Palabras del Rector de la Universidad de Chile, Profesor Luis A. Riveros, con motivo de la Asunción del nuevo Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, profesor Francisco Brieva.

Esta ceremonia cumple, en gran medida, con un ritual que en nuestra casa tiene particular tradición y significado. Ciertamente, el cambio de mando en nuestras facultades constituye una ocasión para mirar hacia la obra ejecutada, y también hacia los retos que se presentan hacia el futuro. Sin embargo, la particular significancia de este acto para nosotros se desprende del hecho fundamental que nuestros decanos sean designados por medio de una consulta realizada a nuestros académicos, y tienen por tanto ese respaldo que significa tanto para una gestión que nunca debe olvidar que las bases ciertas para el éxito de la institución tienen que ver con una buena gestión, pero también con una adecuada participación. En nuestra cultura universitaria ambos son conceptos que se unen indisolublemente; en primer lugar, porque nuestra entidad académica es autónoma, y rinde fruto por lo que lleva a cabo como aporte a sus audiencias, en lo especifico, y al país, en términos generales. Aquí no rendimos cuentas al directorio ni a ninguna otra instancia que no sea nuestra propia comunidad universitaria y la comunidad nacional, frente a lo cual tenemos que hacernos responsables por nuestras decisiones académicas. En segundo lugar, la gestión participativa es importante dado que la propia institucionalidad universitaria se expresa en la combinación de jerarquía académica y democracia participativa, definiendo así un marco muy claro para el desarrollo de la gestión académica superior.

Por ello, promover la participación académica, especialmente entre quienes se dedican en forma significativa al trabajo académico, constituye una forma de efectuar buen gobierno universitario. Dar cuenta de la gestión, es también importante para poder promover evaluación de la misma, e introducir un alto grado de relevancia y realismo a las políticas en ejecución. Las facultades deben, por ello, promover políticas de participación e información que tiendan a dar solidez al gobierno institucional y a integrar efectivamente a nuestra comunidad. Por ello esta ceremonia constituye parte importante de ese proceso, de allí el significado especial que adquiere mas allá de los aspectos protocolares y las circunstancias emocionales obviamente involucrados.

Nuestra universidad y esta facultad enfrentan un medio amenazante. No se han definido políticas con claridad en cuanto a lo que se espera de nuestra institución, en el marco en desarrollo de un modelo universitario diversificado, pero con clara falta de adecuaciones regulatorias, e inexistencia de procesos de acreditación de calidad. Es nuestra opinión que la calidad del sistema se encuentra en una pendiente que actúa contra el diseño del trabajo de formación profesional de alta jerarquía, y que incluya un desarrollo fundamental de la investigación y del posgrado. Al mismo tiempo resulta claro que el sistema universitario no cuenta con una política que diseñe el rol de sus diversos actores en cuanto a competencias y políticas publicas, la investigación y los posgrados no cuentan con un financiamiento adecuado; 0.7% del producto interno bruto es claramente insuficiente para un país que quiere dar un salto económico de fundamentales proporciones, que necesita allegar nuevo conocimiento a su actividad productiva y exportadora, y que precisa un salto crucial en materia de formación de recursos calificados. Es por tanto muy claro que el desarrollo del sistema nos impulsa a generar una universidad con fuerte énfasis en la docencia, y hacia una minimización de las actividades académicas mas trascendentes, especialmente en cuanto a la generación de nuevo conocimiento.

Por otro lado, el desarrollo del sistema nos pone crecientemente ante una gran competencia, que actúa en el marco de ausencia de regulaciones y de una gran liberalidad de acceso. Esta competencia es tanto nacional como internacional, y frente a la misma nuestra institución aun padece de severas restricciones en cuanto a la movilidad de sus recursos y la posibilidad de utilizar efectivamente su potencial académico en términos de objetivos estratégicos. En la misma medida en que las actuales circunstancias demandan flexibilidad y buena gestión, las normas nos imponen realidades de conflicto y rigideces en la movilidad que no permiten, precisamente, privilegiar la calidad o estimular el buen desarrollo de la academia. El desafío consiste, precisamente, en elevar y sostener nuestros estándares académicos, aun en un ambiente de política poco propicio, objetivo que requiere un gran esfuerzo interno no exento de costos y de la necesidad de una estrategia en cuya ejecución nos encontramos.

Esta facultad ha realizado en su historia un esfuerzo enorme para constituirse en un referente fundamental en el país en cuanto a la formación en las ingenierías y en las ciencias básicas. Luego de los duros años de las décadas del 70 y del 80, esta facultad inicio un complejo proceso de transformación, que condenso una reformulación de muchos de sus programas académicos, profundizo en la definición del perfil de su cuerpo académico y en la implementación de las reformas en las distintas áreas de trabajo, y avanzo en forma significativa en la modernización de la planta física y de sus instalaciones. Un esfuerzo que ha venido consolidándose evidentemente, y respecto del cual no existe en la universidad nada sino la opinión de que es precisamente el resultado de la continuidad de diversas gestiones en el lineamiento estratégico de convertirse en la primera facultad del país.

Pero las amenazas están presentes con mayor fuerza que antes. Se trata de la sostenibilidad del desarrollo académico en el actual medio y con las actuales políticas. Se trata de la factibilidad de mantener nuestro liderazgo en materia docente, si al mismo tiempo se nos inhibe cada vez mas fuertemente para contar con la diversidad social y formativa de los estudiantes que acceden a nuestras aulas. Se trata de la realidad de la investigación, que es cada vez mas victima del subsidio cruzado que tenemos que proveer a la docencia, si esta es entendida como una prioridad central de la institución. Se trata de la posibilidad de desarrollar aquellos posgrados que requiere el país, pero en ausencia de financiamientos estables y de un sistema que permita efectivamente la vinculación de la investigación básica y aplicada con la actividad docente y la realidad productiva.

Los esfuerzos han rendido frutos en esta facultad. Lo muestra su éxito en los concursos MECESUP. Que la destacan claramente dentro de la Universidad de Chile. También su éxito en los fondos concursables, particularmente los proyectos FONDAP, que hemos apoyado decididamente con recursos desde el nivel central, para dar precisamente la señal de que importa apostar a la sinergia del éxito -no para generar una mayor inequidad, sino precisamente para proveer los incentivos que produzcan el estimulo para mejorar nuestros programas. También lo señala el éxito de programas importantes y muchos de ellos señeros, en las áreas de astronomía, de física aplicada, de geología, de energía los cuales, entre muchos otros, tienen un impacto nacional de indudable importancia y son concordantes con las prioridades misionales de la Universidad de Chile.

Los retos que se mantienen a nivel de esta facultad y de la universidad en general, nos obligan a redoblar esfuerzos. Para ello debemos seguir introduciendo reformas en nuestro quehacer, particularmente en cuanto a la consolidación de una reforma integral del pregrado en la Universidad de Chile, y la formulación de una propuesta de posgrado que tenemos que sacar adelante porque nos potencia en términos de nuestra fortaleza principal. En materia de investigación, tenemos que ser capaces de lograr definiciones sobre el financiamiento de universidad complejas, que lleven a un incremento en los overhead institucionales, aumente sustancialmente los fondos disponibles, mejoren la gestión de los sistemas concursables y provean recursos para la inversión en equipamiento mayor, especialmente en áreas de prioridad para el país. Estamos muy esperanzados por la propuesta del gobierno en cuanto a formar un fondo de inversión de cantidad significativa que, sobre bases concursables y de colaboración interinstitucional, permitas financiar equipamiento para investigación de avanzada.

Creo que tendremos que trabajar mucho mas para plantear la necesidad de mejorar as reglas de gestión del sistema universitario y de la propia universidad. Respecto de lo primero, siento que no hemos sido escuchados en aspectos necesarios para crear un ambiente de política apropiado a los objetivos de país que abrigamos en materia fundamental como es la excelencia profesional y la investigación para el desarrollo. También tenemos que aportar mas al desempeño de la institución en el contexto de sus lineamientos estratégicos; siento que esta facultad tiene mucho que aportar para empujar por cambios que son importantes a nivel de la universidad y respecto de los cuales nadie puede sentirse excluido. Los cambios no pueden ocurrir solo cupularmente o como decisiones autoritarias, sino que fundamentarse en propuestas y el apoyo a los objetivos estratégicos que la universidad ha decidido. Se trata de crear condiciones para que el cambio se haga endógeno, y que el proceso de ajuste que, por ejemplo este año, hemos planteado en términos de la modelación de nuestro trabajo académico, se asuma como parte de las necesidad de excelencia y competencia en la institución, de lo cual nadie puede estar ausente. Nuestra universidad debe dar ahora prioridad al perfeccionamiento en su trabajo académico, a su diseño institucional y a las reformas que están en ejecución en docencia, una vez que hemos conformado nuestra institucionalidad a la realidad actual, hemos formulado y consensuado los lineamientos estratégicos, y hemos también estabilizado la situación financiera y descentralizado y mejorado su gestión. Estamos en condiciones de crecer y mejorar sustancialmente; llamo a que esta facultad, como lo plantea su historia, su tradición y la influencia de sus grandes académicos, haga el aporte generoso que se debe también hacia el resto de la universidad para ayudar a modelar la Universidad de Chile que deseamos para el siglo que se inicia y parea la sociedad del conocimiento que se pone ante nosotros como un reto.

Se tara de una tarea que tiene que ver, ni mas ni menos, que con nuestras enormes diferencias culturales y de tradición al interior de nuestra rica institución. Se trata de tomar estas diferencias como un capital que debe fundamentar un diseño institucional de excelencia. Se trata no de replicar experiencias, sino de extraer las lecciones fundamentales para poder inspirar el cambio que debe buscarse en el diseño de nuestra tarea académica. Se trata, en suma, de pertenecer mas a la institución Universidad de Chile, modelando en lo diverso y lo complejo el aporte constructivo de cada una de sus unidades. La universidad tiene una necesidad fundamental de mas trabajo interdisciplinario, de mayor y mejor coordinación interfacultades, de poder responder a las necesidades del país sobre la base de nuestras ventajas comparativas, que se encuentran no solo en nuestra excelencia, sino también en nuestra diversidad y potencial de interacción disciplinaria.

Deseo agradecer al exdecano señor Víctor Pérez por su trabajo a cargo de dirigir esta facultad por ocho años. El aporte de este periodo ha consolidado mucho de lo que se ha venido haciendo con gran esfuerzo por varios años, para darle el norte que esta facultad ha seguido con decisión y entusiasmo. A Víctor, mi amigo, quiero también decirle que ambos pertenecemos a una generación de académicos que vio coartada la posibilidad de un pleno y libre desarrollo, y que pese a ello hemos llegado a cumplir las tareas de conducción mas cruciales de la institución, en cuyo desempeño el ha mostrado competencia y efectividad. También quiero expresar que con el nos pueden diferenciar nuestras visiones y propuestas sobre universidad, puesto que como académicos que somos, tenemos muy claro la importancia del disentir y del debate. Pero hay dos cosas fundamentales que nos unen: nuestro convencimiento acerca del potencial académico extraordinario de esta institución, que tenemos que salvaguardar para Chile y su futuro, y el cariño enorme y profundo por la institución a la que hemos dedicado nuestras vidas.

Chile enfrenta retos de significativa importancia para su futuro, los cuales tienen que ver con el logro de mayor productividad, crecimiento e inversión, como también con la necesidad de mejorar en nuestros estándares de equidad. No hay posibilidad de resolver una de estas ecuaciones sin atender suficientemente las condiciones que coloca la otra. Y la respuesta pasa en gran medida por la atención que tenemos que poner en la formación del capital humano y la generación del nuevo conocimiento que demanda la dinámica del mundo actual. Requiere ello también el acerca cada vez mas nuestro quehacer hacia la empresa y al sector publico, para buscar allí las preguntas y poder también allí reflejar la pertinencia de nuestro trabajo. Se trata de brindar al proyecto país una oportunidad cierta, a la que nosotros podemos contribuir en forma decisiva.

Quiero desear al nuevo decano, profesor Francisco Brieva, lo mejor en el desempeño de este nuevo desafío, que sabrá cumplir con creces. Pero no solo los deseos, sino el compromiso del rector de trabajar aunadamente, para seguir engrandeciendo y proyectando la labor de esta gran facultad, y para maximizar el aporte desde esta casa hacia el resto de nuestra institución. Buena suerte y éxito, Francisco!!

Muchas gracias.

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