Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración de las Obras Civiles del Centro Cardiovascular del Hospital Clínico Universidad de Chile.
(Transcripción)
En la mañana de hoy, mi secretaria -teniendo yo una reunión a las ocho y media de la mañana- revisando la agenda me dice una cosa que refleja todo lo que está pasando. Me dice: "Rector, hay otra inauguración en el Hospital Clínico a las diez y media de la mañana". Y efectivamente, es una nota, una observación, muy pertinente para quien lleva mi agenda todos los días del año. Y probablemente voy a hacer la estadística de cuantas veces este año he estado en el Hospital para inaugurar actividades, inaugurar centros, inaugurar inversiones que se han llevado a cabo. Y uno a veces, en el tráfago del trabajo, pierde de vista esa perspectiva, esa dimensión de lo que está ocurriendo; pero cuando se acumula, se da cuenta del esfuerzo enorme que se está haciendo.
También, en esa misma perspectiva, y el Dr. Bahamonde (1) lo corroborará, en el pasado lo frecuente era que el Rector estuviera acá porque había un problema, había que resolver un conflicto, había una manifestación en alguna parte, había insatisfacciones. Las discusiones en el Consejo Universitario -y lo he dicho muchas veces- de las cuales yo fui testigo, era qué se hacía con el Hospital; si se vendía, si se entregaba a un concesionario privado, si se hacía algo, pero era visto así: una cuestión insostenible.
Y en realidad, algunos años más tarde, vemos al Hospital en una perspectiva completamente distinta. Eso ha surgido de una decisión de política a nivel del Hospital, que es evidentemente el primer elemento, porque nada, en ninguna institución, puede venir desde afuera, ya que existe desde adentro el espíritu generoso para poder hacer el esfuerzo y crecer. Naturalmente, nuestro Hospital funciona con reglas muy distintas de aquellas que primaban cuando se le dio vida en la Universidad y en la República. Reglas que han cambiado en el país, reglas que pueden no gustarnos y que pueden desfavorecernos, pero que nos han dado un poco los parámetros con los cuales tenemos hoy día que funcionar. Y hemos asumido esos parámetros como Universidad y como Hospital, y estamos emprendiendo, entonces, ese despegue importante que, en mi opinión, está viviendo hoy día la Universidad de Chile. Yo siempre doy como ejemplo lo que está ocurriendo en nuestras facultades. Como siempre, hay críticos; yo siempre invito a los críticos a que visiten los centros académicos donde estamos desarrollando nuestro trabajo. Que vayan a la Facultad de Medicina, donde tanto nos criticaron porque estabamos deshaciéndonos de la sede Condell.
Sin embargo, en estos momentos, hay un nivel de satisfacción en los estudiantes y en los académicos, por tener una Facultad más integrada, con mucha mayor interacción, que es evidente y ha redundado, naturalmente, no sólo en un mejor ambiente de trabajo, sino que también en un mejor y mayor potencial académico, sin perder de vista, además, la vocación de lo que es esta Universidad. Solamente el día de ayer, la Facultad de Medicina y su Escuela de Salud Pública, inauguraron un gran seminario sobre el tema de salud pública, con la presencia de las primeras autoridades del país, y nuestra Facultad, frente a ellas, llama a que sea el espacio de la Facultad y de la Universidad, el apropiado para discutir los temas de política de salud y convocar al encuentro, cuestión que fue aceptada por el Presidente de la República (2). Bueno, es que ese es el rol de la Universidad de Chile. Y ese rol, a pesar que han cambiado las reglas, las realidades, a pesar de que no nos gustan muchas de esas reglas y esas realidades, tenemos que seguir asumiéndolo sin la actitud de la permanente inercia o de la permanente espera de que alguien venga a solucionarnos nuestros problemas. Hemos tomado en la Universidad -y este Hospital es un perfecto ejemplo de ello- una actitud proactiva para enfrentar las decisiones que tenemos que tomar y poder salir adelante. Hay muchos críticos, también, que dicen que el Hospital se está privatizando; que el Hospital, en realidad, ya ha perdido esa esencia de lo que era, pero la verdad de las cosas, es que cuando uno mira la producción académica del Hospital, de la cual se da cuenta todos los años, no ha habido, sino un incremento en el trabajo académico, no ha habido sino un mejoramiento, también, en cómo nuestros especialistas, quienes están desarrollándose en el Hospital, revelan su grado de satisfacción con lo que aquí está ocurriendo, versus lo que ocurría hace años.
Ahí está el trabajo con un sentido público: el Hospital va a la XI Región a prestar un servicio solidario sin pedirle a nadie, sin requerir más que el trabajo voluntario de sus médicos, de sus enfermeras, de sus especialistas. Eso reproduce lo que es la Universidad de Chile. Un Hospital, además, que está creciendo; un Hospital que tiene centros periféricos, pero no sólo en el barrio alto, sino también en Vivaceta, porque tenemos que estar, como esta Universidad es, de acuerdo a toda nuestra realidad social, a nuestra diversidad como país o como ciudad. Un Hospital que se está expandiendo al resto del país, ya tenemos algunos centros en La Serena, y próximamente se llevará a cabo una inversión importante en Valparaíso, porque esto obedece a una estrategia de la Universidad. Nuestra presencia nacional es importante, particularmente en aquello en lo cual somos irreemplazables. Y la verdad de las cosas, es que este Hospital, como un centro tecnológico, como un centro de medicina de alta complejidad, es un centro irreemplazable en el país. Por eso todas las resoluciones que se han tomado en materia de inversión han sido exitosas, porque estamos utilizando, precisamente, aquello que podemos utilizar mejor. Desde la perspectiva superior, la mayor integración con la Facultad de Medicina, esa mayor colaboración -que no sólo se ve porque el Decano (3) venga a la ceremonia- ocurre todos los días, y de eso somos testigos de una u otra manera. Eso ha potenciado, también, tremendamente el trabajo del Hospital y de la Facultad. De eso todavía tenemos mucho más que aprender.
De manera que en este acto, en el cual inauguramos un nuevo paso hacia adelante, estamos poniendo en perspectiva lo que ocurre hoy en la Universidad. Esto es un ingrediente, pero un ingrediente muy importante. Es una señal, además, para nuestras otras unidades académicas, en términos del esfuerzo en diseñar bien nuestros programas de inversión. Nuestro problema no es tanto el tema de los arrastres, de la historia, de los pesos financieros, sino el problema de la inversión. Nuestras discusiones están más centradas en eso. Cómo hacemos hoy día bien la inversión que nos permita consolidarnos, crecer y posicionarnos donde debemos respecto a toda nuestra competencia y a todo lo que no nos gusta y nos insatisface de las reglas de financiamiento, del ordenamiento del sistema universitario, de las políticas de salud y todo aquello que, al mismo tiempo, nos gustaría que cambie.
Sin embargo, junto con esa esperanza y esa expectativa, y sin estar con los brazos cruzados, yo creo que hemos tomado las decisiones correctas. En este Hospital, creo que los resultados muestran, precisamente, esas decisiones correctas. Es cuestión de mirar los números; pero es cuestión, además, de otra cosa: yo me recuerdo de mi primer año como Rector, que siempre me llegaban malas noticias de pacientes que se quejaban, pero en la actualidad, y así se lo he hecho saber a don Sergio Torres (4), me llegan, permanentemente, notas de gente, que de una u otra manera se contacta con uno, envían cartas, envían mensajes a través de terceros, en su satisfacción con lo que han recibido en el Hospital. Pero lo más importante, es el trato que han recibido; el trato que refleja que ésta, después de todo, es una institución universitaria y una institución que debe sacar lustre a su principal elemento: el humanismo. Eso se destaca, realmente se subraya por parte de la gente. En eso hay que trabajar muchos más, porque esa es una ventaja enorme que tenemos respecto a cualquiera que se nos ponga al lado o al frente.
Yo quiero expresar acá, con mucha sinceridad, mi satisfacción por este nuevo acto de inauguración. Voy a venir a todos los que vengan, particularmente al del Centro de Imagenología, aunque mi secretaria me diga que hay otra inauguración más, porque creo que es muy importante como señal para la Universidad y para el país. Aquí no estamos esperando, como alguien dijo, que nos solucionen nuestros problemas. Aquí estamos simplemente reclamando a que nos den la oportunidad para seguir haciendo bien nuestra labor. Eso es lo que hace nuestro Hospital diariamente, y por eso lo vamos a respaldar, permanentemente, en todas sus ambiciones de invertir, de crecer, de desarrollarse, porque eso es lo que tiene que hacer toda la Universidad de Chile.
Felicitaciones a ustedes. Felicitaciones a quienes nos han dado esa tradición, ese espíritu, han sido parte de nuestras raíces y de nuestra historia. Felicitaciones a todo el cuerpo docente, al cuerpo médico, a los funcionarios, que han estado, de una u otra manera, comprometidos con este proyecto y con los que vendrán, para poder sacarlos adelante con el éxito que solamente esta Universidad se merece.
Muchas gracias.
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Notas | |
1. | Prof. Dr. Luis Bahamonde, de la Facultad de Medicina. volver |
2. | S. E. Presidente de la República, Ricardo Lagos E. volver |
3. | Prof. Dr. Jorge Las Heras, Decano de la Facultad de Medicina. volver |
4. | Sr. Sergio Torres, Gerente General del Hospital Clínico Universidad de Chile. volver |