Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración del Seminario "El Cobre, Imperativo del Desarrollo Nacional".

(Transcripción) 

Quería, primero, darles la bienvenida a esta casa, la Casa de la Universidad de Chile, pero, es la casa de Chile. Ha sido así durante su historia, y debe serlo, porque este es un lugar diseñado, pensado y comprometido para el encuentro. El encuentro de las ideas, que a veces tanta falta hace, cuando se piensa que son las visiones de unos o de otros las que deben imponerse sobre determinadas circunstancias o iniciativas. Ésta ha sido siempre la casa del diálogo, la casa del debate, y desde aquí debe influir, precisamente, la inteligencia, el compromiso con el país para influenciar aquello que se debate, sobre lo cual hay que tomar decisiones y en el que debe imperar el rol de las instituciones.

No pude acompañarlos en la mañana, porque nuestra Escuela de Salud Pública inauguraba un seminario sobre los temas que le son atingentes y que tienen mucho que ver con los debates de la política nacional. Le hemos insistido al Presidente de la República (1), que para debatir un problema tan serio, tan delicado, tan importante, como es el de la reforma de la salud, esta Casa tiene, naturalmente, un espacio académico. No es sólo el espacio físico. Hoy en día muchos preguntaran, ¿cuándo y cómo se arrienda el local? Nosotros no arrendamos el local. Nosotros lo que ponemos acá es nuestra disponibilidad y diversidad académica, para ayudar a empujar en los temas que Chile necesita pensar y sobre los cuales hay que decidir. La salud es uno de ellos. Y malo es para Chile que estas cosas se produzcan a veces en las calles, y que le den alimento a un periodismo que busca ser sensacional con cuestiones que son de profunda trascendencia para el país. Es preferible que sea esta Universidad, o que sean las universidades, el espacio donde se pueda discutir, el espacio donde se puedan clarificar los puntos de vista y donde se lleven las propuestas a las instituciones públicas que deben tomar las decisiones.

El tema del cobre siempre nos ha parecido un tema extraordinariamente importante. Los que hemos hecho Historia Económica, como el Prof. Lüders, hemos visto que nuestro país tiene una larga historia productiva dominada por ciclos. Fue, primero, un ciclo del oro en nuestra temprana colonia; más tarde, un ciclo ganadero; luego, un ciclo muy prometedor del trigo, posteriormente el de la plata; y más adelante, nuestro ciclo del salitre. Y, quizás después, el ciclo de los orígenes del desarrollo industrial temprano de Chile, especialmente a partir de la consolidación de la Corporación de Fomento de la Producción.

Cuando uno mira la historia nacional, observa un país que tiene estos altos y bajos; estos cambios fundamentales en la asignación de sus recursos, que causan, por supuesto, grandes tensiones sociales. Yo creo que tenemos que aprender a mirar a nuestra historia para poder, también, enfrentar nuestro futuro. Un país pequeño, ubicado en la parte bien atrás del sur del mundo. Un país que tiene grandes desventajas, como grandes ventajas, pero que, por lo tanto, va a estar siempre dominado por las fluctuaciones, por los precios, por las presiones, por las interacciones con una comunidad de la cual debe por lo menos interactuar, sino depender. Eso ha sido la historia económica de Chile. Una historia profunda de cambios, en el sector rural, hacia la ciudad, hacia distintos sectores productivos. Y uno podría decir, entonces, la historia de Chile está dominada por estas grandes fluctuaciones que caracterizarán a su futuro.

Sin embargo, los historiadores económicos siempre han señalado que hay grandes constantes históricas que tienen que ver, justamente, con los elementos de la larga duración de nuestras sociedades y que determinan, probablemente, el campo de prioridades en el terreno del diseño de política económica y social. Uno de esos elementos, siempre presente, a pesar de estos saltos del oro al ganado, al trigo, a la plata, al salitre, a la industria -y hoy día, quizás pudiésemos decir, a los nuevos sectores exportadores de la agricultura o de la pesca-, la gran constante de nuestra historia ha sido el cobre. El cobre, presente desde nuestra colonia tempranamente, y quizás, desde mucho antes, en la producción de nuestros pueblos primitivos. El cobre, que ha sido una constante en nuestras cuentas, pero también una constante en términos de la organización productiva y de la convocatoria a grandes sectores de trabajadores. El cobre, que ha logrado constituir en épocas, más del 80% de nuestras exportaciones, pero que a lo largo de la historia ha hecho también una contribución indirecta a la producción nacional, una contribución importante al empleo nacional y también una contribución importante al desarrollo de nuestra cultura nacional.

Por lo tanto, atacar este problema en un seminario como éste me parece de la mayor importancia. Porque quizás -con la superficialidad que abordamos tantos problemas hoy día en nuestro Chile- pudiera decirse, el cobre ya no es importante, porque hoy día son importante los vinos, la fruta, la pesca, y mañana podrá ser importante, y ojalá así sea, el desarrollo de la pequeña y la mediana industria exportadora. Pero, es que no cabe duda de que el cobre va a seguir siendo un sustento fundamental del desarrollo de largo plazo. Los economistas han señalado muy bien esto. Es una ventaja comparativa estructural, no sólo ya por problemas de existencia y de stock de recursos, sino también porque existe el diseño de una industria, el diseño de una actividad que está conectada profundamente también con el desarrollo económico nacional. Por lo tanto, este seminario, que ha invitado a pensar y repensar el problema del desarrollo de la industria del cobre, es de gran importancia en estos días en que todos estamos esperando que el país vuelva a reasumir sus tasas de crecimiento, vuelva a enfrentar una economía en progreso, y un país que tiene que enfrentar además, y junto con eso, un problema social profundo que nos afecta y que tiene que ver, precisamente, con la sostenibilidad del crecimiento, la sostenibilidad del desarrollo, las posibilidades futuras.

De manera que este seminario me parece propicio por el tema y por el momento. Yo creo que este es el momento en el país para estar debatiendo qué hacemos respecto a nuestras distintas instancias productivas y sociales para enfrentar los diez años que vienen y evitar aquello que tanto daño nos ha hecho: concentrarnos en los temas puntuales y los temas de corto plazo, con debates pequeños que engañan en cierto modo a nuestra sociedad respecto de cuales son las prioridades. Las prioridades están mucho más allá, y los que somos educadores lo sabemos. Las prioridades están en nuestros jóvenes y en nuestros hijos y, por lo tanto, hay que pensar seriamente en aquellos temas que tienen que ver con los desarrollos de la próxima década y éste, es uno de ellos.

Además me alegra mucho el ver otra cosa aquí que es indispensable para el desarrollo de un verdadero debate sobre estos temas -que como digo, ojalá se extienda a otros temas que son importantes para que el país aborde con verdad, con transparencia, con claridad, pero, también, con el ánimo de decidir-, la diversidad que hay aquí; porque aquí hay parlamentarios de distintas tiendas, hay dirigentes sindicales y dirigentes estudiantiles, hay académicos, hay personas que tienen distintas perspectivas respecto de éste y de muchos otros problemas. Un país como el nuestro, que tiene tantos recursos escasos, no puede hacer un recurso escaso el debate inteligente de las ideas. Ahí no hay nadie que sobre. Ahí deben estar los trabajadores, ahí deben estar los académicos, ahí deben estar los estudiantes, ahí deben estar quienes tienen responsabilidad en el sector público y en el privado, porque eso, efectivamente, es lo que construye esta idea de país; un país que debe avanzar con claridad, con transparencia, pero con decisión también respecto de un futuro que se abre incierto, que se abre amenazante, pero aquí hay otra lección importante en la historia de Chile, a veces nos hemos demorado, pero siempre hemos salido adelante como país. Yo creo que es muy importante mantener esa perspectiva positiva, constructiva, respecto a lo que ha de pasar, en la cual nosotros todos tenemos tanta responsabilidad que cumplir.

Yo me alegro de este seminario, me alegro de esta convocatoria, me alegro de esta discusión. Ojalá haya mucho más de esto en Chile. Para eso está la Casa de la Universidad de Chile, y para eso estamos, como dijo don Andrés Bello, permanentemente a disposición de las necesidades de Chile y de su pueblo.

Bienvenidos a esta casa y muchas gracias por estar acá.

 

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Nota
1. S. E. Presidente de la República, Ricardo Lagos E.
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