Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de entrega de la Distinción Medalla Rectoral al Doctor Ernesto Kahan, Premio Nobel de la Paz 1985.
(Transcripción)
Sean mis primeras palabras para agradecer al Doctor Kahan por esta visita que nos honra y que nos distingue.
Él ha venido aquí a plantear sus ideas provocativas e importantes, especialmente en el contexto de los debates que también tienen lugar en estos días en nuestro país. Y ha venido al lugar preciso, a una universidad a plantear estas ideas, porque ellas sirven también para alimentar nuestros propios saberes y padeceres en las discusiones corrientes y futuras. Yo creo que hay mucho de lo que yo he escuchado de mis colegas médicos profesores, que está implícito en lo que usted ha planteado en términos de los principios básicos de una reforma que, al mismo tiempo de promover eficiencia, sea capaz de promover el humanismo que en esta Universidad es uno de sus pilares más fundamentales en su trabajo y en su proyección.
Yo quiero agradecerle su visita. Pero quiero agradecer sobre todo lo que ella significa, y lo que ella puede dejar en términos, también, de provocar una buena convocatoria para este movimiento de médicos por la paz que a mí me parece que es parte importante de la medicina, porque creo que todos los que no somos médicos consideramos al médico mucho más allá que un prestador de servicios. Lo consideramos también, con un liderazgo social y una persona que tiene mucho que decirnos respecto a cómo cuidar la vida en una forma integral. Pienso que lo que usted ha hecho, por lo cual ha sido tan bien distinguido, y lo que nosotros podemos hacer en esa dirección, especialmente educando a nuevas generaciones de médicos en esta inspiración humanista y de servicio, a mí me parece que es tremendamente importante. Por eso quiero agradecerle su visita y dar, por lo tanto, justificación plena a la distinción que le hemos entregado.
Esta Universidad, y usted bien lo sabe Doctor Kahan, es su casa. Y desde luego, como académico que usted es, será siempre aquí muy bienvenido.
Muchas gracias a todos ustedes por acompañarnos esta mañana.