Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en, Ceremonia de Inauguración del Centro de Estudios Pedagógicos.

(Transcripción)

El proyecto de ley enviado al Congreso Nacional recientemente señala que se restituye a la Universidad de Chile el Liceo Manuel de Salas. Creo que en ese acto, que es una decisión política, se refleja en parte mínima lo que han sido las aspiraciones de esta Institución durante muchos años. Cuando se implementó la destrucción de esta Universidad y se llevó a cabo su desmembración a lo largo del país; con eso se atacó su dignidad, pero además se le imposibilitó de seguir efectuando la contribución que históricamente hizo en muchas disciplinas y en el campo de las pedagogías eso significó una mutilación muy importante de un quehacer, que para una Universidad que se declara nacional y pública es un quehacer esencial.

Siempre he sostenido, y lo sostengo hoy día nuevamente, que esta institución nacional y pública no debe solamente tener las pedagogías como un elemento accesorio, sino como un elemento fundamental en su quehacer, en su desarrollo estratégico; es la única manera también de poder cuidar el desarrollo futuro de la Institución. Porque, ¿qué sería de esta Universidad si todos los profesores fuesen formados simplemente en el sector privado? Aquí hay un compromiso que tiene que ver con las competencias de la Institución y con su definición nacional y pública y considero, que eso es lo fundamental que está ocurriendo en este acto.

Lamento que no este aquí la principal autoridad educacional del país porque este no es un acto marginal, esto no es un centro más que se inaugura de los tantos que se inauguran en tantas partes. En este lugar hay un acto central porque lo importante de éste no es tanto el edificio mismo, sino lo que somos capaces de poner dentro del edificio y lo que somos capaces de poner en la mente de nuestros estudiantes que son de los mejores en el ejercicio que mañana deben realizar en la educación chilena.

Este es un acto importante no sólo para la memoria de la Institución, ya muchas veces se nos acusa de que nosotros vivimos del pasado, que ese pasado ya murió, pero aquí hay una cuestión tan fundamental para el alma de la Institución, que es el desarrollo del trabajo que se hace en esta Facultad y que hay que estimular. Que tiene que ver con el reasumir de una manera muy efectiva lo que es el alma de la Institución y lo que es la esencia de su tarea nacional y pública. No hay tarea nacional y pública de la Institución si no hay un compromiso efectivo con el desarrollo de la educación y la formación de profesores.

Conocí este proyecto por azar, siendo miembro del jurado, y me recuerdo que una de las primeras discusiones fue la pregunta de por qué la Universidad de Chile postula a un proyecto en las pedagogías si ya no tiene pedagogías. Y me recuerdo que frente a ese argumento existió la posición sólida, transparente y comprometida del Prof. Sergio Nilo que estaba allí, y por eso creo que este edificio le debe mucho a él y también a la Prof. Lucía Invernizzi quien fue la que empujó esto con la energía que le conocemos y que es capaz de demoler tantas oposiciones. Pero Sergio Nilo fue un alma inspiradora, un motor, un hombre convincente, comprometido y que con sacrificio sacó mucho de los proyectos adelante. Desgraciadamente no está con nosotros, pero recordarlo en este momento es un deber, es un deber porque Sergio fue una de las personas que en la Institución manifestó un claro compromiso por retomar la tarea de formación de profesores y nuestro compromiso con la educación.

Este acto de inauguración debe servirnos para reafirmar nuestro propósito de comprometernos con las pedagogías, las cosas en la Universidad y particularmente en esta Facultad se hacen con enorme sacrificio, porque estamos como lo ha dicho Miriam (1), en un ambiente desafiante y quizás hostil y a la Universidad le cuesta mucho hacer aquellas cosas que en otros ámbitos deben ser definidas como un buen negocio, pero que creo que es fundamental hacerlo. Esta Universidad podría dedicarse solamente a otras cosas más rentables, económicamente más fructíferas, pero el alma de la Universidad se compromete con aquellas que tienen que ver con los destinos del país independientemente de sus retornos financieros, nos interesan los retornos sociales, los retornos políticos, el impacto que tiene en el sentido de país en el largo plazo. Por eso creo que el compromiso con la educación debe subsistir, no sólo como una forma retórica de dejar contentos a todos los que habitaron alguna vez en el Instituto Pedagógico, sino en un sentido de futuro, en un sentido de la Universidad que queremos que debe ser: una Universidad completa.


El paso siguiente es la conformación del Instituto de Educación de la Universidad de Chile. Tenemos que ser capaces de convocar a tantos y a tantas estudiantes que dispersos en la Universidad puedan contribuir a fortalecer lo que estamos haciendo. Conozco a muchos de los egresados de nuestros programas, que son del mejor nivel y del mejor estándar, sin embargo sé y me preocupa que están alimentando fuertemente a la educación privada del país. Tenemos que fortalecer también ese espíritu de servicio público que es tan importante en los educadores y que es lo que tiene que hacer un Instituto de Educación.

Por eso la inauguración de este edificio es de alguna manera una mirada al pasado que nos enorgullece, es también un sentimiento de reconocimiento a quienes han puesto su esfuerzo y quienes seguirán poniéndolo en las tareas que aquí desempeñarán. Creo que lo más importante de esta inauguración, es consolidar nuestro compromiso con la formación pedagógica y con la educación chilena, porque vaya que hay tantas cosas que hacer allí y tantas cosas que mejorar, donde no sigan pululando estos indicadores de cantidad y que alguna vez en realidad, nos preocupemos de la calidad de la educación, sobre todo de la que reciben los niños y los jóvenes más pobres.

De manera que yo no tengo otra cosa que hacer que expresar mi alegría por este acto, pero lo veo como un acto que formaliza algo, que compromete cosas importantes en la cual todos tenemos que ser capaces con una mano en el corazón de mirar hacia adelante a la Universidad que sin este tipo de cosas deja de ser la Universidad que todos queremos y la Universidad que necesita Chile.

Muchas gracias, felicitaciones Sra. Decana por este acto, realmente nos conmueve y creo que es una cosa importante que marca un hito que a lo mejor espero algunos años más tarde se recordará como un salto fundamental en un cambio que a pesar de que no se ha querido, es un cambio que nosotros hemos buscado a pesar de tantos que se han opuesto.

Gracias a todos ustedes por estar aquí esta mañana.

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Nota
1. Miriam Zemmelmann. Directora del Centro de Estudios Pedagógicos.
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