Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Firma de Convenio con la Asociación Chilena de Seguridad.

(Transcripción)

Llegamos a esta reunión con un profundo entusiasmo por el camino recorrido desde la fecha ya lejana en nuestros días de rápidos progresos en todas las materias, cuando en 1995 los empleados públicos fueron adheridos a la ley de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. En aquel entonces, poco conocíamos de esta legislación, nuestras tasas eran altísimas y el concepto de la prevención, que se basa fundamentalmente en aplicar medidas tanto en el ambiente humano como físico para evitar la ocurrencia de siniestros, era desconocido prácticamente en nuestra Universidad.

Manifestamos la voluntad de comenzar a tomar verdaderamente esta problemática en el año 1998 y sólo desde el año pasado contamos con un profesional dedicado a ejecutar labores de asesoramiento a las distintas facultades e institutos en un ámbito que para nosotros es tan importante como éste. He solicitado el diseño de un plan de prevención global con especial cuidado en los aspectos estratégicos, logísticos, de evaluación y asesorías y de capacitación que se aplique a toda la Universidad y con particular intensidad en las áreas que para nosotros resultan más delicadas. Este trabajo ha ido rindiendo sus frutos, lo cual esperamos se incrementará en la medida en que se profundice el apoyo en las diferentes facultades e institutos junto con el Hospital Clínico y otras dependencias de nuestra Corporación.

En este último período se han logrado varias metas, por ejemplo, se han realizado asesorías de evaluación de riesgo, se ha creado nuestro primer Comité Paritario de higiene y seguridad de los Servicios Centrales cuyo funcionamiento ha sido exitoso. De reciente creación, del mismo modo, ha sido también el de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas y del Instituto de Tecnología de los Alimentos. Así también esperamos a la brevedad crear los comités por Campus, siendo el primero en nuestras expectativas el del Campus Sur Antumapu. Daremos fuerte impulso a la constitución de estas instancias participativas, porque ellas reflejan una voluntad en la cual hemos manifestado nuestro apoyo a esta gestión de participación técnica a través de los Comités Paritarios. Lo más importante de estos cambios que han estado ocurriendo es el lento, pero efectivo cambio cultural que está ocurriendo en esta materia en la Corporación y que tenemos que profundizar, no sólo porque ello conlleva elementos de costo que son importantes para la ejecución de nuestras tareas universitarias, sino también porque ésta, como señalé en un minuto, es una gestión que debe poner énfasis en el rol del hombre, en el rol de la persona, en el respeto por los funcionarios y profesores y, por lo tanto, esta es un área que resulta particularmente crítica en ese respecto.

Hoy cotizamos aproximadamente 420 millones de pesos anuales, nuestras tasas de accidentabilidad se han ido normalizando de acuerdo al tipo de actividad que realizamos, considerando la exigibilidad actual de tasa que ha bajado de 45 a 32%. Hemos capacitado a más de mil funcionarios y académicos en la Institución, hemos regularizado en facultades y unidades críticas -desde el punto de vista de su siniestralidad-, los procedimientos administrativos de denuncia, y esperamos que cada accidente sea investigado y que se tomen las medidas correctivas que de esa investigación se deriven. Cada unidad deberá en este contexto hacerse responsable directamente de las consecuencias de sus propias políticas y cuidados en esta materia.

Por otra parte, la asignatura de prevención de riesgo que implique docencia e investigación, también deberá en un futuro no lejano, mucho más cerca que lejos, ser obligatoria en toda la Universidad; para ello las facultades contarán con la asesoría y colaboración de nuestra oficina de prevención de riesgo. Pensamos que de esta manera no sólo estamos esparciendo aún más la cultura de prevención en la Institución, sino que seremos capaces también como una Universidad nacional que somos, de ejercer una labor en la creación de una cultura de prevención hacia afuera de la Universidad por medio del trabajo de nuestros profesionales en los mercados.

Lograr con el tiempo que las tasas de siniestralidad disminuyan significará otra protección para los funcionarios de la Universidad, un aumento de la productividad y, por lo tanto, que el costo del seguro en términos relativos sea el mínimo, siendo, finalmente, porque no decirlo, otra ventaja comparativa para nuestra Casa de Estudios y un aporte para el país, ya que podremos enseñar nuestra experiencia y conocimiento preocupándonos siempre de las áreas de la Universidad donde el progreso sea más lento y apoyando sustancialmente aquellas en donde se han mostrado avances.

Podríamos estar satisfechos con lo avanzado, sin embargo, la inspiración de esta administración es no estar satisfechos nunca con lo avanzado. El alto concepto humanista que tratamos de inspirar en todas nuestras acciones, es la gestión que debe tener como centro al hombre, a la persona, su salud física y mental, el hacer grata y libre de peligro la actividad laboral, hacer una comunidad sana que sirva con calidad a nuestros alumnos, a los futuros dirigentes de esta sociedad y, en definitiva, a Chile.

Así como somos líderes en la educación chilena aspiramos también a ser la imagen preventiva para todo el sector público. Esa es nuestra ambición estratégica en esta área, queremos resultados que no se midan solamente en índices, sino también en el mejoramiento de nuestra cultura. Incluiremos este año en la evaluación funcionaria la variable predisposición a las normas preventivas, daremos así un impulso cualitativo y cuantitativo a la creación y profundización de una cultura de la seguridad que tanto significa desde el punto de vista de las personas como desde el punto de vista de la mejor gestión institucional. Para ello emplearemos todas las metodologías que sean necesarias: cursos, seminarios, actividades de intercambio; y queremos con ello llegar a cada funcionario, a cada académico y también a cada uno de nuestros alumnos sin, naturalmente, exceptuar a cada uno de quienes son responsables de estas tareas en las distintas unidades académicas y administrativas.

Esta gestión debe ser entonces por definición profundamente participativa, y llamo a los encargados de las distintas unidades de la Universidad a que empleen esto como el mandato, el lineamiento con el cual deberemos seguir trabajando. No somos una Institución que cuente con todos los medios financieros para enfrentar esta actividad como probablemente se merece en otros escenarios, contamos para suplir esta necesidad con nuestra voluntad con la mejora que estamos introduciendo en la gestión en distintos ámbitos y también con la alianza y el apoyo que ha comprometido nuestro organismo administrador la Asociación Chilena de Seguridad que reconozco y agradezco, apelamos a la creatividad y al apoyo de todos ustedes sobre todo facilitando la ejecución de las medidas correctivas que siempre serán urgentes y necesario estimular.

Tenemos una enorme y entusiasta tarea para estos años, comprometo mi apoyo entero sin reservas a tomar esta gestión envolviéndome en todo lo que sea necesario para dar las señales, no sólo respecto a la importancia que esta materia tiene para la Universidad de Chile, sino también para el compromiso que las autoridades debemos tener personal y directamente para poder implementar todas las tareas que conduzcan a los resultados que se buscan en el mediano y largo plazo.

Muchas gracias.

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