Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Entrega de Diplomas y Medallas a Profesores Titulares ratificados durante el Año Académico 2002.
(Transcripción)
Ésta no es la Universidad en crisis que nos quieren hacer creer muchos, y hoy prevalece como un síntoma inefable en la vida de la Universidad de Chile. Ésta es la Universidad que realiza su trabajo como siempre, que realiza sus actividades como siempre, y que hoy hace un alto para poder dar el reconocimiento debido a quienes han llegado al grado más alto de la escala del reconocimiento académico. Hoy en la mañana, en mi clase pregunté a los estudiantes si ellos sentían que estaban, de alguna manera, en una Universidad que vive un caos, una crisis y que está prácticamente en etapa de demolición. Y la respuesta de los estudiantes fue muy interesante, porque lo primero que me dijeron es que muchos ven como caos que en esta Universidad exista diversidad. Porque nos hemos acostumbrado a pensar que las universidades son entes homogéneos, donde no se debe admitir discrepancias, donde todos deben pensar lo mismo y donde, incluso, todos los profesores deben tener la misma adscripción a maneras de ver la vida, las cosas y el mundo. Y por cierto, que para esa concepción, ésta es una Universidad caótica, porque acá somos quienes no sólo aceptamos, sino que promovemos la diversidad. Promovemos esa diversidad para tenerla entre nuestros estudiantes y entre nuestros académicos. Y uno de mis alumnos me dijo que una de las cosas que más le gustaba, es que un profesor era judío, el otro era protestante, el otro era del Opus Dei, y finalmente tenían también a un agnóstico. Y ellos disfrutaban esa forma de hacer Universidad, porque la esencia de esta Universidad está justamente en esa diversidad, en la promoción de esa tolerancia que nos permite efectivamente buscar la verdad y no partir con ella. Quizás sea este el mejor ejemplo de lo que hoy vemos en esta ceremonia, en que alcanza el grado de Profesor Titular un médico pediatra, un guitarrista, una matemático, una agrónoma, un químico, una persona de las humanidades, un arquitecto. Yo promuevo ese caos. Yo promuevo que ésta sea una Universidad diversa, yo promuevo que ésta sea una Universidad en que lo único que importa es la calidad, la calidad de lo que se hace, la calidad de lo que transmitimos, la calidad de nuestra vocación, la calidad de nuestro enamoramiento con la Institución. Y me dijeron también, los estudiantes, que ellos no veían estas crisis que aparecen en las "portadas amarillas", porque ellos sabían, por las comparaciones que ellos hacen con su generación, con sus amigos, con sus familiares, que aquí tienen los mejores profesores. Ellos, aunque reconocen que hay otros edificios más bonitos, que hay otras bibliotecas más ordenadas y a lo mejor, no lo sé, laboratorios mejor dotados, sí saben que aquí están, dentro muchas veces de nuestras viejas bibliotecas, muchas veces dentro de nuestros edificios con problemas y de nuestros laboratorios que están sufriendo atrasos, las mejores capacidades y las mejores disposiciones. Eso son nuestros académicos. Es allí donde tenemos que poner el esfuerzo número uno.
No se entiende entonces, muchas veces, cómo esta Universidad, que ha hecho este esfuerzo para mantenerse en pie, después de intentos evidentes por destruirla y de acciones decididas y tomadas para derribarla, está aquí liderando el sistema. Cómo esta Universidad, que es de vocación pública, que es una Universidad nacional y una Universidad del Estado, tiene que autofinanciarse para ser efectivamente como es: una institución privada desde el punto de vista del financiamiento. Cómo es posible que sigamos haciendo extensión universitaria, extensión artística, investigación en campos no de mercado, investigación que adelanta temas que no están puestos hoy sobre la mesa y menos en las operaciones del mercado. Cómo esa Universidad tiene, al mismo tiempo, que autofinanciar sus actividades. Eso ya no es sostenible. Y lo hemos planteado de esa manera, porque al mismo tiempo que tenemos que hacer ese esfuerzo, entonces, también somos mirados con sospechas, somos mirados con envidias y somos mirados con los sentimientos más rebuscados y más bajos, generalmente por parte de quienes participan en el sistema y tratan de competir con nosotros con los instrumentos más desleales posibles.
Aquí la fortaleza real de esta Institución está en nuestros académicos, porque son ellos los que nos permiten sustentar el trabajo y la vida de la Institución. Son nuestros académicos los que permiten que la Institución pueda allegar los recursos que necesita para poder seguir avanzando. Son nuestros académicos que permiten que lleguen los mejores estudiantes. Son nuestros académicos los que permiten desarrollar los mejores posgrados. Son nuestros académicos los que permiten avanzar la investigación. Son nuestros académicos los que están todos los días no en el frente de las noticias negativas, sino que aportando a la discusión de ideas en el país.
Hace pocos días en un seminario, organizado por el Instituto de Asuntos Públicos y el Congreso Nacional, la Universidad de Chile con un grupo de profesores y estudiantes de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública, desarrolló un debate amplísimo respecto a los temas de la organización del Estado y del control. Eso no estuvo en ningún diario. Pero bastó que ayer hubiese una reunión para organizar una comisión y mirar los procedimientos internos, que es una cosa normal, regular, estándar en la vida y en el trabajo de la Universidad, para que apareciera un titular en rojo: "La Universidad se está autoinvestigando". Muchas veces preguntan cómo el Rector puede subsistir ante estas presiones, ante estas mal informaciones, ante esta aparente contradicción entre lo que tenemos que hacer y la forma en que debemos hacerlo. Y mi respuesta es que para eso el Rector no mira hacia afuera, no mira a la prensa, no mira los intereses de una competencia que no es competencia. Yo miro lo que está pasando acá. Y acá veo con fuerza que ocurre lo que se muestra hoy: una Universidad que crece, una Universidad que se desarrolla, una Universidad donde sus académicos son un solo cuerpo, una Universidad que se integra, una Universidad en que todas sus facultades luchan para salir adelante y luchan con sus proyectos y sus decisiones para seguir siendo las mejores en su medio. Una Universidad que sigue siendo, como siempre ha sido, el sueño, el ideario de la República de Chile.
Yo felicito a los profesores titulares, a los nuevos profesores titulares. Les agradezco por seguir marcando esta senda, por seguir marcando este corazón, por seguir marcando esta pasión por defender lo que tantos no quieren defender, pero que es vital para Chile.
Muchas gracias.