Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en, Ceremonia de Graduación de Ingenieros Forestales.

Estas ceremonias que tienen lugar corrientemente en este lugar tan histórico que es el Salón de Honor de la Universidad de Chile, tienen siempre ese hálito tradicional de ser la despedida; la despedida no sólo de la universidad después de cinco, de seis o siete años, dependiendo de los casos, de esfuerzo tras un título, de esfuerzo tras lograr traspasar todas las barreras, pequeñas y grandes, que siempre se interponen entre el estudio universitario y la consecución de ese cartón. Pero también en gran medida es una ceremonia en que se despide tradicionalmente de la educación formal, después, quizás, de unos 17, 18 o 19 años de estudios desde que se comenzó con la básica pasando por la media hasta los estudios universitarios. Y era entonces frecuente que en estos actos, en este Salón de Honor, nuestros Coros entonaran la canción del adiós y así existiese entonces ese sentimiento de despedida, de marcha desde la universidad, de un hasta nunca, no es cierto, y que les vaya muy bien. Pero la verdad es que las cosas han ido cambiando profundamente. Hoy nadie se va nunca de la universidad, tal como hoy día nadie puede esperar tener un trabajo de por vida, tampoco nunca nadie se va al mercado laboral sin tener que volver periódicamente a las instituciones de investigación o a las instituciones de educación superior a buscar una reafirmación de lo que ya sabemos, o la búsqueda de lo que no sabemos que está ocurriendo. Es cierto, las universidades hemos ido cambiando nuestro enfoque; hoy día ya no somos las instituciones aquéllas que concentraban todo su esfuerzo en la formación profesional. Hoy día gran parte de nuestro trabajo, sobre todo en esta Institución, se orienta hacia el postgrado, porque en el postgrado está justamente la investigación que se dirige a resolver los problemas que enfrentan ustedes en el mundo laboral. Pero también es en el postgrado donde se entrenan nuevas vocaciones académicas que a nosotros nos interesa promover para ir reemplazando aquello que tenemos que reemplazar permanentemente, que son nuestras capacidades de enseñanza, de creación y diseminación del conocimiento. Hay un cambio, pues, muy importante en el concepto de universidad. Hoy día nuestro trabajo está inundado por el concepto de educación permanente, y hoy día, permanentemente y por lo mismo, tenemos que recibir a tantos y tantas que se han graduado, de esta Institución y de otras, en la búsqueda de un qué ha pasado nuevamente. Y quien no está en esa búsqueda está quedando siempre atrás en su realización profesional, en sus aspiraciones de progreso en lo profesional y también en lo personal. Y la universidad, por lo tanto, ha tenido que ir cambiando el concepto de estas ceremonias desde una despedida final y triste, hasta el concepto de hacer un alto en el camino mientras ustedes van allá afuera y perciben lo que está pasando para que más tarde vengan a hacer las preguntas que corresponden a quienes tenemos la responsabilidad de buscar, o al menos intentar buscar, las respuestas.

Pero también está cambiando el concepto del mundo laboral. Hoy día, de acuerdo a las estadísticas, no hay ningún profesional que se cambie menos de unas 4 veces en su vida laboral de sitios de trabajo, porque lo efímero de la empresa está siendo una evidencia cada vez más cierta, porque las necesidades de progresar en el mundo lo hacen a uno ir cambiando, ciertamente, en sus relaciones laborales, y porque además, existe otro fenómeno que hoy día es crecientemente importante, como lo es el fenómeno de la especialización. Y cada vez que uno estudia más y pregunta más, se especializa más, y, en consecuencia, las posibilidades y probabilidades de cambiar su ubicación laboral son cada vez mejores. De manera que muchos de ustedes que hoy día van a ciertas empresas en un país como el nuestro, probablemente mañana estarán en otras empresas, quizás también en otros países.

De manera que la dinámica con que ustedes egresan en esta primera década del siglo XXI, es una dinámica totalmente distinta de aquélla que primaba hace 20, 30 años atrás en esta Institución, y deseable que así sea. Las cosas están cambiando para bien, la dinámica del cambio es importante, para bien, sobre todo en el desempeño de lo que ustedes hacen que tiene tanto que ver, como el señor Decano (1) ha destacado, con el bienestar del país, con el desarrollo integral, con la protección del medio ambiente, con el entendimiento de un desarrollo equilibrado y sostenible, concepto que quizás todavía no logramos aquilatar en su exacta dimensión.

De manera que mi misión acá es, aparte de felicitarlos por haber traspasado todas las pequeñas y grandes barreras y la de, ciertamente, desearle el mayor de los éxitos, es también decirles que los estamos esperando de vuelta prontamente, porque habrán muchas preguntas que todavía nosotros no sabemos y que ustedes probablemente se encontrarán. Cuenten con esta institución que, como siempre ha sido, busca permanentemente nuevas respuestas frente al desafío de las nuevas preguntas. Y en el intertando, llévense ustedes tres responsabilidades fundamentales. La primera, es que muestren allá afuera la eficiencia, la capacidad, la pertinencia del trabajo de los profesionales de la Universidad de Chile. Nosotros no tenemos el liderazgo sólo porque alguien haya dicho que la Universidad de Chile es la mejor institución o, a la sazón, una de las primeras 500 universidades del mundo. Nosotros somos lo que somos gracias a nuestros profesionales, a su capacidad de liderazgo, a su capacidad de conducir y, como muy bien dijo el Decano, no seguir las ideas de otros, sino ser capaces nosotros de ser artífices de ideas nuevas, de propuestas nuevas para marcar efectivamente aquéllo para lo cual ustedes han sido preparados, para conducir las cosas, la orientación de su trabajo, hacia los nuevos cambios y hacia las nuevas preguntas, hacia la modificación permanente en las tecnologías y en el hacer.

Pero también una segunda responsabilidad muy importante, precisamente por ser ustedes egresados de la Universidad de Chile tienen que mostrar allá afuera también el sentimiento de la solidaridad, del compartir, del entregarse a los demás, no sólo todo por un signo peso, sino también porque se lleva aquí adentro algo bien puesto que se llama corazón y que tiene que ver con la necesidad de entregar también a los demás, aquello que de alguna manera otros han entregado o entregarán por nosotros. Ese sentimiento humanista, solidario, es parte fundamental de lo que se educa en la Universidad de Chile.

Y la tercera tarea es, por cierto, querer a esta Institución, porque aquí uno aprende mucho, como ustedes lo han dicho, de integrales y derivadas, mucho de las concepciones tecnológicas, mucho de lo que es el hacer y posiblemente también del hacer humanista de nuestra Institución. Pero aquí también, al final del día, se aprende mucho teñir el corazón de azul y a salir de aquí con la camiseta puesta de la universidad, a defenderla siempre frente a tanto embate, porque sabemos que defender a esta Institución es defender a Chile, es defender la calidad de la educación chilena y es defender el futuro presente y promisorio para tantos otros como ustedes, que llegan hasta acá a buscar una formación real con una posibilidad real de poder desenvolverse como personas y como profesionales.

Todo el éxito del mundo por ustedes, que les vaya muy bien. Los vamos a estar esperando de vuelta. Muchas gracias.

 

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Notas
1. Profesor Guillermo Julio Alvear, Decano de la Facultad de Ciencias Forestales.
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