Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Distinción al Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile más destacado del año.

(Transcripción)

Desde luego, yo quería estar en esta ceremonia. Conozco muy bien a Hans Eben, y conozco muy bien lo que ha hecho nuestra ICU (1) por ya bastante tiempo en la Facultad.

Yo fui Decano de la misma por cuatro años, y tuve la oportunidad de trabajar con varios directivos de la ICU en varios programas. Y me recuerdo uno de ellos, cuando Roberto Fantuzzi (2) un día llegó a mi oficina a decirme que a él le parecía que algo había que hacer con aquellos estudiantes de menores recursos de la Facultad, y que había que poner un fondo a disposición para poder, al menos, darles alimentación en la Facultad a muchos de ellos: nuestros estudiantes más pobres. Hans Eben fue uno de los que primero adhirió a esa idea. Una idea solidaria, una idea que tuvo éxito, una idea que reflejaba en el fondo que la ICU no es solamente una entidad destinada a dar premios anualmente, sino que también una entidad destinada a entregar, también, parte de lo que ha recibido en la Universidad.

Yo por eso quería estar, para decirle a Hans cuan importante es su apoyo y el de tantos otros de esta Institución. En esta Facultad, a veces con mucho esfuerzo, pero generalmente con mucho éxito, se forman muy buenos profesionales con un sentido de país, con un sentido de solidaridad; pero también, con un sentido de la eficiencia y de lo que nosotros tenemos y debemos hacer por la empresa y el buen sector público. Esa tarea, es una tarea que nos ha comprometido a todos durante muchos años. Compromete, ciertamente, al nuevo Decano de la Facultad, el Prof. Joseph Ramos, y nos sigue comprometiendo, porque aquí creo que lo más importante es que la ICU constituye para nosotros también un derrotero; porque constituye nuestra memoria de aquellos que han salido de esta Facultad, pero que continúan ligados a ella. Eso es una inspiración que, quien dirija esta Facultad, no puede olvidar ni dejar de lado. Es por eso que creo también, que esta reunión anual en la que se premia al mejor Ingeniero Comercial, tiene ese significado: la señal hacia la Facultad, la señal hacia donde hay que ir, la señal de qué es lo que tenemos que enfatizar, y además, que nos pone en contacto con tanta gente relevante de nuestra Facultad, ligados a ella y a las actividades que desempeña en el mundo empresarial, en el sector público, en el sector político.

Aquí se ha nombrado la lista de quienes han recibido este premio anual, y ciertamente es una lista que constituye, realmente, una enumeración de la mejor gente que ha producido la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, y hay muchos otros en la espera.

Sin embargo, y quiero proponerlo al Directorio, este premio, que se llama el "Premio al Mejor Ingeniero Comercial", debe ya adquirir una personalidad, porque ya tiene una historia. A mí me parece que los premios deben tener nombres, los premios deben tener inspiraciones que fundamenten lo que son, lo que representan, y probablemente, darle un nombre a nuestro premio, "El Mejor Ingeniero Comercial", es una idea pertinente. Pero, sobre todo, darle el nombre de quien también ha sido premiado y de quien desapareció muy tempranamente entre nosotros, que ha constituido un ejemplo por su vida profesional, por su vida íntegra, por su vida de joven sacrificado durante sus estudios. Yo quiero proponerle al Directorio que el nombre de este premio, de aquí en adelante, sea el de "Claudio García, Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile".

Con ello, se da una señal muy importante hacia nuestros jóvenes, hacia quienes se están educando aquí, a poca distancia de este salón de acto, porque Claudio García fue un excelente estudiante, un excelente profesional, pero, sobre todo, un excelente ser humano. A mí me parece que ese es el homenaje que le debe la Asociación de Egresados a uno de sus miembros más destacados y, por cierto, la Universidad, a uno de sus alumnos más destacados.

Quiero, junto con esto y para terminar, desearle a Hans lo mejor. Me alegro mucho de verlo junto a su familia y a su señora madre, porque él es, y aquí lo prueba, un ser humano de magníficas proporciones. La Facultad se debe sentir tremendamente satisfecha y orgullosa de tenerlo y de contarlo entre sus egresados, el cual es destacado por sus pares como el mejor del año, y probablemente, el mejor de muchos años.

Felicidades Hans, y muchas gracias a todos ustedes por estar acá.

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