran lección que todos tenemos la obligación de llevar a nuestros propios alumnos, en cualquiera de las dimensiones que eso sea necesario.

Muchas gracias a todos ustedes por participar en esta ceremonia.

 

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Notas
1. Embajador Víctor Rico Frontaura, Cónsul General de Bolivia en Chile.
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