Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Homenaje a Dirigentes Estudiantiles en el marco del Día Internacional de la Mujer.

(Transcripción)

Estamos aquí para entregarles un saludo y decirles lo importante que es, primero que nada, comprometerse con la Universidad. Hoy en día nos hemos ido mal acostumbrando a la idea que la Universidad es una empresa en la cual ustedes son los clientes, nosotros los proveedores, y en esa relación nadie debe comprometerse con nada, sino simplemente en un intercambio de una pseudomercancía que es la educación y la formación que reciben ustedes. Por el contrario, cuando hay un compromiso con la Institución, con sus objetivos, con los temas de fondo que ésta aborda, a mí me parece que hay realmente allí un espacio para recuperar el concepto de Universidad en la que todos nosotros creemos. Así como ninguno de nosotros está interesado en ser gerente de una empresa, ustedes tampoco están interesados en ser clientes de una empresa, sino más bien en constituir una comunidad que seamos capaces de repensarnos, capaces de progresar, capaces de construir una comunidad de pensamiento en la cual, ciertamente, tengamos diferencias, tengamos inexperiencia que aplicamos, y que tengamos también, probablemente, desaciertos, pero en la cual juntos construimos una Institución que progresa y que puede, entonces, constituirse para las futuras generaciones en una Institución más moderna, más dinámica, tolerante, amplia, profunda, universitaria.

Por lo tanto, el rol del dirigente estudiantil, que en algunas instituciones llamadas también, universidades como fuera del esquema, es un rol muy importante, porque nos permite mirar a la Universidad hacia el mañana. Yo siempre he sido de los convencidos que no existe la misma capacidad en nuestras generaciones, que en las generaciones jóvenes, para mirar hacia adelante. Y cuando ustedes miran con naturalidad los próximos cinco o diez años, a nosotros con esfuerzo nos cuesta mirar, probablemente, los próximos tres o cinco. Es por lo tanto, también, esa perspectiva, ese rol de los dirigentes estudiantiles, importante como un insumo para el progreso y el trabajo universitario.

Es por eso que a mí, esta ceremonia, sencilla, familiar, como probablemente debe ser, me pareció muy significativa, porque es, en realidad, un reconocimiento a quienes cumplen un rol importante en la Institución, que es la dirigencia estudiantil, pero al mismo tiempo cuando se trata de mujeres. Y déjenme aquí decirlo, de una manera quizás un poco brutal: dicen que en Harvard todos los años siempre se admite -al menos- un negro, para que no digan que Harvard discrimina contra los negros. Nosotros no queremos que estos actos se transformen en este acto hipócrita de celebrar a la mujer casi para callar nuestras conciencias, sobre todas las oportunidades que les restamos a las mujeres en nuestra tradición, en nuestra historia, en nuestra legislación, en los espacios sociales y políticos que deben ocupar. Yo quiero entender este acto, como el que realizamos hace unos días con académicas de la Universidad, como un reconocimiento efectivo al rol importante que tiene la igualdad de géneros en la Universidad; porque creo que la mujer, que es la que genera la vida, tiene además una perspectiva de tiempo distinta y puede aportar, quizás, mucho más que nosotros a la Universidad, porque puede concebirla en esa perspectiva de tiempo en la cual, probablemente, nosotros tenemos una ventaja comparativa mucho menor de estar más en el tiempo corto que en el tiempo largo, y por lo tanto, ustedes están en el tiempo universitario con mayores ventajas que nosotros.

De manera que he querido decirles solamente estas dos cosas. Gracias por ser dirigentes estudiantiles. A mí me parece que eso es muy importante, es un ejemplo reconfortante y ojalá en nuestra sociedad hubiese más gente dispuesta a participar, a encabezar, a pensar, a llevar adelante las propuestas que nos permitan avanzar. Al mismo tiempo, decirles, que este no es solamente un acto de homenaje en el Día de la Mujer para después olvidarnos, sino que más bien un acto en el Día de la Mujer para recordarnos, permanentemente, que la igualdad de géneros es una precondición básica para el funcionamiento adecuado de una sociedad y, por supuesto, de una institución universitaria.

Muchas gracias a todos ustedes.

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