Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Graduación de la Escuela de Enfermería.

(Transcripción)

Es cierto lo que decía el Vicerrector de Asuntos Académicos (1); pocas veces se reúnen cuatro autoridades de la Universidad, más la Directora de la Escuela (2), para estar presentes en una graduación. Y es que es muy importante, primero, verlos desde acá arriba que se ven tan hermosas y hermosos, luego de haber cumplido con todas las etapas y todas las fronteras que les hemos colocado. Pero es porque, además, les hemos venido a decir que ustedes tienen particulares tareas que cumplir con nosotros todavía. No hace mucho fueron seleccionados para esta Universidad, del 5% superior de la distribución de puntajes de la Prueba de Aptitud Académica, de los mejores estudiantes de Chile; y han pasado por ésta, que es la mejor Universidad de Chile, para que sean los mejores profesionales de Chile, y esa es una tarea importante. De acuerdo a la alegoría de nuestra Directora, los hemos golpeado, los hemos puesto en un horno, les hemos pintado y los hemos vuelto a poner en un horno para transformarse en estas tacitas y tazones que esperamos que luzcan brillantes, bellos por siempre, porque son tacitas y tazones que representan lo que hace esta Universidad. Esperamos de ustedes la mayor excelencia en lo que hagan; esa es la tarea número uno, porque ustedes están preparados no para ir al montón, como bien lo ha hecho Viviana; ustedes están preparados para ser los mejores, para ser los líderes, para que los copien, para que traten de imitarlos, como tantos otros tratan de hacer con la Universidad de Chile y con esta carrera. Excelencia esperamos de ustedes, porque esta Universidad vive y vivirá del prestigio de su gente; nosotros producimos los mejores profesionales, producimos también -y que no se desconozca- los mejores académicos, producimos los mejores programas y las mejores ideas en docencia y en investigación. Tomen cualquier indicador -que no sean, por cierto, los avisos en colores en El Mercurio o en otros periódicos- sino los indicadores de verdad, de vida académica, de trabajo académico, de producción académica, y ésta es innegablemente la mejor Universidad, y ésta es la mejor Facultad, que lleva más de 160 años haciendo esto. Ese es el peso y la responsabilidad que ustedes se llevan ahora junto con ese certificado y esperamos, por tanto, que ustedes permitan con lo que ustedes hagan allá afuera que esta Universidad siga hacia el futuro teniendo esa misma fortaleza, ese mismo respeto, esas mismas cualidades que hoy día todos reconocen, cual más, cual menos.

Por cierto que también esperamos -y esa es una segunda tarea- pertenencia; un egresado de la Universidad de Chile no es alguien que vino acá, compró algo y se fue; un egresado de la Universidad de Chile sale con su corazón teñido de azul, y sale dispuesto a defender su Universidad, porque lo que pase en esta Universidad de aquí hacia adelante les importa a ustedes, a lo que hagan todos los días. No son simplemente enfermeras o enfermeros, es más importante que eso, ustedes son y serán enfermeras o enfermeros de la Chile y, por tanto, lo que ocurra con la Chile es lo que ocurre con la casa de uno: siempre importa lo que allí ocurre y ustedes, sin ninguna duda, tendrán que volver, porque además las cosas cambian con tanta rapidez, el conocimiento avanza tan aceleradamente, que ustedes tendrán que volver a su Escuela a preguntar; y es bueno que lo hagan, porque así nos permiten a nosotros también saber cuáles son las preguntas y qué tenemos que responder en nuestro trabajo.

Pero aún una tercera tarea es la ética, y también se ha mencionado. Hoy vivimos en una sociedad tremendamente confrontada en el terreno de las ambiciones materiales y los valores, y nosotros queremos que nuestros egresados, y ustedes muy especialmente, den el ejemplo en el comportamiento ético; en cómo las cosas se deben hacer con respeto, con valores, con significancia mucho más allá de las cuestiones materiales y específicas.

Pero además ustedes se llevan una cuarta responsabilidad, que yo creo que es muy importante reseñarla hoy día. En esta Universidad producimos profesionales y a lo mejor alguien puede decir, claro pero otras universidades también producen profesionales, y es cierto; hay muchas instituciones que producen profesionales. Ahora, nosotros producimos los mejores, con nuestros mejores académicos, tratamos de hacer lo mejor posible, y creemos que en eso no hay discusión. Pero hay un sello que sí debe ser distintivo: es el sello del servicio, el sello del respeto por las personas. Ustedes están destinados a ser servidores públicos, además de ser profesionales de excelencia en lo que hagan. Y eso, ¿qué significa? Significa que ustedes tienen una labor mucho más allá de recuperar los retornos de la inversión que han hecho, es una labor de servir al ser humano; y ustedes son principalmente -y creo que por eso nos hemos congregado todos acá, más que en muchas otras carreras de la Universidad- las que llevan ese sello del humanismo que es esencial en una Universidad verdadera. Ese sello y esa responsabilidad de servicio es de ustedes, y ustedes nos representan allá afuera en eso. Por lo tanto, queremos que sean ciertamente los mejores, los más eficientes, los más efectivos, pero también los más humanos. Ustedes, que tendrán que ver con tanto sufrimiento, que tendrán que ver con los momentos angustiosos de personas, de familias; ustedes, que tendrán que toparse con eso, que a lo mejor es la parte indeseable de la vida, pero es parte de la vida, no se olviden nunca que se han formado en una Universidad donde hemos procurado dar el ejemplo de respeto por el ser humano y darle ejemplo de servicio a nuestros semejantes. Creo que esa es la mejor tarea que pueden llevarse, y por favor -estamos seguros- represéntenos bien. Es lo que esta vieja Casa espera de ustedes; que tengan mucha suerte, mucho éxito, mucho futuro, y vuelvan siempre acá.

 

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Notas
1. Prof. Mario Sapag.
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2. Prof. Macarena Valdés.
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